Las calles rugen contra la monarquía.
El rey emérito y el actual jefe del Estado, Felipe VI, en una imagen de archivo.
“Ni con mascarilla, ni
con guantes. Tampoco con look militar ni luciendo un discreto traje que
contrasta, en su discreción, con los escándalos que le rodean. El rey Felipe VI
llegó ayer a sus seis años al frente de la monarquía española, y lo hizo en
medio de dos crisis: la del coronavirus y la de su familia, señalada ahora
directamente por las tramas oscuras de su padre, el emérito Juan Carlos de
Borbón. No es buen momento para la corona”. Nos lo recuerda Danilo Albín en el
artículo “El sexto aniversario de Felipe VI llega con la monarquía en su peor
momento”. Artículo que termina recordando que Alejandro Quiroga, investigador
de la Universidad Complutense de Madrid remarca que Felipe VI “está en una
encrucijada: quiere separarse de los escándalos y presuntas corruptelas de Juan
Carlos I, pero a la vez le debe a su padre la corona que ostenta. Es más, en la
España post-franquista la propia institución monárquica está profundamente
vinculada a Juan Carlos I y a la narrativa de una transición modélica. Si Juan
Carlos es condenado por corrupción se va a hacer imposible mantener la idea de
la monarquía como institución ejemplar que trajo la democracia a España tras la
muerte del dictador”. De ahí el comentario de que, “o en vano, Felipe VI tiene
hoy poco que celebrar”.
Por su parte, David
Bollero publicaba el pasado martes en Público el artículo “Las calles rugen
contra la monarquía” en el que dice: “Desde la misma vuelta a la democracia
tras la dictadura de Franco, España viene disparándose en los pies con balas
borbónicas. Si Adolfo Suárez admitió habernos privado del referéndum que
merecíamos para poder elegir nuestro modelo de jefatura de Estado,
posteriormente se ha dotado a los Borbones de impunidad bajo el cuestionable
eufemismo de inviolabilidad. Quizás por eso nadie espera que prospere la investigación
del Tribunal Supremo sobre las comisiones supuestamente recibidas por Juan
Carlos I por el AVE a La Meca. El hecho de que los letrados del Congreso
vuelvan a blindar al rey emérito confirma esos temores y las calles rugen...
con y sin mascarilla.
“Muchas personas dirán
que no es el momento, que el país tiene otros frentes abiertos, que hay que
centrar los esfuerzos en otras tareas... pero en una coyuntura en la que es
necesario hasta el último céntimo de euro, todos los millones que nos cuesta el
régimen borbónico, sumado a lo que supuestamente –y lo indica hasta la justicia
suiza– nos ha robado la familia del campechano nos vendrían realmente bien.
Bollero añade: “Dice muy
poco de nuestra democracia que el jefe de Estado pueda cometer delitos a discreción
sin que la ley pueda tocarlo, pueda dañar gravemente al pueblo español sin que
la justicia tome medidas, sin que ni siquiera pueda investigar los hechos. ¿Qué
clase de democracia es esta? La situación es un verdadero atropello para la
nación, incluso, para quienes defienden la utilidad de la monarquía; para
quienes vemos en esta fórmula caduca y antidemocrática una suerte de
parasitismo inútil, una auténtica violación. La inviolabilidad del rey nos está
violando a todas y todos, abusando de nuestra democracia, quebrantando nuestro
respeto por la ley.
Y termina recodando: “Con
el silencio cobarde y mezquino de la Casa Real y asumido que la vieja guardia
del bipartidismo, apoyado por la extrema-derecha, volverán a encubrir los
posibles delitos borbónicos, todo el foco se dirige a las investigaciones del
Tribunal Supremo: o éstas prosperan y lo hacen, además, de un modo realmente
concluyente y transparente, o ¿qué nos queda a la sociedad civil que defendemos
una verdadera democracia? Las calles. La pandemia ya postergó las urnas que se
iban a repartir por buena parte del país para realizar una consulta sobre el
modelo de Estado, pero el nuevo ultraje sufrido llama imperiosamente a la
acción. Si ni nuestro Congreso ni nuestra Justicia están a la altura de la
democracia que merecemos, será el pueblo quien deba asumir esa responsabilidad
y hacer historia”.
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