domingo, 9 de diciembre de 2018

Los achaques de una Constitución con cuarenta años.


El Rey Juan Carlos reaparecía el pasado jueves como figura clave de la Transición en el 40º aniversario de la Constitución. En apenas cuatro días, protagonizó tres actos.  Comenzó con una recepción en el Palacio Real de El Pardo, ofrecida por Felipe VI y Juan Carlos Iº para la conmemoración del aniversario de la Carta Magna, encabezado por los presidentes del Congreso y del Senado, Ana Pastor y Pío García-Escudero. El martes, el rey Juan Carlos y doña Sofía asistieron a la exposición “Democracia 1978-2018”, en el Caixaforum de Madrid, inaugurada desde el 5 de diciembre hasta marzo. En su discurso de inauguración de la exposición “40 años de Diplomacia”, en la Casa de América, Felipe VI quiso resaltar el papel de don Juan Carlos “en la imagen y el peso exterior de España” durante estas cuatro décadas, y no dudó en recordar que su padre fue “testigo y partícipe directo en todo este proceso” tras el que España se ha convertido “en un país de referencia en la vida internacional”. De esta forma se disipaban las dudas suscitadas en torno a si el Rey emérito estaría o no el 6 de diciembre en el Congreso. La Casa Real no quiso repetir la ausencia del año pasado, en el ensayo general de las cuatro décadas, lo que entonces se tildó, en la mayoría de medios, como un “error” y, en esta ocasión, don Juan Carlos estuvo como gran artífice de la transición de la dictadura a la democracia y a la monarquía parlamentaria. En los últimos días, el Rey emérito había vuelto a acaparar titulares en las páginas de la prensa, al fotografiarse con el heredero de la corona saudí, donde se desplazó para asistir al Gran Premio de Fórmula 1. El viaje no programado para esa reunión, en la que el exjefe del Estado estrechaba la mano del que está considerado por toda la comunidad internacional como el mayor responsable del asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, volvía a llegar en el peor momento. Lo que no fe un impedimento para que recibiera en Las Cortes, el aplauso de la mayoría de diputados.

  Los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, recibieron el aplauso de las Cortes.

Felipe VI reivindicó el espíritu de la Constitución, “el mayor éxito político de la España contemporánea”, que supone “el gran pacto nacional de convivencia entre españoles por la concordia y por la reconciliación, por la democracia y por la libertad”. Lo hizo desde la tribuna del Congreso de los Diputados y bajo la atenta mirada de su padre, el rey Juan Carlos, de su madre, la reina Sofía, y de los padres vivos de la Constitución. El Rey, que a lo largo de este año ha insistido en que el aniversario constitucional tendría la celebración y el reconocimiento que merece, no dudó en reiterar “su respeto y compromiso” con la ley de leyes, que además de “institucional”, dijo, “es personal y moral”. Citó en muchas ocasiones a los ponentes constitucionales y brindó guiños a los tres que pudieron acudir a la Cámara, José Pedro Pérez-Llorca, Miguel Herrero y Miquel Roca. El jefe del Estado se dirigió a sus señorías para recordar que la de 1978 “no es una Constitución más de nuestra historia”, sino que se trata de “la primera que no divide a los españoles, sino que los une, que los convoca para un proyecto común y compartido, para una España diferente y nueva”. Y a ese espíritu, fundamentalmente de unión y reconciliación, se refirió en muchísimas ocasiones. “Valores e ideales” que no se deben olvidar ni desvirtuar, sino que deben ser “reivindicados con toda legitimidad”, igual que el proceso de la transición de la dictadura a la democracia, “del que debemos sentirnos auténticamente orgullosos”.
3. El 

      El Rey Felipe VI, junto a la Reina Letizia, la princesa Leonor (2d) y la Infanta Sofía, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. 

Felipe VI supo poner el acento en la necesidad de “resolver los conflictos y las discrepancias a través del diálogo”, siempre “respetando las leyes de los derechos de los demás” y sin “imposiciones ni exclusiones”. Y volvió a repetir la misma idea al referirse al presente: “Transcurridos ahora 40 años, podemos decir que, bajo la vigencia de nuestra Constitución, España ha vivido el cambio político, territorial, internacional, económico y social más profundo y más radical de su historia”, asegurando eso sí, que la democracia está “firme y plenamente consolidada” en el ámbito político. El rey se refirió al “espíritu integrador” de la ley fundamental, una vocación que no supone “uniformidad, ni significa olvidar ni suprimir la diversidad territorial, ni negar la pluralidad”, sino reconocer a todas ellas, insistió, “en una realidad nacional común en la que caben distintos modos de pensar, comprender y sentir”. La sombra del conflicto de Cataluña volvió a sobrevolar las palabras del jefe del Estado, cuando aseguró que las nuevas generaciones se educan ya en los valores constitucionales que son, los repitió por segunda vez, “resolver los desencuentros con diálogo” y “respetar las leyes”.

El hemiciclo del Congreso de los diputados el Día de la Constitución.

Desde las filas socialistas, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, aseguraba el jueves, en la jornada dedicada a la Constitución, que “hoy es un día para dejar atrás rencillas políticas” y celebrar que hace 40 años “todos conseguimos alcanzar un sueño, el de recuperar la democracia”. Sin embargo, la portavoz en el Congreso recordaba que el PSOE es “el único partido que ha propuesto la creación de una comisión para hablar de la reforma de la Constitución porque en estos 40 años la sociedad ha cambiado mucho”. Pablo Casado, el líder del PP, señalaba que utilizaría su “mayoría de bloqueo” en el Congreso y su mayoría absoluta en el Senado para evitar que salga adelante cualquier reforma constitucional que plantee, “más por agenda propia” que por necesidad para España, una reforma constitucional. Para el PP, la Constitución es el “mejor muro de contención” para “los enemigos de la libertad” que son “el nacionalismo excluyente” y “el populismo que va contra las libertades públicas”.  Para Ciudadanos, “la mejor reforma de la Constitución es aplicarla” aunque sí apuesta por una reforma del Senado y del modelo electoral para convertir la Cámara Alta en una verdadera institución territorial,  adaptando el sistema de representación a la demografía actual. Sin embargo, reprochó que los socialistas quisieran reformar la Carta Magna para “encajar al nacionalismo”. 

Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en el Congreso de los Diputados.

Pero, más allá de las palabras e imágenes oficiales muy pronto se oyeron y vieron gestos y palabras que reprochaban los achaques de una constitución de 40 años que precisa parches, remiendos y cambios para seguir vigente. Unidos Podemos recibió a los reyes sin aplausos, ni salud, ni corbata, pero luciendo un pin republicano. Y, una vez dentro de la Cámara, evitaron el aplauso tanto a Felipe VI como al rey emérito. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, criticó el “decepcionante” discurso del Rey Felipe VI porque no tuvo en cuenta “el protagonismo de la gente” en la llegada de la democracia a España, ni hizo referencia “a la corrupción ni a los privilegios” de los que goza, a su juicio, la monarquía. Recordó que hay artículos de la Constitución que no se cumplen y mencionó la corrupción y a “quienes se jugaban la vida y la libertad por traer la democracia”, valorando el discurso del Rey como “decepcionante”, aunque con “matices interesantes”. Así lo aseguraba en declaraciones a los medios de comunicación tras los actos institucionales, de los que también rechazó la ovación “sobreactuada” que le dedicaron todos los diputados, menos los de Unidos Podemos, al Rey emérito a su entrada en el Hemiciclo. Pablo Iglesias reivindicó la necesidad que para su partido tiene España de abrir el debate sobre el modelo de jefatura del Estado. Iglesias, acompañado del líder de Izquierda Unida, aseguró que la monarquía estaba “identificada con la corrupción y los privilegios” e insistió en que, para afrontar los desafíos del siglo XXI, la Carta Magna necesitaba ser revisada. Según el líder morado, había que apostar por la justicia social y la fraternidad. “Nuestro país -dijo- afronta muchos desafíos como la lucha contra la desigualdad, el paro, la precariedad, la corrupción, el medioambiental, el territorial o la crisis europea. Para afrontar esos desafíos hay que apostar por la justicia social, la fraternidad y la libertad, y eso, en 2018, significa decir República”. A juicio de Iglesias, los diputados que aplaudieron a Juan Carlos I “con muchísima intensidad”, demostrando “su alejamiento de lo que piensa la mayor parte de la ciudadanía, que es moderna y avanzada, que no tolera la corrupción” y que “se avergüenza” de la foto que se hizo el Rey emérito con el príncipe heredero de Arabia Saudí, “presunto responsable de un asesinato execrable”.

Símbolo de la República que Podemos lució en el Día de la Constitución.

El secretario de Organización, Pablo Echenique, calificó de “vergonzosa” la ovación que los parlamentarios dedicaron al rey emérito en el Congreso para conmemorar el 40º aniversario de la Constitución. “No sabemos -dijo- si evadió impuestos, si compartió testaferro con la Gürtel o cobró comisiones ilegales y millonarias. Hoy, un Congreso que impide investigarlo le ha dedicado una vergonzosa ovación. Nosotros no hemos aplaudido. Nosotros no aplaudimos la impunidad”. Por su parte, Alberto Garzón recriminó “el relato que se impone en los actos oficiales” sobre los “padres” de la Constitución y afirmó que la Transición “no fue un modelo a seguir”. “Están ignorando e insultando a todas aquellas familias, al movimiento obrero y al PCE que en la lucha antifranquista fueron el verdadero motor de lo que supone la Constitución”, defendió Garzón. E indicó que la monarquía “no es trigo limpio” recordando que IU, junto al Partido Comunista, han presentado una querella contra el rey emérito ante el Tribunal Supremo. Al concluir el discurso del rey Felipe VI los diputados de Unidos Podemos no aplaudieron las palabras del monarca aunque permanecieron en pie, igual que en la entrada de la Familia Real al hemiciclo. Por su parte, el presidente del PP, Pablo Casado recordó que “Reformar la Constitución abre las puertas a la República”.

La Asociación de Periodistas Europeos (APE), el Instituto Quevedo de las artes del humor de la Universidad de Alcalá y la Fundación del Diario Madrid han organizado la exposición “La Constitución vista por 40 viñetistas”. Se trata de un recorrido guiado por los dibujantes gráficos sobre la Constitución desde su redacción, pactada en 1978, hasta su 40 aniversario. Es, como asegura el periodista Diego Carcedo, presidente de la APE, una historia de la prensa libre y de la concordia que la hizo posible. La exposición bebe del influjo retrospectivo de exposiciones como Galería de cronistas parlamentarios. En ella pueden apreciarse las creaciones  de los más grandes del género como Toni Batllori, Cabañas, Caín, Chumy Chúmez, Dodot, El Perich, El Roto, Fer, Fontdevila, Forges, Gallego y Rey, Gin, Guillermo, Idigoras y Pachi, Kap, Kim, Krahn, Madrigal, Máximo, José Luis Martín, Miki y Duarte, Mingote, Martinmorales, Mauro Entrialgo, Mena, Nieto, Oroz, Peridis, Pinto y Chinto, Puebla, Raquel Gu, Ramón, Ricardo, Romeu, Sansón, Sir Cámara, Siro, Ulises, Vergara o Zulet.


“No hay nada que exija tanta exactitud matemática como una caricatura”, comenta el dibujante Julio Rey en el catálogo que acompaña esta muestra. Lleva razón Rey: la caricatura resume el acto de exprimir el contexto como a una naranja y embotellarlo luego en la imaginación necesaria para una viñeta. Por eso estas 40 ilustraciones forman parte del caldo que alimenta la vida democrática de un país, aquello que se verte en el vaso, siempre medio lleno, de las libertades democráticas. “Situémonos en 1978 y advirtamos que el estreno de la libertad no fue gratis y que tuvo sus costes y entendamos que algunos hábitos represivos seguían en actividad y se cebaban con los periodistas”, escribe el periodista Miguel Ángel Aguilar al momento de dar cuenta de esa bisagra que separa la aparición de la constitución de su natural convivencia con la vida democrática que aspiraba a enmarcar y que esta muestra reúne como homenaje.


“Desde hace unos pocos meses -escribe Hugo Martínez en Cuartopoder.es- la cuestión de la monarquía ocupa cierto espacio de debate. Tenemos de vuelta la sensación de crisis institucional con la pérdida de legitimidad del poder judicial -sentencia de las hipotecas, whatsapps de Cosidó…-, el colapso del poder legislativo, el escoramiento ultra de los partidos de derechas… Y en la cumbre un rey que decidió dejar de ser el rey de todos los españoles para pasar a ser el rey de la derecha española. El CIS esconde la opinión de los españoles sobre la monarquía, los jueces y partidos monárquicos blindan a Juan Carlos… y en decenas de campus universitarios y barrios de las ciudades españolas se organizan consultas sobre la cuestión monarquía o república (… ) Es innegable que, más allá del poder formal que tenga en España un rey, la monarquía es la clave de bóveda del Régimen de la Transición. Un cambio democratizador sustancial en España traerá, sin duda, república: la duda es si la idea de la república es capaz de ayudar a traer un cambio democratizador sustancial en España. Desde hace algunos meses vengo escribiendo que el cambio político necesita un “nombre” y en España el único que tenemos disponible es República, tanto por cómo se estructura el Régimen de la Transición, como por el empeño de los monárquicos en mostrarnos que su causa está necesariamente asociada a la derecha autoritaria española…



“Hace cuatro décadas -escribe David Bollero en Público, bajo el título “40 años pisoteando la Constitución”-, comenzaba un sueño levantado sobre el pilar de un consenso; cuarenta años después, se va tornando en pesadilla. ¿Qué mejor prueba de ello que la sombra de la corrupción como protagonista de los festejos, con un rey emérito encabezando la farsa? Nadie va a dudar ahora del papel que ha cumplido la Constitución. Salíamos de una terrible dictadura que tanto añora todavía esa España inserta en el electorado de Vox, Ciudadanos (Cs) o el PP, y la Carta Magna marcaba un punto de partida para la esperanza. Sin embargo, cuatro décadas de texto estático, tratado casi como sagrado, no ha hecho más que secuestrarnos, con el bipartidismo PP-PSOE primero, y la complicidad de Cs después, como secuaces de la tropelía. A medida que pasaban esas cuatro décadas más se iba pisoteando la Constitución, dejándola hoy absolutamente malograda. Ni derecho a la vivienda digna, ni derecho al trabajo, ni igualdad… la lista de derechos sigue y sigue sin que ningún gobernante haya tenido la voluntad de resolver tal despropósito. Incluso quienes se golpean el pecho como constitucionalistas tuvieron que rendirse a la evidencia cuando se aplicó el artículo 155 de esta Constitución caduca en la cuestión catalana sin saber por dónde cogerlo… Decía la papeleta de 1978 si aprobábamos el proyecto de Constitución…. y vaya si era proyecto… aún sin culminar. Llegamos a 2018 y nunca antes en estas cuatro décadas, la Carta Magna había llegado con tanta sensación de papel mojado. A la realidad de incumplimientos que ya vivíamos, se suman ahora el ascenso a las instituciones públicas de un partido como Vox que, bien envueltito en la bandera de España (con y sin pollo) escupe a la Constitución con su machismo, su racismo, su xenofobia, su homofobia, su envite contra la libertad religiosa… Por si esto no fuera otro, quienes llevan los últimos años agitando con más vehemencia la Constitución, es decir, PP y Cs, ahora se limpian el trasero con sus páginas y nos las arrojan a la cara abriendo la puerta a abrazar a la extremaderecha de Santiago Abascal (Vox). ¿Puede haber actitud más contraria al espíritu de la Constitución?... Hoy, millones de españoles nos opondremos a participar de esta farsa. Mientras nos amenazan y pretenden encarcerlarnos por llamar a la bandera trapo, otros festejan cómo llevan cuarenta años orinándose en la Constitución. Conmigo, que no cuenten”.

Sira Rego.

Sira Rego, concejala delegada de Hacienda y de Innovación Energética y segunda teniente de alcalde en Rivas Vaciamadrid, reconoce que la figura del rey nos la colaron en la Constitución del 78. “Lo que, en su momento, pudo considerarse un texto aceptable para abordar los retos de un país que salía de una dictadura atroz, finalmente se manifestó como una vía segura para consagrar privilegios que blindaban a los de siempre. Un texto útil para que las elites franquistas mantuvieran su statu quo, cuyo desarrollo además ha dejado en ‘papel mojado’ artículos que podrían haber tenido un alcance social más amplio, como el derecho a la vivienda, el trabajo, la distribución de renta, el régimen tributario justo, etcétera. Además, sirvió como envoltorio de un regalo especial a cuenta del dictador: la monarquía. Heredamos la monarquía no como quien hereda una casa en la playa o una colección de libros, sino como una carga hipotecaria infinita, pesada e impagable que pesa sobre nuestras espaldas. Un lastre propio de la Constitución del 78, votada por nuestros padres y madres, pero que nadie menor de 58 años ha podido votar. Y esto se agrava, aún más, por el hecho de que ha permanecido prácticamente inalterada y que sus dos únicas reformas no han sido sometidas a referéndum ciudadano”.  Para Sira Rego la monarquía no es cualquier cosa sino una institución profundamente anacrónica. En pleno siglo XXI, es una entidad sin sentido, sobre todo si asumimos que la democracia –como forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los y las ciudadanas– debe incluir también la prerrogativa de elegir quién debe ser nuestra jefa o jefe del estado. “No parece sensato que en la era de la tecnología y del progreso debamos fiarlo todo a la arbitrariedad genética. Directamente impuesta por un dictador fascista, la figura del rey ha representado y representa ese delicado punto de equilibrio sobre el que se asientan las relaciones del poder político y económico de nuestro país. Garante del equilibrio de fuerzas de las elites de régimen en su expresión política, económica, judicial e institucional. O lo que es lo mismo: garante de que quienes siempre han mandado lo sigan haciendo mucho tiempo después de la muerte del dictador. Atado y bien atado”.

Encuentro de Felipe VI con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman.

“No es extraño -continua Sira Rego- ver al monarca con señores del Ibex 35 abrazados fraternalmente a dictadores, como el saudí, o disfrutando de sus palacios, modelitos y veleros a costa de los casi 8 millones de euros anuales que nos cuesta Casa Real a todas y todos los ciudadanos de este país. Sin embargo, nunca le vemos en desahucios, apoyando una reivindicación laboral de trabajadoras y trabajadores, o con las perdedoras de la crisis. A fin de cuentas, ¿qué tiene que ver la familia real con cualquier familia trabajadora de este país? No conocen nuestros barrios, no saben qué es comprar a plazos, ni tampoco sufrir en su piel las consecuencias de los recortes en sanidad y educación. Nunca les afectó ninguna reforma laboral. Por todo esto, a pesar del intento desesperado por dar un papel central a la figura del Rey al calor del 40º aniversario de la Constitución, no deja de ser sintomático que organismos como el CIS lleven casi tres años consecutivos sin incluir valoración acerca de la monarquía. O que cada vez sean más las voces que señalan la erosión que sufre Casa Real como fruto de los casos de corrupción y su papel en la sociedad. Pero, sin duda, la verdadera ola impugnatoria está llegando desde abajo, desde los espacios populares y por tanto legitimados para poner el acento en una institución caduca que rechazan. Y ante el blindaje de una Constitución y unas fuerzas parlamentarias empeñadas en desoír lo que sucede en la calle, impidiendo que la agenda política contemple un debate sincero y abierto sobre el modelo de Estado y la figura de la monarquía, se están impulsando consultas populares para que sea el pueblo auto organizado quien lidere el debate y quien decida. Un proceso que viene de abajo y que es alentador, puesto que es el movimiento estudiantil –la generación post 15M atravesada por la crisis de régimen y por el desborde del feminismo– quien está liderando este nuevo sentido común republicano. Quizá sea la generación que venga a ponerlo todo patas arriba. Quizá esto sea un principio para fundar la III República”.


Sebastián Marín escribe para Cuartopoder.es el artículo “Alarma para una constitución moribunda” en el que dice: “La Constitución de 1978 llega a sus cuarenta años demacrada. El síntoma más patente de su deterioro lo proporciona la función que hoy desempeña en la vida pública. De ser, en sus comienzos, un depósito de principios, límites y promesas en el que se reconoció la abrumadora mayoría de los ciudadanos, exceptuando las poblaciones de Euskadi y Galicia, ha pasado a simbolizar hoy, para algunos, una suma fraudulenta de compromisos incumplidos, para otros, una jaula que aprisiona sus aspiraciones cívicas, y, en fin, para otros muchos, un arma arrojadiza con la que intentar excluir a minorías sociales del juego político. Son estos últimos, aglutinados en los partidos llamados “constitucionalistas”, los que mejor evidencian la afección que padece nuestra norma fundamental. Es cosa conocida. Ferdinand Lassalle, autor del célebre ensayo ¿Qué es una Constitución?, preguntó una vez a sus correligionarios qué deducían del “espectáculo” de contemplar a “un partido” levantarse con el “grito de guerra”: “¡agruparse en torno a la Constitución!”. Y les respondía: “Estoy seguro, señores, de que, sin necesidad de ser profetas, dirán, cuando tal observen: esa Constitución está dando las últimas boqueadas; ya podemos darla por muerta”. En efecto, no hay indicio tan ostensible de la crisis que atraviesa la Constitución que el intento de apropiación de su marco normativo por parte de ciertos partidos. De simbolizar un espacio ecuménico de convivencia, donde cabían todas las expectativas que se adecuasen a sus principios y reglas democráticos, la Constitución vuelve a ser, otra vez en nuestra historia, un artilugio banderizo instrumentalizado por facciones…

Marín insiste: “La Constitución que hoy se celebra, y que tanto invocan algunas formaciones, se parece así bien poco a la que abrió las puertas a la democracia hace cuarenta años. Sin embargo, su mutación acaso no comporte el problema peor. La abrazada con entusiasmo por nuestros padres y abuelos aparecía como un marco esperanzador, apto para cultivar un futuro de prosperidad. Ponía remedio a una parte central de las angustias que oprimían por la dictadura. La ensalzada por su efeméride en las instancias oficiales apenas proporciona vías de solución ante los desafíos colectivos más acuciantes. No parece recoger procedimientos de resolución aplicables al contencioso catalán, no ofrece remedios creíbles ante la precariedad, la incertidumbre y la subyugación económica y los programas sostenidos por algunas fuerzas emergentes chocan ya de frente contra su entramado institucional. La vida pública se va colocando en proporción cada vez mayor fuera de sus compuertas. Corre el riesgo de anquilosarse por irrelevancia y de romperse por inflexible. Por eso el mejor homenaje que puede tributársele es el de reconocer abiertamente la necesidad de su profunda revisión. Negarse a ella solo sirve para condenarnos a vivir desagradables escenarios de rompimiento o de sumisión. A ellos nos encaminamos. Aceptarla implica, sin embargo, devolver a la ciudadanía la responsabilidad directa de entenderse, transigir y hallar un ámbito de principios compartidos que sirva para sembrar nuevas confianzas para otras cuatro décadas. Y para esta urgente renovación del pacto social, imprescindible después de su irresponsable ruptura, puede que los intermediarios organizados en partidos no hagan más que estorbar”.

Sánchez defiende suprimir la inviolabilidad del Rey y augura que Felipe VI le apoyaría.

El pasado martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consideró “sin duda alguna” que la inviolabilidad del Rey que recoge la Constitución se había quedado vieja y estaba convencido de que Felipe VI sería favorable a que se eliminara esa prerrogativa en una hipotética reforma constitucional. Sánchez se mostró partidario de esa modificación en una entrevista con varias televisiones, entre ellas EFETV, con motivo del 40 aniversario de la Constitución, “los 40 años de mayor prosperidad, libertad y democracia de toda nuestra historia”. Y, aunque insistió en la “evidencia” de que no hay tiempo en el actual mandato para una reforma en profundidad de la Constitución, sí consideró que puede haber el suficiente consenso para modificaciones puntuales. En ese contexto, enmarcó la propuesta de limitar los aforamientos. “Si hay un consenso suficiente -subrayó- ¿por qué no empezar por ahí?”. Aunque es partidario de consultar a la ciudadanía, no vió necesario un referéndum para este caso debido al gran consenso existente en el Congreso. Cree que es “un síntoma de madurez” que los políticos hablen de puntuales reformas que puede haber a lo largo de las legislaturas. “Yo no aspiro a arreglar todos los problemas de nuestra generación. Arreglamos algunos y las próximas generaciones que arreglen los suyos”, recalcó antes de citar cuestiones que podrían formar parte de futuras reformas como la sanidad, profundizar en la igualdad de género, el medio ambiente, la eutanasia... Sánchez lamentó el “error” de algunos políticos de identificar una reforma con un proceso constituyente y liderar una suerte de “adanismo” que provoca como reacción que otras fuerzas políticas no quieran mover ni una coma. Y advirtió que “si de verdad queremos a nuestra Carta Magna, lo que tenemos que hacer es cuidarla, mimarla, no petrificarla”. Pese a las diferencias, vio posible el consenso y asumió la tarea de intentarlo porque cree que hay en España una conciencia generalizada de que es necesario regenerar la vida institucional, política, económica y social y que los políticos deben canalizar ese sentimiento. Le gustaría por ello que los actuales líderes políticos fueran los primeros capaces de reformar una Constitución, ya que recuerda que en la historia de España sólo se han sucedido una detrás de otra. Sánchez tiene vagos recuerdos de cómo se vivió en su familia la aprobación de la Constitución porque entonces sólo tenía seis años, pero sí rememora que, en su casa, “llena de fotos de Felipe y Alberti”, había alegría.

Ábalos rectifica a Sánchez, que se mostraba partidario de eliminar la inviolabilidad del rey.

Sin embargo, horas después de estas declaraciones, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, reducía esta afirmación a mera opinión “personal” y aclaraba que “no hay ninguna propuesta” sobre la mesa del Gobierno en la rueda de prensa en Ferraz. Dijo que Sánchez se había mostrado proclive a modificar el artículo 56.3 de la Constitución, que decreta que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Pero recordó, rápidamente, que para llevarlo a cabo se necesitaría una reforma agravada del texto constitucional, es decir, un alto consenso con el apoyo de dos tercios de cada Cámara. Y, aunque no cree que durante esta legislatura pueda llevarse a cabo una reforma “en profundidad”, sí opinó que hay margen para consensos “puntuales”, como limitar los aforamientos de diputados o diputadas, una medida que considera un “buen punto de arranque”. Por el momento, tendrá que buscar aliados en las cámaras que apoyen esta propuesta.


Juan Carlos Monedero arremete contra el monarca en El Programa de Ana Rosa (Telecinco). Monedero asegura que el Rey llegó a mentir en más de una ocasión. “Me molesta que mintiera. Dijo cosas como que era la primera constitución que no se imponía. Pues bien, la de 1931 tampoco se impuso”. Según Monedero, las mentiras de Felipe VI llegaban “o bien por ignorancia, que demuestra que no está tan bien preparado como dicen, o por dolo. Como decía, la Constitución de 1931 no se impuso; ya está bien de tergiversar la historia para que parezca que la IIª República no existió. Otro elemento falso: la idea del consenso. El Rey dice que los Pactos de la Moncloa los apoyaron todos los espectros políticos y sociales... ¡eso es mentira! La Patronal no los apoyó”. Un discurso que remataba el cofundador de Podemos de la siguiente manera: “Durante la Transición, la extrema derecha y las Fuerzas de Seguridad del Estado mataron a casi 300 personas. Entonces, hay una idea de consenso como de que no se puede plantear nada y eso no es cierto. Entre los años 74 y 79, tuvo lugar la mayor conflictividad laboral de la historia de este país. Y la Transición implicó que fue posible porque hubo gente en la calle defendiendo sus derechos. Y todo esto parece que ha quedado fuera”.


Cristina Ridruejo intervino en la rueda de prensa de l@s estudiantes de la Universidad Autónoma, celebrada el martes, 27 de noviembre en el Teatro del Barrio, en la que presentó la consulta celebrada el jueves, 29. El texto fue publicado por LQSomos:

“No hay madres de la constitución, solo hay padres. Ni una sola mujer participó en su redacción. En su época el feminismo la calificó de machista y patriarcal y animó a votar en contra. Las mujeres queremos ser madres de la democracia del siglo XXI. Todas las iniciativas que nos reunimos hoy aquí estamos dando los primeros pasos de un camino que no tiene marcha atrás. Lo novedoso de nuestra propuesta es que nos centramos en el derecho de las personas a decidir cómo debe ser su país. No reclamamos simplemente la república, sino que la gente pueda decidir lo que quiere. Nuestras armas son las urnas. Y nos hemos dado cuenta de que las urnas dan mucho miedo a quienes retienen el poder”. En un apartado sobre los antónimos Monarquía y democracia, dice: “No puede ser democrático un sistema en el que no todos somos iguales ante la ley, en el que la soberanía no reside en el pueblo pues no tenemos opción de decidir sobre el jefe de Estado. Pero la diferencia entre monarquía o república no es solo rey o presidente, va mucho más allá. La institución monárquica sostiene y refuerza todo un oscuro sistema de corrupción y privilegios del poder económico, que a su vez maneja al político y al judicial, y mantiene silenciada la voz de la ciudadanía, que se limita a votar cada 4 años. Queremos darle la vuelta a la tortilla. Queremos que la política esté al servicio de la ciudadanía, no de los poderosos que tienen sus fortunas en Panamá, que se pagan sueldos de escándalo y jubilaciones de infarto, mientras recortan las pensiones o claman contra la subida del salario mínimo sin ningún pudor. Queremos que la sociedad civil y las personas de a pie sean no solo parte activa, sino protagonista de las decisiones políticas. Y esto es un clamor popular que se está extendiendo como la pólvora por todas partes, en movimientos ciudadanos y en las universidades. Por ello exigimos que las instituciones convoquen un referéndum vinculante, con todas las garantías, sobre la forma de Estado”.



Y sobre el aniversario de la Constitución, recuerda: “Se usa ese término, ‘transición’, para indicar algo suave, por oposición a ‘ruptura’. Y durante muchos años ha habido un gran orgullo en este país por no haber roto con el franquismo. Me parece bastante cuestionable enorgullecerse de no haber roto con una dictadura. Pero sí, en efecto, la constitución del 78 no fue una ruptura. Se contrató a Cruz Novillo para diseñar nuevo logo y uniformes de la policía: así, los grises pasaron a ser azules, pero eran las mismas personas bajo un color distinto. Se cambió el nombre al Tribunal de Orden Público por Audiencia Nacional, pero eran los mismos jueces. Se cambiaron las leyes fundamentales por la constitución, pero eran los mismos legisladores y políticos. Por el contrario, con la monarquía ni siquiera hubo necesidad de fingir un cambio: simplemente se mantuvo al pie de la letra lo que había dictado Franco: que su sucesor en la jefatura de Estado fuera Juan Carlos I. Ni una sola mujer participó en su redacción. En su época el feminismo la calificó de machista y patriarcal y animó a votar en contra. Las mujeres queremos ser madres de la democracia del siglo XXI, queremos participar también en la modelación de nuestro país. Todos los españoles de menos de 58 años no habían nacido o no tenían edad legal para votar en el referéndum del 78: casi 35 millones de españoles no hemos tenido jamás la oportunidad de opinar sobre cómo queremos que sea nuestro país… Queremos decidir cómo debe ser nuestro Estado. Y el momento es AHORA”.
Las fotomontajes y las imágenes más sorprendentes de esta semana:



Albert Rivera y Pablo Casado. @noabraspaz.




 Miles de neonazis llegan a España por el efecto llamada de VOX.




Abogados Cristianos denuncia a un turista japonés por decir que la Catedral de Burgos es “de madre puta”. El desgraciado quiso decir que era “de putísima madre”, según su abogado.


Wyoming y Mateo estrenan hoy la nueva Sala de Chistes del Juzgado nº 4 de Pozuelo de Alarcón.  “Queremos que este tipo de condenas sean más divertidas”, ha dicho el ministro de justicia. Toni García.


El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Mnanel F, Vergara, Pat, Ferrán, Gallego&Rey, Eneko, Salas, La Boca del Logo…















 Avergonzada.

La lista más votada.









Pep Roig, desde Mallorca:  Nuevo viejo orden, Es lo que hay, Ideales, Estas putas derechonas…






Los vídeos de esta semana: La Constitución celebra su cuadragésimo aniversario

Sánchez suprimiría inviolabilidad del Rey y augura que Felipe VI lo apoyaría Alberto Garzón - Rueda la Corona Rueda de prensa de Alberto Garzón y Sira Rego - 03/12/2018 Un futuro compartido | Errejón Andreu y Groucho nos explican lo de las elecciones andaluzas. LATE MOTIV - Monólogo de Andreu Buenafuente. “Gazpacho de Gansos” | #LateMotiv470 Las mejores frases de AMLO al tomar posesión como presidente de México ¡Top 10 Momentos más ESTÚPIDOS de PEÑA NIETO! Lion Attacked by Pack of Hyenas - FULL CLIP (with ending) | Dynasties | BBC Earth

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