Juan Carlos, de vuelta a España.
El rey Juan Carlos I, saludando en el 2012 en la foto
de familia de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Cádiz (España).
Campechano que es uno...
El sociólogo, Tomás
Alberic, habla en Público de la segura vuelta a España de Juan Carlos primero,
“más tarde que pronto y en olor de multitudes. En cuanto fallezca”. Dice que volverá
a España y será recibido por una comitiva multitudinaria, presidida por Felipe
González y Aznar y, por supuesto, con los 70 firmantes del reciente manifiesto
de apoyo, con Martín Villa, Alfonso Guerra y Esperanza Aguirre juntitos y en
elegante y elevado reservado. “Será un funeral de Estado y será homenajeado y
enterrado junto a reyes y alta aristocracia del Antiguo Régimen. Pero, mientras
el cuerpo y el hígado aguanten, vivirá en Emiratos A.U. u otros países con
regímenes innombrables. Por si acaso, de momento, ha elegido uno que no tiene
tratado de extradición con Suiza, no vaya a ser que algún fiscal se ponga
pejiguero y le llame a declarar, y le pregunte por impuestos, transacciones
opacas y comisiones ilegales. Abandona a su católica y ortodoxa familia (se
casó por los dos ritos) para alojarse en una suite que cuesta 12.000 euros la
noche, lo que más de un tercio de trabajadores precariados y jubilados no
llegan a ingresar al año, él se lo gasta en un día. Dando ejemplo de
solidaridad en medio de la mayor crisis: desprecio absoluto al pueblo español”…
“Se niega repetidamente
que a Juan Carlos que se le pueda juzgar por nada de lo que haya hecho antes de
su abdicación de 2014, sea lo que sea y haya hecho lo que haya hecho. Es más,
PP-PSOE-Cs han rechazado que ni siquiera se le pueda investigar, a la vez que
algunos de sus dirigentes declaran que hay que mantener siempre la ‘presunción
de inocencia’, como sobre cualquiera. Es decir, NO se le puede investigar, ni
siquiera desde el Congreso, pero eso sí, es inocente mientras no se demuestre
lo contrario… Buena paradoja, defendida entre otros por Felipe González, Bono o
Margarita Robles...Ya lo dice literalmente la Constitución en su artículo 56.3:
‘La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos
estarán siempre refrendados en la forma establecida en el art. 64, careciendo
de validez sin dicho refrendo…’. Si, como dice el propio Juan Carlos, se están
denunciando ‘ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada’ (carta anunciando su salida), es evidente que
estos actos se pueden investigar y juzgar en el caso de que se dedujeran
posibles actividades delictivas: desde 1975 en adelante se puede juzgar ¡todo!
Da igual que sean acciones de antes o después de su abdicación.
Pero, la inviolabilidad
solo rige para estos actos oficiales, refrendados, como explica claramente
Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional. “Fuera de estos, si el Rey ha hecho cualquier
acto ilícito debe ser juzgado por ello, desde el más pequeño a los delitos más
execrables, como a cualquier español. Por mucho que el triunvirato PP-PSOE-C’s
se opongan, ahora ampliado a VOX. O ¿vamos a esperar que se le juzgue en Suiza
o en Alemania? ¿Va la democracia española a quedar en mayor ridículo ante el
mundo, más aún que con las solicitudes de extradición de independentistas
catalanes? Esperemos que los fiscales del Supremo continúen las investigaciones
y se fiscalice todo lo realizado, no solo lo que haya podido cometer en el
último lustro”.
Igualmente, el
triunvirato también se niega a que se le retire el título de “Rey Honorífico”.
El trato de ‘Rey Emérito’, fue concedido por el Gobierno de Rajoy. “Dicho
tratamiento no es un título nobiliario, es un tratamiento que es revocable en
cualquier momento por medio de otro real decreto del Gobierno. No se aprobó por
el Parlamento mediante una Ley, como se debería de haber hecho, y no están especificadas
sus funciones. Así nos encontramos con la paradoja de que puede ejercer de Rey
Honorífico sin que nadie sepa que obligaciones conlleva. Por ejemplo, cualquier
funcionario español, desde el más humilde conserje hasta el más alto, está
sometido a la legislación de la función pública y entre sus obligaciones están
las de residir en España (excepto el personal destinado al extranjero,
embajadas…). Pero Juan Carlos decide ‘trasladarse al extranjero’ ¿A quién
comunica y da cuenta de su decisión?: a su hijo y punto. Esta acción sería
ilegal para cualquier funcionario ¿Cómo puede el Rey Emérito seguir cumpliendo
sus altas funciones institucionales para el Reino de España desde la suite del
hotel de Emiratos? ¿Ha sido un desprecio y un insulto al pueblo español el que
durante dos semanas tan alta responsabilidad institucional estuviera en
paradero desconocido? Pues aquí, serviles, todavía hay muchos, muchos, que le
siguen defendiendo”.
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