miércoles, 19 de agosto de 2020

Pérez Tapias: “La alternativa republicana, más que imposible para muchos es necesaria”.


Pérez Tapias.

En la entrevista de Sato Díaz a Pérez Tapias en Cuartopoder, éste recalca la huida del rey Juan Carlos como un hecho insólito. “Lo importante –dice Tapias, catedrático y decano en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada– no es que fuera inimaginable, sino que es condenable. Veníamos hablando de que el rey emérito podía exiliarse, palabra, sin embargo, que, por dignidad y memoria de exiliados, no debe aplicársele. Pero lo decíamos haciendo referencia a la tradición borbónica al respecto y como hipótesis ficcional más que otra cosa. Entraba en lo más probable que dejara la Zarzuela para establecer su residencia en otro lugar, pero no marchando al extranjero en plan de fuga. Situación tan esperpéntica incrementa su larga lista de deméritos. Lo llamativo en todo esto es, además, la opacidad de la Casa del Rey y del mismo Gobierno, encubriendo la marcha en secreto del anterior jede del Estado para evitar que las consecuencias de posibles delitos fiscales por su parte afecten, aún más, a la menguada legitimidad de la monarquía y a un mayor deterioro de la imagen de la Corona… En efecto, el rey emérito huye de la presión de una opinión pública escandalizada por su comportamiento y pone tierra por medio, aunque anuncie compromisos de retorno. Decir, como ha hecho la vicepresidenta Calvo, que no hay huida porque no hay imputación es una filigrana jurídica que obvia la negativa relevancia política y el desastroso impacto social de la imagen de un rey saliendo de su país por la puerta de atrás. De ahí que la mencionada marcha al extranjero –parece que, por lo pronto, viajando para buscar amparo bajo las nada ejemplares monarquías del Golfo, haciendo alarde de “amistades peligrosas”– tenga todos los ingredientes de una huida… Decir, como ha hecho la vicepresidenta Calvo, que no hay huida porque no hay imputación es una filigrana jurídica que obvia la negativa relevancia política y el desastroso impacto social de la imagen de un rey saliendo de su país por la puerta de atrás”.

Según Pérez Tapias, Felipe VI se ve aplastado por una Corona agrietada como institución. “El esfuerzo por establecer una clara separación entre Juan Carlos I y Felipe VI tiene mucho de inútil. Se pueden formular argumentos análogos a la pretensión de diferenciar claramente público y privado en torno a la figura y papel de un rey, con la función simbólica que ha de desempeñar y el papel ejemplar que se espera de su conducta. Ahora, no se perfila como operación exitosa pretender una delimitación rotunda entre padre e hijo, cuando hablamos de una institución en la que el desempeño del cargo pasa hereditariamente de uno a otro. Si el argumento de esa diferenciación se lleva hasta el final, aplíquense criterios políticos de rendición de cuentas… Ese mismo argumento se vuelve contra esos (falsos) fundamentos sobre los que se quiere mantener una monarquía a la que no le acompaña una razón democrática suficiente. Todo lo contrario. Por lo demás, apartar la figura de Juan Carlos I hasta opacarla tiene el efecto inintencionado pero real de devaluar su tan ensalzado papel en la transición de la dictadura a la democracia, con lo cual más se aligera el valor de lo heredado por Felipe VI”.

Pérez Tapias concluye que lo que no debe seguir haciendo el PSOE es mantener su republicanismo como pieza meramente ornamental o retórico si lo republicano se lleva al discurso. “Y eso es porque no hay un planteamiento político consistente para incorporar republicanismo a la acción política del PSOE, por más que buena parte de su militancia tenga un fuerte apego sentimental a la II República… Falta añadir una acción más decidida para recuperar la memoria de la II República como tal, reivindicando su valor político y su legitimidad democrática. Eso es indispensable ejercicio para dar consistencia a la reivindicación de lo republicano y retomar seriamente el planteamiento acerca del referéndum ‘aplazado’ sobre monarquía o república...Pero ¿hasta cuándo va a llevar careta republicana para seguir practicando apoyo incondicional a la monarquía, ahora plenamente desvelada como monarquía corrupta? La cuestión es de tal calibre que desborda el oportunismo del que Sánchez pueda hacer gala.  Si olvidar que, en un país de pluralidad de naciones y diversidad de culturas, la solución política y convivencial ha de ser federal”.

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