jueves, 10 de octubre de 2019

Los pensionistas que avanzan hacia Madrid.


Los participantes de la columna del norte en su marcha hacia Madrid.
Los participantes de la columna del sur en su marcha hacia Madrid.

Dos grupos de pensionistas procedentes de Bilbao y de Rota (Cádiz) recorren a pie, desde hace semanas, cientos de kilómetros camino de Madrid, donde confluirán el 15 de octubre. Las dos columnas, norte y sur, recorren alrededor de 25 kilómetros diarios y pernoctan en polideportivos o en colegios de los municipios por los que pasan. El pasado 23 de septiembre, 24 jubilados y seis jubiladas iniciaron la marcha desde Bilbao hasta Madrid, donde está previsto que confluyan con otra columna formada por 14 personas que partió dos días antes desde Rota (Cádiz).

La marcha no es nueva. El 26 de octubre de 1992, hace casi veintisiete años, 700 trabajadores del metal —de las empresas Ensidesa y AHV— se manifestaron en Madrid. Llegaron a la ciudad andando, unos desde Oviedo y otros desde Bilbao. Tardaron 17 días y emprendieron la marcha para luchar por sus empleos. Ahora, a pocos días del aniversario de lo que se bautizó como la marcha de hierro, los pensionistas vascos intentan homenajear a esas personas haciendo un itinerario semejante.
El encuentro se producirá dentro de cinco días, el martes 15 de octubre en la Puerta del Sol. Al día siguiente se manifestarán juntos frente al Congreso de los Diputados. Y reclamarán lo que llevan pidiendo desde hace más de un año, cuando iniciaron las movilizaciones: que la ley establezca que las pensiones se revaloricen conforme al Índice de Precios al Consumo (IPC) y que la pensión mínima alcance los 1.084 euros mensuales. Por eso caminan diariamente unos cinco kilómetros por hora, pero hay jornadas que van un poco más lentos.

Los del norte salen cada mañana a las 8 horas y recorren, al igual que sus compañeros del sur, alrededor de 24 kilómetros diarios. En ello emplean unas cinco horas, pues paran frecuentemente a beber agua y a comer algo de fruta o frutos secos. En su camino suelen encontrar la solidaridad y la empatía de los pueblos por donde pasan. Tanto es así, que las dos columnas han crecido. Los que salieron desde Bilbao eran todos de Euskadi, pero ya ese primer día se unieron compañeros de Cantabria, de Asturias, de Aragón y de Cataluña. “Esa unidad es fundamental. Somos una piña y no tenemos ni un sólo conflicto”, dicen en cada municipio en donde realizan paradas para descansar. Es la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones de cada lugar la que se encarga de buscar dónde comer y dónde dormir. Y lo hacen en polideportivos o colegios. Da igual el signo político del ayuntamiento. “Hemos ido a municipios de EH Bildu, Ciudadanos, PP y PSOE. No tenemos problema, a todos les agradecemos la solidaridad”, relatan. “Cuando llegamos al lugar donde vamos a pasar la noche, sacamos nuestra pancarta y gritamos nuestras consignas. Vamos a pasar por 43 pueblos, y a todos ellos les va a llegar nuestra presencia y el mensaje de que los pensionistas luchamos así por unas pensiones dignas”. 

La lucha de los pensionistas va camino de cumplir dos años lo que pedían en la manifestación que tuvo lugar el 15 de enero de 2018 y, aunque el epicentro de las movilizaciones de jubilados estuvo en el País Vasco, el movimiento por unas “pensiones dignas” tuvo sus réplicas a lo largo de todo el país. Desde entonces no han parado. Lo que pedían entonces era, esencialmente, que se revirtiera la reforma de las pensiones aprobada por el PP, en el año 2013, por la que las prestaciones quedaron desvinculadas del IPC y sometidas a una subida anual del 0,25%. “Una subida de mierda”, denunciaron entonces los pensionistas. Igualmente, reclaman la eliminación del llamado factor de sostenibilidad, un instrumento aprobado igualmente por los conservadores y que permitía recortar las nuevas pensiones en función de la esperanza de vida de cada generación. La Coordinadora, además, reclamaba la derogación de la reforma aprobada en 2011 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

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