Goteras en el Tribunal Supremo.
Isa Serra, la dirigente de Podemos.
David Bollero, en su
artículo “Goteras en el Tribunal Supremo”, aparecido el pasado lunes en
Público, advierte que, cuando un fallo del Tribunal Supremo se filtra a la
prensa —y sólo a determinada prensa— antes que a la persona condenada, algo
huele mal. “Cuando, además, el círculo de personas que conocían el fallo es
limitadísimo y, aún así, no se cerca a quien ha vulnerado un derecho esencial,
el hedor ya es tan nauseabundo que provoca cualquier sensación opuesta a la
confianza en este tribunal. Ha sucedido con Isa Serra (Podemos), ajena a su
condena sin que se le notificara oficialmente, mientras OK Diario la proclamaba
a los cuatro vientos.
“Siempre me ha
sorprendido la facilidad que tiene la Policía Nacional para identificar y
documentar insultos al pie de la letra de quienes ejercen oposición, por
ejemplo, a un desahucio y, en cambio, son incapaces de identificar entre una
docena de agentes cuál de ellos ha hecho uso de fuego real, alcanzando a
civiles, como sucedió en Jaén. Qué cosas... tan diligentes para unas cosas y
tan, aparentemente, absolutamente inútiles para otras. Sea como fuere, el TS ha
ratificado la condena para la diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid que,
con sus menos de 50 kg, ha sido presentada poco menos que como la persona capaz
de poner en jaque al Cuerpo Nacional de Policía. Una condena que no tuvo en
cuenta el amplio material audiovisual de diversos periodistas, mostrando a
Serra en actitud pacífica, dando crédito a unos informes policiales que,
curiosamente, se presentaron casi un mes después de que se hubiera producido la
agresión que describen. Ignoro si es el ritmo habitual de desempeño de estos
policías o algo más... Cualquiera de las opciones es mala, eso seguro.
“Más allá del juicio en
sí que parece presentar tantas irregularidades, esta nuestra Justicia al menos
debería tener la decencia de comunicar sus sentencias antes de filtrarlas a los
medios afines... pero ni eso. Ver cómo el mercenario de la información Eduardo
Inda publica los detalles de la sentencia antes de que haya sido oficialmente
puesta en conocimiento de Serra dice muy poco, pero que muy poco del Tribunal
Supremo. Que no se abra una investigación y se depuren responsabilidades, dice
mucho... y remueve tanto las entrañas que no hay suficiente toga para limpiar
el vómito.
“Antes incluso de que se
confirme oficialmente lo publicado, la batería de burradas incoherentes se ha
disparado, obviando, por ejemplo, que cuando sucedieron los hechos Serra no
ostentaba ningún cargo público. Su inhabilitación, de hecho, nada tiene que ver
con que ahora sea diputada, pues yo mismo, sin ser cargo público, también
tendría una pena de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo
si fuera condenado por un delito de lesiones leves a un agente de policía. Así
es el rebaño cavernario, berreando al unísono las mismas paparruchas.
“Queda el gusto amargo de
un juicio con sabor injusto, culminado con la ponzoña de una filtración que
retrata al Tribunal Supremo y lo pone a la misma altura de quien se hace eco de
esta filtración. Queda, en suma, esa inquietante sensación de que la Policía es
intocable, ese mal trago que termina por hacernos cambiar de acera cuando nos
cruzados con ella, porque la larga lista de sus actos impunes choca
frontalmente con la de condenas de activistas sustentadas por argumentos, como
'resistencia a la autoridad', tan endebles como arbitrarios... un clásico ya en
sus filas, un 'por defecto'.”
En descuerdo con la sentencia
del Tribunal Supremo, Isa Serra piensa llevar al Tribunal Europeo de Derechos
Humanos la “injusta” sentencia del Supremo.
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