sábado, 30 de enero de 2021

El blues de la invisibilidad. Teoría feminista negra y cultura popular

 

Santiago J. Navarro escribe en Nuevatribuna.es:

A lo largo del reciente 2020, distintas editoriales han explorado el mundo femenino, desde la óptica de las luchas por las libertades de sus colectivos y en ese universo cabe encuadrar libros como “Otra subversión es posible” (Sophie Lewis, Bellaterra) o el cómic “Sunny Sunny Ann” (Miki Yamamoto, Astiberri), lugares de encuentro donde el interesado se da de bruces con relatos originados en estas batallas y otras similares. Pero son otros dos sellos, los responsables de sendos ensayos en los que la raza y el sexo marchan de la mano en su duro combate contra el machismo y el racismo.

Txalaparta editó en octubre del pasado año “La matriz de la raza”, obra de la profesora de Filosofía Social y Política, Elsa Dorlin, en la que, además “de explorar los efectos del conocimiento médico en las relaciones de poder”, la autora parisina examina “las dinámicas de poder dentro del propio conocimiento médico”, según la catedrática Joan Wallach Scott en el profundo prólogo del libro. Y, también a lo largo de ese mismo mes, Katakrak presentó “El blues de la invisibilidad”, donde la también docente de Harlem Michele Wallace muestra diferentes trabajos sobre la evolución del feminismo negro estadounidense.

Invisibility Blues es, según su propia autora, un conjunto de “ensayos” que “abarcan la obra de toda mi carrera como escritora y crítica cultural”, donde se da salida a las ambiciones de “las mujeres de color” y, “en particular, a las mujeres de color intelectuales y decididas a ser útiles”. En La matriz de la raza, todo es cosa de “las filosofías de la igualdad, unas filosofías minoritarias, olvidadas, que se alzaron contra la naturalización de la desigualdad entre sexos, y concluye con las resistencias esclavas, unos fragmentos de historias de los vencidos que minan los relatos de los dominantes y deshacen el entramado de la raza”.

Ambos libros son dos conjuntos de documentos escritos con valentía y conocimiento de causa, algo que no siempre está reñido con el entretenimiento, ejemplo de lo cual es, al menos, uno de estos ensayos: para Joan W. Scott, la propuesta de “La matriz de la raza” “no es solo algo teórico: su rigurosa presentación de los discursos médicos y políticos y su escrupulosa atención a la lógica de los argumentos y a las múltiples implicaciones de las ideas demuestran la importancia de un estudio de la historia de la sexualidad como el que” su autora, Elsa Dorlin, “ha llevado a cabo”. Por otro lado, para Michele Wallace, tal y como puede comprobarse en su libro “El blues de la invisibilidad” (un texto más rudo en algunos de sus capítulos, pero igual de necesario), el “feminismo negro no funciona bien –por lo menos en EE. UU.- como perspectiva colectiva o como herramienta de organización, pero todavía creo que es real, útil y funcional”.

El lector de hoy cuenta, pues, con dos ensayos enriquecedores nacidos, además, el año de las informaciones falsas y las conductas más deleznables para horror del comunicador y la comunicadora esforzados en acercarse al mundo femenino más perjudicado con el respeto que merece.

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