domingo, 27 de enero de 2019

¿Es inevitable el suicidio de la izquierda?


Errejón se separa de Iglesias.

Fernando López Agudín lo expone claramente en un artículo de Público: “¿Qué ocurre con las minorías en los partidos de izquierda? ¿Por qué no acatan las decisiones votadas por la mayoría? Ayer con la defenestración de Pedro Sánchez, hoy con la de Pablo Iglesias. Si el líder del PSOE pudo finalmente defender la legalidad y legitimidad de su mandato, gracias a la democrática reacción política de los militantes socialistas, está todavía por verse si el líder morado puede, sabe y quiere defenderse, convocando el voto de los inscritos podemitas, del cerco, acoso y derribo del que es objeto, pese a haber triunfado ampliamente en Vistalegre II. Si el 30% de Podemos logra abatir a quien ha sido votado por el 70%, la izquierda podría volver a los tiempos más autoritarios de su historia. A la vista del potente reto de Errejón, Vistalegre II continúa abierto… Al mezclar la batalla interna, que él da por inconclusa en la formación morada, con la batalla electoral municipal-autonómica, efectúa una hábil e inteligente jugada que deja a la mayoría a los pies de los caballos de la minoría de Podemos. Es un hecho consumado. Tanto si Iglesias cede como si no se enfrenta, gana Errejón. En cualquiera de los dos supuestos, él prosigue como candidato y, sobre todo, intenta que la minoría podemita que dirige consiga dar la vuelta al triunfo de la mayoría de Podemos…Efectivamente, Errejón dice verdad cuando afirma no buscar crear un nuevo partido. Pero, como sucede siempre con todos los políticos profesionales, la verdad no es toda la verdad. Porque lo que intenta es defenestrar a Pablo Iglesias de la dirección de Podemos. Cofundador de la organización morada, no se reconoce en la línea de la actual dirección y, por lo tanto, ha decidido intentar corregirla. En la ambigüedad de lo que fue el parto prematuro de Podemos, de la que tan responsables son ambos políticos, reside la lucha que mantienen los dos líderes. No sólo pugnan por conservar o recuperar el poder personal, sino, sobre todo, por marcar todo el rumbo de la formación morada”.

El candidato de Más Madrid a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón.

Desolación es la palabra que mejor describe el sentimiento de un grupo de profesores amigos que habían quedado a comer, tras conocer la situación de ruptura creada en la izquierda en Madrid. Y las frases más repetidas: “Somos idiotas”, “No tenemos arreglo”, “Qué pena, rabia, tristeza”… Todo ello suscita algunas reflexiones compartidas por Agustín Moreno, en Cuartopoder: “No se entiende nada. Resulta que Manuela Carmena monta una plataforma de electores con el fin de preparar una candidatura para el Ayuntamiento de Madrid. Ella no está en ningún partido político, tiene un prestigio merecido y habían surgido diferencias con otros socios de la posible candidatura unitaria por algunos concejales de su confianza y quería asegurar su continuidad. Lo mejor hubiera sido insistir en la negociación para alcanzar acuerdos participados por las bases y no montar otra cosa nueva. Pero, bueno, algo se puede entender. Se entiende menos que Íñigo Errejón, candidato de Podemos a la CAM, y desde donde habría podido hacer tándem con Manuela Carmena en las elecciones de mayo de 2019, haya decidido irse como candidato a la Comunidad de Madrid, bajo un proyecto (Más Madrid) que se entendía que era para el ayuntamiento. Parece un poco absurdo e incomprensible llegar a hacer lo mismo: ser los candidatos al alimón a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, pero hacerlo sin unidad con todas las fuerzas que estaban dispuestas a apoyar esa propuesta y rompiendo con parte de ellas. Se puede adornar con toda la retórica que se quiera, pero los hechos son los hechos. Las puñeteras listas. Yendo más a lo concreto, quizá lo único que explique la crisis de la izquierda en Madrid son las ambiciones desmedidas, los desencuentros personales que no se saben gestionar y, sobre todo y como siempre, la lucha por colocarse en las candidaturas. Eso sí, con grandes discursos y marcando las diferencias para enmascarar las ambiciones personales. A ello juegan las hinchadas correspondientes para forzar situaciones con el único fin de que algunos se aseguren un sitio en las listas, aunque se hunda el proyecto. Es mejor seguir hablando de la incapacidad de los demás, en vez de hablar de las limitaciones y errores de la izquierda. Salvando las distancias, los entusiasmos que desatan entre algunos la división, me recuerda la ingenuidad de los obreros que iban a enfrentarse a otros obreros en la Primera Guerra Mundial al ritmo de las marchas militares. No se debe pelear entre colegas y mucho menos cuando vivimos entre los dientes de los tiburones”.

Sin unidad no hay victoria.

“Sin unidad -insiste Moreno- no hay victoria. Es una lección que, por la experiencia histórica, debería estar aprendida. Cometer los mismos errores conduce a las mismas consecuencias y muchas veces estas son muy duras. Si, en Madrid, por ejemplo, puede acabar habiendo hasta tres listas de la izquierda, las posibilidades de triunfo se reducen y aumentan las de acabar siendo una izquierda inane. Y es una comunidad que necesita como el agua un cambio, un gobierno progresista para revertir las políticas neoliberales y los recortes. Además, con la división, se traslada un pésimo ejemplo a la confección de acuerdos de unidad en el resto del Estado. Debería ser posible reconducir las cosas. Cuando más avanza la ultraderecha, cuando más existe un riesgo de FBI (fascismo de baja intensidad), la irresponsabilidad no puede ser mayor, si la izquierda no es capaz de unirse. Sería un gran fracaso si no lo consiguiera. Debería de empeñarse en llevarle a la contraria a esa maldición bíblica que parece que tiene la izquierda. No es la primera vez que recuerdo el Incidente de X´ian, en 1936, a partir del cual los generales chinos nacionalistas y comunistas se pusieron de acuerdo para establecer una tregua en la guerra civil ante la invasión japonesa del país. ¿Por qué no se reúnen al máximo nivel los afectados para buscar soluciones y proyectarlas en un proceso participativo hacia la sociedad? Y estoy hablando de que se reúnan todo Podemos, Izquierda Unida, Equo, Más Madrid…, incluyendo a Manuela Carmena, a la que quiero mucho y agradezco el gran esfuerzo de volverse a presentar, pero que no acabo de entender qué hace metiéndose en la CAM con una plataforma electoral que creía que era solo para el ayuntamiento. Sucede siempre que la izquierda se divide: aumenta el cansancio y la abstención, cae la militancia y el trabajo político. Si no se pone de acuerdo, muchas personas no la van a votar. Y así no hay quién cambie nada. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero no nos empeñemos en hacerlo más difícil todavía. Decía Ernst Jünger que el suicidio es un privilegio de la Humanidad, y que su posibilidad es algo innato en todos. Parece que estamos en ello, si no somos capaces de darle a la moviola y alcanzar un acuerdo por un renovado proyecto de cambio. Hagan un último esfuerzo compañeras y compañeros, sean audaces y no pierdan autoridad política y moral. Puede parecer utópico este ruego, pero es, simplemente, que no hay que resignarse a un futuro de derrota”.

Cuando le presentas a tu mejor colega la mujer que te gusta y acaban liándose entre ellos.

José María Calleja recuerda, desde Eldiairo.es, a Errejón y al urgente triunfo de los progresistas: “Los de ‘el partido se fortalece depurándose’ deben estar que se frotan las manos. El renegado Kautsky, y los Kerensky y cía, han abandonado el partido verdadero y hozan ya, como ‘cabezas de chorlito’, ‘en la charca de la socialdemocracia’, como dijo mi admirada, por otros motivos, Dolores Ibárruri de Claudín, Semprún y Cía, en su día remoto. ‘Que les vaya bien’, dicen hipócritamente ahora los cabales leninistas en su trinchera siempre recién cavada. Luís García Montero se quedó a unas décimas en 2015 de conseguir con sus 132.207 votos el escaño en la Asamblea de Madrid, que hubiera supuesto una minucia a juicio de los ortodoxos del asalto final: impedir que gobernara Cifuentes, la derecha. No llegó al cinco por ciento y acabó Montero escritor hasta el gorro frigio de la estructura organizativa de IU, engrasada, presta siempre para la lucha interna a garrotazos, incapaz de poner en pie un proyecto ganador sin duda pequeño-burgués. El calor de establo del fracaso continuado. Ahora va Íñigo Errejón y dice que prefiere el modelo Carmena antes que la inanidad coherente y llena de razón de Adelante Andalucía, incapaz de ser alternativa ni siquiera a quien había convertido en enemiga a batir, derrotada en la certeza de que la suma resta, con la sangría de más de 300.000 votos, sin capitalizar la debacle socialista a la que contribuyó. La reflexión y eventual autocrítica la dejamos para luego, dijeron, mientras llegan los hombres testiculares a caballo. Cuando Errejón dice que se trata de ganar para hacer políticas, salta el aparato leninista, da igual que antes haya estado en Ciudadanos, para sentenciar que de ‘algo tiene que vivir’ el fundador del partido hasta mayo. A Echenique, con su argumento ruin, le acaban de condenar por prácticas irregulares en su vida diaria, pero el aparato, él mismo, jamás le afeará esta conducta. Debería dimitir. No lo hará. El caso es que Podemos, que surgió de la crítica a los ‘pitufos gruñones’ de IU, en algo que se interpretó como traición, se ha convertido, en tan solo un plan quinquenal, en un aparato de enfadados”. 

lustración de Raúl Arias.

Calleja insiste: “Gente que se levanta por la mañana cabreada y eso que lleva adelantado. Desde el ‘así no’ de Irene Montero contra Errejón, en plena Navidad de hace dos años; al ‘Iñigo no es Carmena’, puramente tautológico, ahora de Iglesias. ¿Quiere decir que le hacemos a Errejón lo que no nos atrevemos a hacerle a Carmena? El aparato revolucionario la llama ‘vieja’. ¡Jodó! Ya ni hablamos de la escabechina de portavoces de Podemos en la Asamblea de Madrid. Primero fue José Manuel López, hombre cuajado en el trabajo en organizaciones como Cáritas; después Lorena Ruíz-Huerta, que se fue entre lágrimas, acusando de machismo a su partido; ahora Gloria Serra, opacada porque está con Errejón. Cada uno por motivos distintos, contradictorios entre sí, todos por una misma razón: la lucha fratricida dentro de Podemos. Espinar se podía animar y presentarse, con dos coca-colas, como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, sería una buena forma de saber lo que piensa ‘la gente’ realmente existente de él… De aquí a mayo pueden pasar cosas que jamás hubiéramos imaginado, como las que han ocurrido desde la fundación de Podemos hasta hoy. Se trata de saber si gobernará la izquierda, lo que será mejor para los madrileños, o ganará un tripartito de derechas, lo que sería nefasto para las madrileñas”.

Íñigo Errejón Irene Montero y Pablo Iglesias en el acto del 2 de mayo de Podemos del año pasado.

Joaquín Urías, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, niega en ElPlural.com que la alternativa esté en Iglesias o en Errejón. “La jugada de Íñigo Errejón es una jugarreta que pone a Podemos estatal en una situación difícil. Incluso hay quien vaticina ya su desaparición, ante la indiferencia de la ciudadanía, demasiado acostumbrada a los navajazos mutuos en la dirección del partido morado… Lo cierto es que resulta difícil posicionarse a favor de Pablo Iglesias y su cada vez más reducido grupo de fieles… Cuando un partido se simplifica hasta personalizarse casi exclusivamente en su líder nadie se escandaliza por las peleas de sillones, ni se lamenta si hay que cambiar de marca. Pablo Iglesias se ha encargado de convertir Podemos en un instrumento personal del que ha expulsado a cualquier voz disidente o medianamente crítica. Se ha quedado solo, rodeado de un grupillo escaso de fieles y con el único apoyo de una marca cada vez más vacía de contenido. Pero esta situación es simplemente el corolario de un proceso empezado precisamente por Íñigo Errejón. Fue él quien se encargó de montar un partido a la imagen de los movimientos caudillistas latinoamericanos, pasados por el tamiz de la política espectáculo. Errejón construyó un partido desde arriba. Se encargó de quitar todo poder a los círculos, espacios asamblearios en los que la participación era masiva, herederos directos del 15M. Los redujo a meras peñas de apoyo al líder, que terminaron por disolverse. También maniobró para colocar en todos los puestos de responsabilidad del partido a amigos leales que no entraban con ningún deseo de servicio público y, en muchos casos, ni siquiera con una ideología política definida. En definitiva, organizó un partido que era sólo la dirección. Su famoso núcleo irradiador”. Podemos, según Urías, no tiene militantes, ni masa social, ni capacidad de movilización. Se han quedado dentro prácticamente sólo los que tienen un cargo o un contrato. Hay más jefes que indios. Y resulta que, aunque ellos no se den cuenta, crear un ejército de liberados no es el mejor modo de ocupar las calles. Es un modelo que puede recaudar votos y que respira con estrategias de marketing, pero que no tiene ningún músculo social ni ideológico. No hay cuadros intermedios, ni militantes, ni nadie que -ante un golpe de Estado en la dirección- salga a defender el partido”.

Juego de tronos en Podemos.

Joaquín Urías termina asegurando: “El Podemos de Iglesias y Errejón no es participativo, ni es un espacio de diálogo, ni siquiera un partido sino una máquina gestionada con brazo de hierro por el líder. Puede funcionar electoralmente en momentos puntuales, vendiendo una imagen poderosa y fantástica que con el tiempo deja siempre paso a la realidad. A medio plazo, no sirve para canalizar las inquietudes de la izquierda. Porque la izquierda actual exige un modelo organizativo diferente. El tópico de la izquierda dividida tiene mucho de realidad, pero no es algo necesariamente negativo. Responde al hecho de que la ciudadanía progresista tiende a ser reflexiva, activa y participativa. Es gente comprometida dispuesta a actuar y que se articula en diferentes iniciativas. Ya sean sindicatos, oenegés, plataformas reivindicativas o grupos de estudio. Gran parte de la base social que puede votar a Podemos exige que la construcción de las alternativas se haga de manera colectiva y creando espacios en los que todo el mundo pueda aportar. No se trata de crear un partido en el que todos los votantes participen cada día, eso es imposible e inútil. Pero sí de crear espacios que den voz a los movimientos que existen y a la gente que piensa y quiere participar. Espacios que actúen desde abajo, a partir de una base social amplia a la que le compensa acudir a discutir o proponer porque sabe que su iniciativa sirve y contribuye a definir la postura colectiva. Ni Errejón ni iglesias son conscientes de que aún hay gente motivada y con ganas. Había más en el 15M y en las primeras asambleas de Podemos; miles de horas de discusión de miles de ciudadanos que se quedaron en nada cuando llegó Íñigo y mandó parar. Ellos sólo ven votantes, consumidores de programas de televisión y propaganda, que con su voto le dan a la élite licencia para jugar a hacer política (…) En todo caso, cuando una organización se convierte tan sólo en una pequeña casta de caudillos entretenidos en su personal ‘juego de tronos’ nadie puede sorprenderse si la sociedad, los votantes y hasta los militantes miran con distancia y escepticismo la última de las traiciones o maquinaciones. En Podemos estatal hace mucho que vuelan cuchillos, insultos y jugarretas entre el puñado de tahúres que se juegan el partido a las cartas. Nadie va a aparecer ahora como el gendarme francés de Casablanca exclamando ‘qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que aquí se juega’”.

Ramón Espinar tuiteó una escena de la serie The Wire donde un veterano político explica que la política es “comer tazas de mierda desde el primer día hasta que abandonas”.

El secretario general de Podemos Madrid dimitía el pasado viernes, abandonando no sólo su cargo orgánico, sino también su escaño en la Asamblea y la Portavocía del Senado. Ramón Espinar abandonaba la formación al sentirse “ninguneado” por los de Pablo Iglesias. Él abogaba por no ser “tan duros” con Errejón y buscaba un acuerdo para la candidatura de las elecciones de mayo. Su renuncia, sólo una semana después del anuncio de la candidatura de Errejón bajo las siglas de Más Madrid, no dejaba lugar a dudas: “Participar en un proyecto político implica compartir valores, ideas, y ponerlas en marcha”, escribió en el comunicado que difundió a través de Twitter. A Espinar no le gustó la forma de actuar de Errejón, pero tampoco aprobó la dura contestación que tuvieron desde la dirección nacional. Y, al no ser ni preguntado ni informado de las decisiones tomadas, se sintió “ninguneado”. El propio Iglesias publicó un vídeo aquella misma tarde en el que anunció, sin tapujos, que Podemos presentaría una candidatura independiente en la Comunidad de Madrid para hacer frente a Errejón. El líder autonómico de la formación no fue consultado. “Ramón no se llevaba bien desde hace tiempo con la dirección nacional porque últimamente no le tenían en cuenta, no apostaban por sus ideas y le ninguneaban”, aseguran en Diariocrítico fuentes cercanas a él. “Ha tragado mucho”, constatan otras. Consideran que el punto de inflexión es precisamente ese: que la dirección nacional cogiera “el toro por los cuernos sin contar con la dirección regional” en el 'caso Errejón'. En declaraciones públicas, dirigentes nacionales como Irene Montero y Pablo Echenique aseguraban que dejarían a Espinar meter mano en la elaboración de las nuevas listas que Podemos pretende elaborar de cara a las elecciones de mayo. Pero no contaban con el punto más importante de todos: su líder autonómico no quería competir contra Errejón. “En la situación actual no se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse”, continuó Espinar en su renuncia. No quiso aclarar si estaba a favor o no de una confluencia con la formación que lidera Manuela Carmena en el Ayuntamiento ni sobre cómo se organizarían las primarias en caso de salir a competir contra Más Madrid. Ni él ni la dirección nacional aclararon cómo se iba a llevar a cabo ese proceso. Y se asegura que se quejó, incluso, por las duras críticas emitidas hacia el candidato de Más Madrid. “Nos pasamos con Errejón”, dijo en declaraciones a El Independiente. “Cuando no tienes margen para dirigir y no compartes el rumbo, te tienes que ir”, explicó también a Eldiario.es. Otras fuentes aplauden en Público que haya sido “coherente” y se haya marchado por opinar que, aunque haya sido una “traición”, las corrientes internas del partido no deben competir unas contra otras. “Él no quería llevar a la formación a un escenario donde nos enfrentáramos entre nosotros”, constatan otras fuentes a El Mundo. En El País la dirección nacional habla extraoficialmente del “movimiento secreto de Errejón que ha roto Podemos en la Comunidad de Madrid”. Y Espinar concluye: “Seguiré participando en política y militando en Podemos”.

Pepe Viyuela: “En la izquierda, tenemos un problema endémico, que es pensar”.

Andreu Buenafuente recibió la noche del pasado miércoles a Pepe Viyuela en el plató de Late Motiv. En un momento de su charla, el presentador quiso felicitarle por la normalidad con la que “has mostrado tu apoyo, o mostrabas tu apoyo, al principio, a Podemos”. El actor intervino para dejar claro que sigue apoyando al partido liderado por Pablo Iglesias, pero reconoció que “tengo mucho apego hacia Íñigo Errejón. Creo que no se está equivocando, lo que pasa es que quizás sí, y lo voy a decir también sin morderme la lengua, sí se ha equivocado en las formas. Él busca una manera de unir y de aglutinar voluntades, pero quizá le ha faltado un poco más de tacto, de habilidad a la hora de gestionar cómo hacerlo. No sé si le era posible o no, pero sí que creo que ese gesto de sorpresa que uno ve en los dirigentes de Podemos, me parece que no ha estado bien. Quizás él debería haber hablado con más tacto”. En cualquier caso, el intérprete cree que Errejón “está en el camino adecuado, y así se lo he hecho saber a él”. Reflexiona: “En la izquierda, tenemos un mal endémico, que es pensar”, y, tras detenerse brevemente para sonreír y ser aplaudido por el público, prosigue: “Eso te lleva a divergencias, y en un mundo en el que lo monolítico y la uniformidad está sobrevalorada, esta diversidad y esta discusión se vende muy mal. Yo entiendo que, en un partido, en una casa, en una familia, en cualquier sitio, lo interesante es no opinar igual. Poder debatir y opinar de forma diferente. Y en un partido político todavía mucho más. Lo que pasa es que, cuando esas cosas suceden, parece ya que el partido se rompe y se resquebraja. Creo que estamos muy mal acostumbrados a creer que lo que hay que hacer es pensar igual, o ir todos en fila, y es muy importante la diferencia”. Pepe Viyuela defiende que “sigo defendiendo esta opción política, sigo defendiendo a Íñigo, y ¿por qué no?, lo que hace por ejemplo Pablo Iglesias. El estar con uno no significa estar contra otro”. Buenafuente intervino para señalar que en ese sentido la derecha sabe aparentar mejor, ya que, aunque se peleen, dan imagen de cohesión y dicen que están “reconstruidos”. El actor respondió con ironía: “Sí, bueno, no sé... será la desfachatez...”.

     José Corbacho, un cómico indignado con las teles.

La noticia de la tragedia de Julen, el niño que cayó a un pozo en una finca malagueña, se ha convertido en las teles en el motor para ganar audiencia en España durante estos últimos días. Telecinco, incluso, optó por un programa especial presentado por Ana Rosa que se alargó hasta pasada la medianoche del viernes. El sábado volvía a las nueve de la mañana para seguir con el asunto. El problema es que el enfoque dado por las televisiones ha provocado la crítica de parte del público, al que ha disgustado lo que consideran pornografía sentimental y puro espectáculo. José Corbacho criticó en su web, bastante indignado: “Lo del niño Julen es una tragedia. Pero lo del circo mediático montado alrededor es una vergüenza”. Pérez-Reverte comentó que “ahora que ya casi ha terminado el festival mediático, estaría bien echar un vistazo a la película de Billy Wilder ‘El gran carnaval’. Apenas hay nada nuevo bajo el sol. O más bien, lo nuevo suele ser lo olvidado”. David Couso, eurodiputado de IU, escribe, tras presentar todo el cariño a los familiares de Julen: “Máximo respeto a todos los profesionales que no han parado hasta encontrarlo. Mi desprecio al periodismo farándula que ha rentabilizado la desgracia. Apestáis”. Abundan los tuits, criticando lo que ciertos televidentes consideran “estilo carroñero” de las cadenas, aunque lo cierto es que mucha otra gente ha seguido esta tragedia con pasión y solidaridad hacia la familia. La audiencia de los programas centrados en el caso Julen se ha disparado. E Irati comenta: “¿Os acordáis de esto? En el Mediterráneo muere Julen todos los días. Mientras estamos cruzadas de brazos. Y no hay especiales de Susana ni de Ana Rosa”.

No necesitas ser fan de Maduro para oponerte al golpe de Estado en Venezuela.

Diego Díaz escribe en El Salto: “En Venezuela está en marcha un intento de golpe de Estado apoyado por el presidente norteamericano Donald Trump. El golpismo ha vuelto a América Latina y parece que viene para quedarse. Llamemos a las cosas por su nombre. En Venezuela está en marcha un intento de golpe de Estado apoyado por el presidente norteamericano Donald Trump. El golpismo ha vuelto a América Latina y parece que viene para quedarse. El siglo XXI ya ha visto el éxito de tres ‘golpes blandos’ en Paraguay, Honduras y Brasil dirigidos contra mandatarios progresistas, así como otros muchos fallidos en la mayoría de los países en los que en este siglo se han ido formando gobiernos con una clara voluntad de redistribuir la riqueza y afirmar su soberanía nacional frente a los EEUU. El caso de Venezuela con la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente de la República, invocando dos artículos de la misma Constitución bolivariana que la oposición siempre ha combatido con furia, se inscribe en esta nueva modalidad de ¡golpes constitucionales’ o ‘golpes judiciales’, apoyados por los EEUU y las élites locales. Un golpismo postmoderno más estético y presentable que las juntas militares de los años 70, al estilo de Pinochet o Videla, pero que igualmente puede terminar en un baño de sangre si la comunidad internacional no se moviliza activamente por una solución pacífica y negociada del conflicto. No necesitas ser fan de Nicolás Maduro para oponerte al golpe de Estado. Puedes desconfiar del actual presidente de Venezuela e incluso aborrecer la revolución bolivariana iniciada en 1999 por Hugo Chávez y al mismo tiempo ser un demócrata y considerar que si Venezuela quiere cambiar de gobierno tendrá que decidirlo en las urnas. ¿Por qué no? Y es que, a pesar de todas tus reservas políticas hacia el gobierno venezolano, pese a sus sombras y excesos, ni Venezuela es una dictadura ni Juan Guaidó el presidente legítimo de otra cosa que no sea la república independiente de su casa. El apoyo de los Aznar Boy´s, Casado, Rivera y Abascal, al ‘autoproclamado’ forma parte de lo previsible. Las evasivas y los silencios de nuestro ministro de exteriores, el mismo que no dudó en tirarse al monte para hablar de ‘golpe de Estado de un régimen neodictatorial’ en Catalunya, forman parte de lo inquietante”.

Imágenes y fotomontajes sorprendentes de esta semana:


Una leyenda dice que el sol y la luna siempre han estado enamorados, pero que nunca podrían estar juntos, porque la luna se levanta al atardecer y el sol justo al amanecer. Así, en su infinita bondad, Dios creó el eclipse como prueba de que no hay amor imposible.



Atardecer en Doñana, en donde la Comisión Europea considera que no se han tomado las medidas adecuadas para proteger las masas de aguas subterráneas ni para evitar el deterioro de los hábitats protegidos en estos humedales.


Un deseo.

 Ciudadanos propone que los viajeros puedan escoger entre taxi, VTC o viajar sobre el vientre de una mujer altruistamente”. 


PP, C's y Vox ¿llegaron a un acuerdo para la gobernabilidad de Andalucía? 


 El concepto de familia para Vox.



 La verdad oculta.





El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Forges, Peridis, J. R. Mora, Manel F., Vergara, Pat, Malagón, Pedripol…











 Negociación.
 El juego de la silla.

 Las cloacas.
Tragedia y ruido.
Experimento 
 Regalos famosos.
 A la carta.

 Los toros en el Senado.
 Sueños húmedos.
 De algunos.

 Se les ve el plumero.


Izquierda, derecha.

 Apuesta al negro.

El capital no entiende de democracia, sólo busca el control de todas las riquezas el pueblo de Venezuela. (Antonio Casero)




Pep Roig, desde Mallorca: Esquilmando, Tot s'aprofita (Todo se aprovecha), Lo habitual, Desnortados, Carnaza, La nada de siempre…







Los vídeos de esta semana: Ramón Espinar dimite de todos sus cargos en Podemos:
  La dimisión de Ramón Espinar acelera la descomposición de Podemos Polònia - Polònia - 24/01/2019 Rafael Correa conversa con RT sobre la situación en Venezuela Fanfare Ciocarlia feat. Adrian Raso at Montreal Jazz Festival 2016 Actor, productor y director, Robert Redford se despide de la interpretación con ‘The Old Man and The Gun’, una película de David Lowery con la que declara su amor por el cine y por los legendarios forajidos que ha interpretado en su carrera. The old man and the gun - Trailer español (HD) La Academia de Hollywood ha dado a conocer este martes, 22 de enero, los nominados de la 91 edición de los Óscar. Entre ellos figura el español Rodrigo Sorogoyen, nominado por su cortometraje Madre. El corto cuenta, en apenas diecinueve minutos, la angustia contrarreloj de Marta (Marta Nieto) que, a punto de salir de casa con su madre (Blanca Apilánez), recibe una llamada de su pequeño hijo, Iván (Álvaro Balas), que pasa unos días con su padre en una playa de Francia. El cortometraje, de 10 minutos de duración, se centra en la conversación entre Marta -a quien da vida Marta Nieto- y su madre (Blanca Apilánez). Entonces, la situación se torna sumamente angustiosa cuando Marta recibe la llamada de su hijo pequeño de seis años, quien se encuentra en Francia con su padre. La situación del pequeño es crítica: está solo en la playa porque su padre se marchó y todavía no ha vuelto. Tras el éxito del corto, Sorogoyen ha convertido el argumento de Madre en un largometraje. En la película, Marta (que ahora se llama Elena) vive en la playa donde perdió a su hijo Iván, y está empezando a salir de ese oscuro túnel donde ha permanecido anclada todo este tiempo. Madre (Rodrigo Sorogoyen). Tráiler oficial.
  Madre (Rodrigo Sorogoyen) Crítica/Review | El corto de "la semana"

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