domingo, 7 de junio de 2020

Tras el supuesto “asesinato” de George Floyd, Trump se parapeta en la Casa Blanca, su búnker electoral.

Policía arrodillado sobre Floyd.

El pasado 25 de mayo, en Mineápolis, el afroamericano George Floyd fue detenido y obligado a permanecer en el suelo mientras Derek Chauvin, el policía blanco arrodillado sobre su cuello, lo había reducido. Boca abajo contra el pavimento, Floyd no dejaba de gritar que se ahogaba.​ El incidente ocurrió durante un arresto en Powdernhorn, una comunidad al sur de Minneapolis, Minnesota. El evento fue grabado con móviles por varios espectadores. Floyd, de 46 años, vivía en St. Louis Park, Minnesota, y trabajaba como guardia de seguridad en un restaurante, pero, debido a la pandemia de covid-19, había perdido su empleo. Según la reconstrucción de The New York Times, el agente Derek Chauvin le aplastó el cuello con la rodilla durante ocho minutos y 46 segundos, pese a que Floyd repetía “no puedo respirar”. El periódico recoge distintos vídeos e informes de la tarde en la que los agentes detuvieron a George Floyd hasta su asesinato. “El acusado mantuvo su rodilla sobre el cuello del señor Floyd durante ocho minutos y 46 segundos, de los cuales dos minutos y 53 segundos después de que el señor Floyd dejara de responder a estímulos”, reza el documento presentado por la Fiscalía del condado de Hennepin contra Chauvin. En el informe de la Policía se establece que les habían comunicado que el hombre estaba “totalmente borracho”. Lo obligaron a bajar del coche, lo esposan y lo dejaron sentado junto a una pared. A continuación, intentaron meterlo en el coche policial, pero se resistió porque sentía claustrofobia. Llegó una tercera patrulla, en la que se encuentran los agentes Derek Chauvin y Tou Thao. El primero de ellos tenía 17 denuncias por sus actuaciones policiales, pero ninguna había acabado en condena disciplinaria. De hecho, fue elogiado por su valor en varias ocasiones. Thao acumulaba seis denuncias. Las imágenes que muestra el diario muestran a Floyd tumbado en el suelo con tres agentes inmovilizándolo por completo. Se puede ver a Chauvin presionar el cuello con su rodilla, impidiéndole respirar. En agente J. Alexander Kueng está sobre su espalda y Thomas Lane sobre las piernas. Tou Thao observa. Poco después de este incidente que terminó con la vida de Floyd, se iniciaron una serie de manifestaciones y protestas, inicialmente pacíficas, pero después se pasó a disturbios callejeros y ataque a locales y comercios. Tras tres días de disturbios en los EEUU, detuvieron a Derek Chauvin por asesinato en tercer grado y homicidio imprudente, que ya había sido expulsado del cuerpo junto a Thomas Lane, Tou Thao, Alexander Kueng.

George Floyd

La autopsia oficial del fallecimiento de George Floyd revela que murió por “homicidio”, como consecuencia de “una parada cardiopulmonar cuando estaba siendo detenido por los agentes de la ley”. Las autoridades forenses, que en un primer momento descartaron que la muerte se hubiera producido por asfixia, publicaron el nuevo informe horas después de que la familia de Floyd hiciera público el resultado de una autopsia independiente, que sí secundaba esta teoría. La asfixia, según esta fuente, fue provocada por una compresión continuada del cuello y la espalda que provocaron una falta de riego sanguíneo al cerebro, según explicó en rueda de prensa el abogado de la familia, Ben Crump, y recogió la prensa estadounidense. Crump subrayó que Floyd estaba “muerto en el lugar” de la detención. “Los policías fueron los causantes de la muerte”, confirmó Antonio Romanucci, otro abogado de la familia, que denunció “fallos graves y sistémicos en la Policía de Mineápolis”. Crump demandó, además, la detención de todos los policías implicados en la detención que provocó la muerte de Floyd. Su hermano, Terrence Floyd, dirigió unas palabras a la gente concentrada haciendo un llamamiento a la paz. Se refirió a la gente que está “asilvestrada”, “haciendo explotar cosas”: “¿Qué estáis haciendo? —subrayó—. Eso no va a devolvernos a mi hermano. Hacedlo de otra forma y votad. Terminad vuestros estudios y sabed lo que votáis. Así es cómo les vamos a hacer daño (...). Hay que cambiar”. Miles de personas se manifestaron en todo el país tras la muerte de Floyd, provocada por un agente de raza blanca que ya está detenido e imputado por homicidio en tercer grado. Crump remarcó durante el funeral de Floyd que fue la “pandemia de racismo y discriminación” lo que le mató. “Fue la otra pandemia con la que estamos demasiado familiarizados en Estados Unidos, una pandemia de racismo y discriminación, lo que mató a George Floyd”, señalado Crump, aludiendo a que Floyd estaba contagiado de coronavirus cuando falleció.

Centenares de manifestantes ante la Casa Blanca, mientras agentes del Servicio Secreto custodian al presidente en su búnker.

Cuatro días más tarde del trágico suceso, tras una larga jornada de protestas en Washington DC, centenares de manifestantes se agolparon en las inmediaciones de la Casa Blanca, gritando contra el presidente y lanzando algunos objetos. “Los agentes del Servicio Secreto —escribe Javier Biosca en Eldiario.es— decidieron trasladar a Trump al búnker de la Casa Blanca, un refugio subterráneo utilizado en otras ocasiones de peligro, como los atentados del 11 de septiembre de 2001…Trump ha convertido la Casa Blanca en un búnker desde el cual fomenta el uso de la fuerza para reprimir las protestas y pide más mano dura contra los manifestantes que se han levantado contra el racismo y el abuso policial. De camino, ataca a sus rivales demócratas en año electoral. El comandante en jefe se ha convertido en ‘polarizador en jefe’, agitando las llamas de un país enfurecido tras la muerte de Geroge Floyd. Mark Bray, autor del libro ‘Antifa: el manual antifascista’ (Capitán Swing) sostiene que la estrategia del presidente ‘es distraer la atención de la rebelión con más alcance del último medio siglo y de los factores económicos, raciales y sociales que llevaron a la muerte Floyd y otras tantas personas. ‘En términos de su objetivo, está claro que mantenerse en el poder es su primera prioridad. Habiendo perdido el voto popular en las elecciones de 2016 y tras enemistarse con buena parte de su partido, su único camino a la victoria electoral es continuar radicalizando al aproximadamente 30% de la población que son sus seguidores más fieles’, sostiene Guy Emerson Mount, profesor de historia afroamericana en la Universidad de Auburn, Alabama. Y, tras su visita al búnker real de la Casa Blanca, Trump animó a sus seguidores a reunirse el sábado por la noche en el mismo lugar –con la confrontación previsible que eso hubiese provocado–‘¿Hoy tengo entendido que hay noche MAGA [Make America Great Again] en la Casa Blanca?’. Preguntado si estaba llamando a una contramanifestación, el presidente contestó: ‘No, no quiero. No me importa’. ‘Solo estaba preguntando, pero no tengo ni idea si van a estar aquí. Por cierto, ellos quieren a los afroamericanos, los quieren’.

      Trump, aplastando a la Libertad. 

Muchos han acusado a Trump de amenazar e incluso de fomentar la violencia. “Cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparos”, tuiteó el presidente el viernes, 29 de mayo. Lejos de retractarse, desde entonces se ha reafirmado e incluso ha pedido más mano dura. Alega que aquella frase no era una declaración de intenciones, sino un simple hecho. Se le olvidó mencionar, sin embargo, que estaba parafraseando al jefe de la policía de Miami en 1967. “No nos importa ser acusados de brutalidad policial”, añadió. “Tenéis que dominar. Si no domináis, estáis perdiendo el tiempo. Van a pasaros por encima y vais a parecer una panda de patanes”, afirmó Trump el pasado lunes en una videoconferencia con los gobernadores del país, según informa The New York Times”. “Tenéis que arrestar a gente, juzgarla y tienen que ir a la cárcel durante mucho tiempo”, añadió el presidente, advirtiendo que el Servicio Secreto, encargado de la protección del jefe del ejecutivo, estaba deseando entrar en acción. “Los alcaldes y gobernadores tienen que ponerse mucho más duros o, de lo contrario, el Gobierno federal intervendrá y hará lo que tiene que hacer, incluyendo la utilización el poder sin límites de nuestro Ejército e innumerables detenciones”, afirmó el sábado. Ordenó sacar masivamente al Ejército a las calles para sofocar las protestas raciales por la muerte de George Floyd. “Estoy enviando miles y miles de soldados” anunció el mandatario, que calificó los disturbios de 'terrorismo interno' y 'ofensa a Dios'. Las autoridades de la capital del país anunciaron que prolongarían y aumentarían 4 horas diarias el toque de queda impuesto en la ciudad, después de aquella noche de disturbios. Y pidió mano dura contra los manifestantes. 

 El presidente posa con la Biblia frente a la iglesia St johns', cerca de  la Casa Blanca

En una perspectiva más amplia, Guy Emerson Mount explica que la respuesta de Trump tampoco es tan diferente a la del resto de presidentes que se han tenido que enfrentar a protestas similares contra el racismo. “El manual de todos los presidentes estadounidenses es ignorar las cosas todo lo posible, condenar la brutalidad policial como una anomalía desafortunada y apuntar con el dedo a aquellos que piden un cambio en el sistema, diciendo que su método de protesta es violento e injustificado”, sostiene Mount. No es la primera vez que Trump hace declaraciones polémicas sobre el uso de la fuerza por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. El presidente también ha criminalizado a los manifestantes, acusándolos de estar organizados, llamándolos “matones” y amenazando con declarar Antifa a la organización terrorista. Mount sostiene que, a pesar de las descripciones que hace el presidente, “esta revuelta no es una multitud de saqueadores sin cerebro. Los manifestantes están eligiendo objetivos calculados y simbólicos de injusticia histórica: comisarías, juzgados, tiendas de lujo, monumentos confederados y, quizá lo más significativo, un edificio usado para vender esclavos”. Trump acusó el pasado lunes al equipo de Joe Biden (abogado y político estadounidense, que fue vicepresidente de los Estados Unidos de América durante la presidencia de Barack Obama) de pagar la fianza de los detenidos en las manifestaciones de Minneapolis. Y, ante las protestas raciales por la muerte de George Floyd, el presidente ordenó sacar al Ejército a las calles para sofocar las protestas raciales mientras estallaba la violencia policial. Dos coches de la Policía rompieron la cadena de manifestantes que impedían el paso a la comitiva que trasladaba a Trump desde la Casa Blanca para asistir a una misa por Pentecostés en una iglesia episcopal en Washington. Y animó a los gobernadores a hacer uso de la Guardia Nacional, una fuerza de reserva compuesta por voluntarios para luchar contra los manifestantes.

Nancy  Pelosi, líder de los demócratas en el Congreso de Estados Unidos, pide a Trump que sea un “sanador en jefe” y no un “atizador de las llamas” .

Tras la ‘operación foto’ de Trump con la Biblia, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes –controlada por los demócratas también dio una rueda de prensa con Biblia en mano, citando un pasaje del libro sagrado cristiano y pidió a Trump no agravar las divisiones sociales. Los demócratas criticaron el empleo de la fuerza para dispersar a la multitud de manifestantes pacíficos que impedían que Trump pudiera salir de la Casa Blanca y hacerse fotografiar frente a una iglesia vecina. También Joe Biden hizo referencia al tema de la Biblia: “Si el presidente la hubiese abierto en lugar de blandirla –dijo–, hubiese aprendido algo: que somos llamados a amarnos unos a otros tal y como nos amamos a nosotros mismos”. Por su parte, Trump reconoció en una comparecencia que “todos los estadounidenses se rebelaron con razón por la brutal muerte de George Floyd”. Y añadió, con cierto cinismo, que “mi Administración está totalmente comprometida con su familia y se hará justicia. No habrá muerto en vano”. Incluso lamentó la muerte de George Floyd, pero anunció mano dura para volver a “dominar” las calles, Biblia en alto, con un “tenemos el mejor país del mundo y un “debemos pasar página”. Por su parte, el establishment del partido demócrata tiró de la Biblia, criticando al presidente y prometiendo un paquete de medidas para reformar la Policía. Las respuestas más contundentes procedían del ala progresista del partido. “Ha llegado el momento de que nuestra nación aborde el racismo sistémico”, afirmaba el pasado martes Joe Biden, candidato demócrata a la presidencia. “Pido al Congreso actuar con medidas en este sentido: empezando por una reforma policial real, prohibir sujetar por el cuello, dejar de transferir armas de guerra a la Policía, aumentar la supervisión y la rendición de cuentas... No más excusas”. Y añadió: “Pero no podemos permitir que los gritos justos de los manifestantes sean ahogados por una multitud enojada. Las víctimas más grandes de los disturbios son ciudadanos amantes de la paz en nuestras comunidades pobres”. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, anunció un toque de queda para atajar las protestas por la muerte del afroamericano. En las manifestaciones, fue detenida la hija del propio alcalde, Chiara, quien se comportó “pacíficamente”. De Blasio resaltó su “apoyo” a los manifestantes, “pero, desgraciadamente, hay gente que intenta distraer y desacreditar este momento”. 

 El presidente hace un gesto con el pulgar arriba a los periodistas a su llegada a la Casa Blanca, tras asistir al lanzamiento de la misión espacial SpaceX.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmaba el lunes, 1 de junio, que había recomendado “encarecidamente” a los gobernadores de los estados desplegar a la Guardia Nacional “en cantidades suficientes” para detener las protestas por la muerte del George Floyd y advirtió de que, si se negaban, movilizaría al Ejército estadounidense a este respecto. Además, aseguró que aquellos que “amenacen vidas inocentes y propiedad privada serán arrestados, detenidos y procesados. Quiero que los organizadores de este terror sepan que se enfrentarán a severas sanciones penales y largas condenas en la cárcel”, advirtió en la cadena de televisión CNN. Así reaccionó Donald Trump a las imágenes de la revuelta en Minneapolis. Su tuit no era solo una amenaza explícita a quienes se manifestasen en las calles del país. Con el país en llamas por el asesinato de George Floyd, la respuesta del presidente fue movilizar el imaginario de los años de plomo estadounidenses, apelar a los momentos más duros de la lucha por los derechos civiles, poniéndose del lado segregacionista. El resultado fue imaginable: queroseno sobre el fuego. La reacción de Trump, inequívoca: combatir el fuego con fuego. Primero construyó la imagen de un enemigo exterior: China fabricó el virus, la OMS colaboró en su propagación, los inmigrantes lo trajeron al país (a día de hoy, Trump ha cerrado las fronteras y suspendido los programas legales de inmigración y asilo). Después, vino el enemigo interior: el presidente llamó a movilizarse, en nombre de la libertad, contra las medidas que su propio gobierno había adoptado, en una cruzada declarada contra la ciencia y el sentido común. Hoy, con el país fracturado y sublevado por la cuestión racial, Trump apela al imaginario del desorden, el caos social y la anarquía, y llama abiertamente a la mano dura y la militarización del país. Con los Estados Unidos en llamas, Trump ha decidido ser Nerón. Pero, como en 2016, para derrotarlo en las urnas no bastará con no ser Trump. Sucederá en Estados Unidos en noviembre y lo veremos en Europa también. El partido demócrata debe ofrecer un horizonte concreto para la reconstrucción social y democrática del país, para abordar la cuestión racial y redistribuir el poder y la riqueza, o volverá a ser derrotado por Donald Trump.

Protestas en Nueva York por el "asesinato" de George Floyd.

El miércoles, 3 de junio, el Fiscal General de Minnesota, Keith Elliso, aumentó los cargos contra Derek Chauvin a segundo grado por el asesinato de George Floyd y acusó a otros tres oficiales. En cuanto a las convocatorias simbólicas, el hijo de George Floyd, Quincy Mason Floyd, y el abogado Ben Crump, que representa a la familia Floyd, visitaron el sitio en el que fuera asesinado. Según cuenta The Guardian, Crump y el joven Floyd se arrodillaron en el lugar y el abogado declararon que tanto él como la familia “creen absolutamente que fue torturado hasta la muerte”, y estaban “seguros” de que los cuatro policías serían acusados. En el frente político, Trump volvía a ver cómo uno de sus cargos de confianza le enmendaba la plana. El secretario de Defensa de EEUU y responsable del Pentágono, Mark Esper, se desmarcó del presidente y se mostró en contra de que se empleasen militares en activo para controlar las revueltas. Así lo cuenta el Washington Post, en unas declaraciones en las que expresa que este uso debe ser “el último recurso” y, además, tienen que darse situaciones “más urgentes y graves”.  Mientras tanto, aunque miles de personas desafiaron el toque de queda impuesto a partir de las 20.00 horas en Nueva York y continuaron manifestándose hasta la medianoche, en esta ocasión se registraron solamente incidentes y robos puntuales, en contraste con la noche anterior, que acabó con más de 700 personas detenidas. Además, dos o tres agentes resultaron heridos, en comparación con los siete de la noche del lunes al martes, según medios locales. Además de Nueva York, también se desarrollaron protestas en otros puntos del país. En Los Ángeles, miles de manifestantes pacíficos inundaron las calles desde la mañana a la noche del martes en una de las jornadas más multitudinarias. Hollywood volvió a empaparse de la rabia y la indignación de las protestas. En el centro de Los Ángeles, miles de personas tomaron pacíficamente los alrededores del Ayuntamiento, donde, aunque la protesta fue aflojando según se acercaba el toque de queda, cientos de manifestantes permanecieron de forma pacífica en el lugar. Según EFE, guardaron varios minutos de silencio y cantaron a capela “Lean On Me” de Bill Withers.

Un manifestante sostiene un cartel durante una protesta por la muerte de George Floyd, quien murió bajo custodia policial, cerca de la Casa Blanca.

A lo largo del miércoles, el mundo se pronunció respecto a la situación vivida en EEUU, en relación a las protestas antirracistas. En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expresó su preocupación con las formas “tan autoritarias” en que se había respondido a ellas. Sánchez considera que hay que unirse para combatir “el mal de nuestro tiempo”, la ultraderecha, y se solidarizó con unas manifestaciones que “tienen en su génesis alguno de los elementos más difíciles en la construcción de un gran país”, Estados Unidos, al que expresó su respeto. En Alemania, el Gobierno respaldó igualmente las protestas, calificándolas de “legítimas pacíficas” y recordó que se produjeron por la “muerte horrible y evitable" de George Floyd, ocurrida en medio de un episodio de “violencia policial y racismo”. En el Reino Unido, su primer ministro, Boris Johnson, expresó que la muerte de George Floyd a manos de un policía de EEUU fue algo “atroz” e “inexcusable”. Dijo entender “perfectamente” el derecho a protestar por lo ocurrido, aunque, “las protestas deberían tener lugar de una manera pacífica y razonable”. En torno a una treintena de policías, vestidos con su uniforme habitual y sin equipos de protección especial, formaron una barrera para contener a la multitud de cientos de personas que se agolpaba en la avenida Whitehall con carteles en los que se leía “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”). Horas antes, miles de personas se concentraron en el céntrico Hyde Park para condenar el racismo y expresar solidaridad por la muerte de Lloyd. Durante la tarde, además, algunos agentes de la Policía londinense se arrodillaron al paso de la manifestación, en señal de solidaridad con las reivindicaciones. Por su parte, el Papa Francisco condenó la muerte de Floyd: “No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión”. El pontífice no respaldó la violencia de las protestas, porque “es autodestructiva” y “nada se gana con violencia y se pierde tanto…”.

 Policías estadounidenses se arrodillan como homenaje a George Floyd. Gestos espontáneos que ayudaron a rebajar la tensión.

La violencia policial no sólo afectó a los ciudadanos que se manifestaron estos días a lo largo y ancho de Estados Unidos. Los colectivos Libertad de Prensa y el Comité para Proteger a los Periodistas denunciaron en un tuit que, durante la cobertura de las manifestaciones de los últimos días, se han producido numerosas violaciones de la libertad de prensa. Ante este escenario, Joe Biden criticó a Trump por su gestión de las protestas: “El presidente de Estados Unidos debe ser parte de la solución, no del problema. Este presidente es parte del problema y lo acelera. Trump, lejos de aprovechar la ocasión para demostrar que Biden no tiene razón, fue a la carga, tachando a su oponente de “políticamente débil” y volvió a calificar a los manifestantes de “matones”. “La debilidad”, dijo, “nunca vencerá a los anarquistas, saqueadores o matones, y Joe ha sido políticamente débil toda su vida. ¡Ley y Orden!”. Entretanto, el Estado de Minnesota, en cuya ciudad de Minneapolis murió George Floyd, asfixiado bajo la rodilla de un policía, anunció que había presentado cargos contra el Departamento de Policía de dicha ciudad por violación de los derechos civiles. Y, aunque algunas ciudades informaron de altercados puntuales, especialmente, en Nueva York, donde se produjeron al menos 40 detenciones, según la CNN, la tónica general de la intensa jornada de manifestaciones fue la ausencia de conflictividad. En Los Ángeles, el alcalde Eric Garcetti, incluso se sumó en un momento a las protestas y se arrodilló junto a los manifestantes. “Estoy orgulloso de todos los que se han expresado pacíficamente. Celebro el derecho a hacerlo”, comentó, “y me alegro de ello”.  El Pentágono, que no ha hablado de la movilización de tropas para este fin, sí ha especificado que considera “mejor idea” confiar en la Guardia Nacional para llevar a cabo este tipo de tareas.

      

     Los manifestantes se concentran frente al Capitolio en una nueva jornada de protestas en EEUU.

    Según informó The Hill, Lisa Murkowski, senadora por Alaska, sostuvo: “No creo que la militarización sea la respuesta a la ansiedad y el miedo que sentimos en este momento. No creo que el tono que viene del presidente esté ayudando”. Y, sobre el uso de gases y de balas de goma, fue palmaria: “Esos no son los Estados Unidos que conozco”. Otro senador, Lindsey Graham, asiduo colaborador de Trump, opina en el mismo sentido: “Necesitamos restaurar el orden, pero el uso de tropas militares en servicio activo en circunstancias como ésta es un hecho bastante raro”. John Thune, de Dakota del Sur, afirma que prefería que “estas cosas fueran gestionadas por las autoridades estatales y locales puesto que uno quiere reducir la escala de las cosas en lugar de aumentarlas”. Tim Scott, de Carolina del Sur, es igual de claro cuando dice: “Si me preguntan si yo hubiera usado gas lacrimógeno para liberar el espacio y que el presidente pudiera tener su foto, la respuesta es no”. El senador por Nebraska, Ben Sasse, es quizás el más rotundo: “Hay un derecho fundamental y Constitucional a la protesta”. Señala que está contra el desalojo de una protesta pacífica para hacerse una foto y tratar la palabra de dios con un propósito político. Cada servidor público en Estados Unidos debería estar rebajando la temperatura. Y concluye: “La injusticia policial es repugnante”. Con todo, los demócratas en el senado promovieron una resolución para condenar a Trump por “ordenar a los oficiales federales el uso de gas y pelotas de goma contra quienes protestaban pacíficamente en la Plaza de Lafayette la noche del 1 de junio de 2020, violando así los derechos constitucionales de esos manifestantes pacíficos”. Pero, la tramitación de la propuesta fue bloqueada por el líder republicano de la cámara, el senador Mitch McConnell (los republicanos tienen mayoría en el Senado).



“Tenéis que dominar. Si no domináis, estáis perdiendo el tiempo. Os van a pasar por encima, vais a quedar como un puñado de imbéciles”, dijo Trump a los gobernadores durante una llamada colectiva.

Pedro Luis Angosto, en su artículo “Donald Trump, una amenaza para la civilización democrática”, editado en Nuevatribuna.es, asegura que “es imposible entender lo que está pasando en Estados Unidos si no somos capaces de aquilatar como se ha formado la mentalidad mayoritaria de los habitantes de aquella nación, la más rica y poderosa de la tierra, también una de las más desiguales y, probablemente, la que más dolor y muerte ha repartido por el planeta en los últimos setenta y cinco años”. Angosto dice que Donald Trump es hijo de ese mundo, de esa América, de esa manera de concebir al hombre como un animal más pero carente, por ejemplo, de la capacidad de amar que tienen elefantes, delfines, perros, gatos, caballos o sardinas. “Es millonario, mucho, pero no inteligente. Cuando se tiene ambición material desmedida, la inteligencia en los seres humanos se puede sustituir por la crueldad, que es la capacidad de que disponemos para infringir daño a los demás, a uno a millones, en nuestro propio beneficio… Como en su tiempo Hitler, Franco y Mussolini, Donald Trump es el triunfo de una sociedad miedosa y resentida que cree en la superioridad de su raza y su bandera. Una sociedad que ha despreciado la cultura para encumbrar la ignorancia y a los ignorantes. Donald Trump, al fin y al cabo, es uno de los nuestros, un tipo que habla y grita como nosotros, incapaz para la reflexión y la concordia, capaz de cualquier atrocidad por imposible que la consideremos en nuestros días. Donald Trump, que debiera ser sinónimo de estupidez humana, es el peor hombre que podía presidir Estados Unidos en este tiempo, un iletrado soberbio, un mentecato primario que está dando alas a la barbarie en todo el mundo, que está incendiando su propio país amenazando con enviar el ejército a disparar contra los que protestan contra un asesinato racista. Donald Trump simboliza y es un tiempo de ignorantes rabiosos criados durante décadas en el egoísmo y la brutalidad, en la incapacidad de aprender del sabio, de amar como el poeta. Es la amenaza más seria para la civilización democrática desde la desaparición del nazi-fascismo del siglo XX”. 



La Casa Blanca, rodeada de fuego y de manifestantes en contra

Fotomontajes, imágenes y fotos sorprendentes: 






Despedidos y despedidos.




Foto de la publicación de Claudio Bonilla Fernández. 

@saladorcánovas 

 Un baño de amapolas al borde de Francia.

La escapada: Dos niños juegan en un campo de amapolas en Aubigny-au-Bac, cerca de Cambrai, Francia. Otra mirada al mundo, para recordar que hay otra vida más allá del coronavirus. (De Público).

 Cielistas.

Luna de sangre, el pasado 5 de junio, desde Tarragona.

El humor en la prensa de esta semana: Vergara, El Roto, Peridis, Eneko, Pat, Manel F., J. R.  Mora, Atxe, Enrique…








 En caso de incendio llamen a Trump.
 Crochet (golpe lateral que tumba igual)

 Así se forja un sheriff
 El fascismo, por ejemplo.

 La decepción.
 A Vox se le ve el plumero.

 Quiniela.
Teoria del fascismo 
 Lo que dice la OMS 
 Cuentos y leyendas.

Tierra de oportunidades. 
 Ambos lados.



Viñeta de Mel publicada el 4 de junio en Diario de Cádiz.

El colega Melchor Adolfo Prats, Mel, ha anunciado en su blog y en sus redes sociales que Diario de Cádiz cancela su viñeta. La tira de Mel se publica en este medio desde hace más de dos décadas. El dibujante pasa ahora a engrosar la lista de trabajadores afectados por los recortes, que de distintas formas sufrirá la totalidad de la plantilla.


Pep Roig, desde Mallorca:  Dos varas de medir, Todos a una, Necesitan la ruina, De colores, Imagen electoral, Enmascarados sin mascarilla, Homenaje de Pep Roig a George Floyd…








Los vídeos de esta semana:

Varios policías se pusieron de rodillas el 1 de junio en Portland (Oregón, EE.UU.) en medio de las protestas por la muerte de George Floyd. Los manifestantes pidieron a los agentes que realizaran el gesto como muestra de solidaridad y algunos de los uniformados accedieron a la petición.

Policías se arrodillan para homenajear a George Floyd

Otro video muestra que fueron tres policías los que presionaron sus rodillas sobre George Floyd

Muchos policías, que en el comienzo de las protestas eran uno de los objetivos de los manifestantes, se están uniendo a las protestas arrodillándose en señal de respeto por la memoria de George Floyd. Es su forma de demostrar que ellos también están del lado de la ley.
Raw video: Portland police officers kneel with protesters

CONTUNDENTE mensaje de Michael Jordan por la muerte de George Floyd | Telemundo Deportes

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