El “Ruido de la memoria”.
Amparo Rubiales, doctora
en Derecho, socialista, feminista, señala en su blog, “Ruido de la memoria”, publicado
en huffingtonpost.es, que Mª Teresa León fue una mujer excepcional olvidada,
como tantas otras, mientras sus compañeros triunfaban porque eran hombres. En su
autobiografía “Memoria de la melancolía”, Rubiales dice: “En estos comienzos de
un año que pensamos sería mejor que el pasado, me he acordado de ella porque he
sentido que mi memoria guarda mucho ruido, recuerdos muy diversos. Para Mª
Teresa el ruido de su memoria la llevó al olvido, tanto que, cuando después de
un larguísimo exilio vuelve a España, en 1977, con su pareja Rafael Alberti,
llegó sin memoria; esta había muerto con el Alzheimer que padecía. Su cuerpo
murió más tarde sin llegar a saber que estaba en esa España que la obligaron a
abandonar. Se acabó, mientras Rafael, su compañero, vivió y triunfó personal y
políticamente, todo lo que a ella la terrible enfermedad le había negado”.
Rubiales fue concejal del
Ayuntamiento de Sevilla, así como vicepresidenta de la Diputación Provincial de
Sevilla. Fue elegida parlamentaria andaluza en 1982 y estuvo en la Cámara
autonómica. Fue también la primera consejera de la Presidencia de la Junta de
Andalucía, senadora por Sevilla y diputada en el Congreso por Sevilla, además
de vicepresidenta Segunda de la Cámara Baja y primera delegada del Gobierno en
Andalucía y consejera de Estado. Mª Teresa León fue, según Rubiales, una mujer
excepcional que, como tantas otras, fue olvidada mientras sus compañeros
triunfaban porque eran hombres. Y reconoce que está costando mucho recuperar la
memoria perdida de todas ellas.
“Galdós –escribe Rubiales–
estuvo ligado sentimentalmente durante muchos años a otra gran mujer, con una
biografía apasionante, difícil de clasificar, pero claramente feminista: Emilia
Pardo Bazán, de la que este año se cumple su centenario y que espero se celebre
con todo esplendor. Sobre todo, que se lo haga la RAE, que, por tres veces, le
negó la posibilidad de ser académica, mientras entre sus miembros abundaban
muchos con menos méritos. Machos sí, por supuesto. Otras muchas cosas forman
parte del ruido de mi memoria, que ha ensordecido el estupor ante el asalto al
Capitolio por los seguidores de Trump, en una imagen que nunca pensamos ver,
pero que formará parte de nuestra memoria para siempre. ¿Qué nos está pasando?
Muchas cosas, y conviene, como escribe Mariam Martínez-Bascuñán, ‘identificar
la amenaza’: La defensa de la democracia se hace también desde la valentía de reconocer
que no todas las posiciones son iguales, aunque sea un argumento silenciado con
la despectiva acusación de superioridad moral”.
Rubiales reconoce, tal
como escribe Javier Pérez Royo, una “coincidencia alarmante”, entre lo ocurrido
en el Capitolio y lo que pudo pasar en España. “Una minoría social y política
se rebela contra la formación de un Gobierno con base en los resultados de las
elecciones. En España también se intentó abortar la formación del Gobierno tras
los resultados de las elecciones del 10-N de 2019 por considerarlo ‘ilegitimo’.
Así lo vienen afirmando Casado y Abascal un día sí y otro también. Hablamos de
polarización en el mundo entero –otra pandemia–, pero no podemos dar por
sentada la democracia ni sabemos cómo defenderla de sus enemigos ni poner fin a
la desigualdad social que nos consume. De María Teresa León a Trump hay
muchísimos años de distancia, pero no tanto entre las causas que la llevaron al
exilio y lo que ocurriría hoy si los populismos triunfaran”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario