Por qué Juan Carlos Iº se “evadió” de España.
La marcha de Juan Carlos
Iº de España se decidió en una reunión directa entre Felipe VI y su padre,
después de que, a través de intermediarios, no se hubiera logrado un acuerdo
sobre la forma de evitar que el escándalo en torno a las cuentas de este último
en paraísos fiscales dañase a la Monarquía. El Gobierno estuvo al corriente de
las conversaciones, pero la decisión última fue de Felipe VI, como recordaba el
martes el presidente Pedro Sánchez. El mismo domingo, Juan Carlos I abandonaba La
Zarzuela, su hogar durante los últimos 58 años, y se dirigió a la localidad
pontevedresa de Sanxenxo, donde pernoctó en casa de su amigo, Pedro Campos. A
la mañana siguiente, cruzó la frontera con Portugal, pocas horas antes de que
La Zarzuela anunciara, mediante un comunicado oficial, su salida de España.
Aunque algunos medios aseguraron que en Oporto tomó un avión con destino a la
República Dominicana. “Ese fue -según Miguel González en Elpaís.com- el
desenlace hasta ahora de una decisión madurada durante semanas, fruto de unas
conversaciones a tres bandas (con representantes de la Casa del Rey, de Juan
Carlos I y de Presidencia del Gobierno) en las que se analizaron todas las
alternativas posibles para minimizar el daño a la Monarquía de la investigación
abierta por los fiscales suizos y españoles sobre las cuentas opacas del rey
emérito. Y en las que se perfilaron todos los detalles, incluida la forma de
presentar su resultado definitivo ante la opinión pública. Al final, tuvo que
ser un encuentro directo entre el Rey y su padre el que desatascara un asunto
en el que, según reconocen las fuentes consultadas, ‘no había solución buena,
sino menos mala’. Para Juan Carlos I, la línea roja fue conservar el título
honorífico y vitalicio de rey, que se le concedió por real decreto en junio de
2014, pocos días antes de su abdicación. Para Felipe VIº, el objetivo era que
la solución fuera aceptada voluntariamente por su padre y que no se tratara de
una imposición externa”.
La salida consensuada
entre padre e hijo, y aceptada por La Moncloa, fue el alejamiento físico del
anterior jefe del Estado, su salida al extranjero. A partir de ese momento,
hubo que analizar a qué país iría a vivir y cómo se mantendría en el futuro. “Lo
cierto -comenta Beatriz Talegón en Diario 16- es que Juan Carlos de Borbón tiene
perfecto derecho a salir y entrar del país cuando quiera y como quiera, incluso
a pasar largas temporadas fuera de él. No hay ninguna razón para que no pueda
hacerlo. Tampoco tiene la obligación de hacer público su paradero, las cosas
como son. Una cosa es que pueda parecer todo extraño, oler raro y sonar peor.
Pero la realidad es la que es: por el momento, Juan Carlos está siendo
investigado y mientras la justicia no tome medidas cautelares. Ahora bien:
¿cabría pensar que esta salida del emérito, carta mediante, donde dice hacerlo
para facilitarle a su hijo el reinado pueda tener algún tipo de intencionalidad
respecto de las causas abiertas contra él? Pues ahí es donde está la clave del
asunto. Y no, no creo que se haya marchado para huir de la justicia española,
entre otras cosas porque dudo mucho que la justicia española lo vaya a
perseguir de alguna manera. Se lo pondrán todo facilito, sencillito y es casi
seguro que no habrá condena de ningún tipo. Porque lo que pudiera haber hecho
siendo rey-jefe de Estado está cubierto por el manto de la sacrosanta
inmunidad; y lo que haya pasado después, habría que demostrarlo y en su caso,
ya suenan campanas de prescripciones por los posibles delitos fiscales. Ahora
bien: otra cosa es lo que está investigando Suiza. Y ahí la cosa cambia: porque
la justicia de Suiza no es la española, porque allí el emérito si que no tiene
ningún tipo de manto que le cubra ni le proteja y porque, sobre todo, Suiza
tiene y no tiene acuerdos de extradición con distintos países del mapamundi”.
Para Talegón esta es la clave para entender, quizás, la marcha de Juan Carlos.
“La respuesta es la que probablemente le esté rondando a usted por la cabeza:
no, no hay acuerdo de extradición entre Suiza y República Dominicana”.
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