“Cría cuervos”
El líder del Partido Popular, Pablo Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Carmen Morodo firmaba
hace unos días en La Razón un artículo en el que explicaba cómo en el PP
quieren atar en corto a Isabel Díaz Ayuso. David Bollero, recordándolo,
comentaba en el suyo Cría cuervos’ que “la figura de la presidenta madrileña ha
crecido tanto que ha engullido literalmente la de Pablo Casado, tan perdido en
las procelosas aguas de la extrema-derecha y sus continuos vaivenes con la
moderación que pierde peso en la escena nacional. Casado vivió momentos de gloria
tras la moción de censura de Vox. Coincidió su vuelta a la moderación,
aplaudida tanto por la izquierda como por la derecha, con una caída en la
valoración de Ayuso por el repunte de la segunda ola de contagios de
coronavirus en Madrid. Todo aquello ha quedado atrás”.
Bollero observaba que “mientras
Casado vuelve a borrarse del mapa, Madrid mejora sus cifras de COVID y Ayuso
mantiene su línea de exabruptos, creyendo que cualquier cosa amenaza la unidad
de España y reclamando querer ser la peor pesadilla de la izquierda. Un lujo
que Casado no se quiere ni puede permitir. Quienes en su día vieron en Ayuso en
una candidata moldeable, fácil de controlar, una peona obediente, no contaban
con un factor que lo cambiaría todo: Miguel Ángel Rodríguez. El que fuera mano
derecha de Aznar y, en gran parte, artífice de su ascenso desde Ávila a la
política nacional, anda haciendo de las suyas en la Puerta del Sol. El jefe de
gabinete de Ayuso ha resucitado de sus cenizas y está contribuyendo a que la
presidenta madrileña se haya convertido en una pesadilla para Casado antes de
serlo, incluso, para la izquierda. El licenciado de Aravaca sufre que él mismo
haya contribuido a encumbrar a Ayuso como símbolo del PP y, ahora, no sepa cómo
rebajar ese protagonismo; aquello de cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Y Bollero concluía: “Un
verdadero líder, en realidad, no tendría necesidad de hacer de menos para ser
más, deberían bastar sus méritos para brillar por sí mismo, pero no es el caso
de líder del PP, que ha hecho demasiadas veces el Rivera con sus bandazos del
centro a la derecha y la extrema-derecha. Ahora, la posibilidad del ‘golpe de
Estado institucional’’, como indica Morodo, pueden terminar de ser su puntilla”.
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