Lo que fue el 2020: el peor año para la cultura.
“Un año sin Sant Jordi —recuerda Karina Sainz Borgo el 23 de diciembre pasado, en Vozpópuli— ni Feria del Libro, con el Museo del Prado cerrado a cal y canto por tres meses y las bibliotecas desiertas. El 2020 fue malo para todos: el estado de alarma ante la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus confinó a la Humanidad entera y se cobró la vida de dos millones de personas en el mundo y casi 70.000 en España. La cultura no consiguió escapar indemne de una pandemia que aún no acaba”. A partir del 15 de marzo cerraron sus puertas el Museo Nacional del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza, el Museo Arqueológico Nacional, así como los museos estatales: el Cerralbo, de Artes Decorativas, el Museo de América, el del Romanticismo, el Museo del Traje o el Sorolla… Las galerías, ferias de arte y anticuarios suspendieron su programación, al igual que los teatros, los cines, auditorios y salas de conciertos. A eso se suman las pérdidas humanas: al menos una veintena de creadores, intérpretes e intelectuales que murieron en 2020. Desde la pronta desaparición de la escritora Mary Higgins Clark, el guionista y cineasta José Luis Cuerda o el escritor y periodista David Gistau, hasta la reciente muerte del novelista británico John Le Carré. Pero hubo más: Kirk Douglas, Luis Eduardo Aute, Marcos Mundstock, Pau Donés, Carlos Ruiz Zafón, Juan Marsé, Enio Morricone, Sean Conney, Quino, Van Halen, Pedro Costa y la actriz y bailaora Teresa Vallejo, entre otros. Después de tres meses de confinamiento, en junio volvió la actividad a las principales instituciones culturales, una de las primeras en abrir fue el Museo del Prado, que ofreció una selección de sus obras maestras para dar la bienvenida a los visitantes. A pesar de la llegada del verano y con este, supuestamente, lo que el Gobierno llamó la “nueva normalidad”, tanto la pinacoteca madrileña como el resto de los museos vieron desplomarse sus visitas entre un 80% y 90%. Los museos, como los teatros y el resto de los recintos, abrieron con aforo limitado y eso, sumado a la ausencia de turistas, tuvo consecuencias directas en taquilla: el Prado, por ejemplo, pasó de 7.992 visitantes diarios a 2.500. Tan solo en el mes de julio, las visitas pasaron de las 267.523 del año pasado a 49.192, es decir, un 81% menos, según los datos suministrados por la institución. El Museo Reina Sofía vivió una situación similar: 80% menos con respecto a 2019.
Siete de cada diez visitantes de los museos barceloneses provienen del extranjero. El 16% proviene del resto de España y del resto de Cataluña 6%, según los datos aportados por el Ayuntamiento en 2019. Sainz Borgo nos recuerda que el desplome del turismo internacional hizo estragos no sólo en museos como el Picasso, sino también en los grandes monumentos, con el agravante de que el flujo más significativo de visitantes extranjeros proviene de Estados Unidos, país especialmente golpeado por la pandemia. “Con el fin del estado de alarma y la apertura de las fronteras, apenas 204.926 turistas visitaron España, un 97,7% menos que un año antes, según el Instituto Nacional de Estadística. Los datos indican que el país perdió 27,3 millones de viajeros. Según un informe elaborado por la Red de Museos Europeos, institución independiente localizada en Berlín, tres de cada cinco museos informaron haber perdido una media de 20.300 euros a la semana debido al cierre y la interrupción de los viajes. La pérdida de ingresos en concepto de entradas, tiendas y cafés afectó las arcas de muchos de ellos. El teatro perdió más de 200 millones de euros. Los musicales como el Rey León, que facturaban cuatro millones al mes, han permanecido cerrados durante más de un semestre. Se han suspendido más de 5.000 representaciones, eso ocasiona que tanto la parte artística como técnica esté sujeta a ERES, cuando ya no directamente al despido. Los libreros vieron una caída en picada de las ventas, otras opciones de ocio como Netflix y otras plataformas audiovisuales como HBO, Amazon Prime Video, Filmin o Movistar+, se beneficiaron de la situación. Disney+, por ejemplo, alcanzó unos 50 millones de clientes de pago globales solo cinco meses después de su estreno en noviembre, más de la mitad de su objetivo de 90 millones para 2024. Las pérdidas causadas al sector de la música en vivo en España por el parón provocado por la covid-19 podrían superar los 1.200 millones de euros cuando se cumpla un año de pandemia, según las estimaciones hechas por los afectados. Esta cifra dobla la inicialmente ofrecida hace siete meses, cuando se alertó de pérdidas, hasta septiembre de este año, de más de 600 millones por la imposibilidad de desarrollar la temporada estival de festivales y que pondrían en cuestión la supervivencia del sector”.
El Sant Jordi de paseo de Gràcia de Barcelona, suspendido, lo mismo que la Feria del libro de Madrid.A pesar de haber calculado unas pérdidas de entre 1.200 y 1.600 millones de euros, la industria editorial consiguió retomar su actividad, pero sin las citas tradicionales, incluidos los premios y eventos. Este año, por ejemplo, se celebró una edición extraordinaria de la ceremonia de entrega Planeta sin cena y con aforo limitado. Ceremonias como la entrega del Premio Cervantes fueron postergadas o directamente canceladas mientras otras se llevaron a cabo de forma excepcional, como la de los Premios Princesa de Asturias, ya no en el teatro Campoamor sino en una sala del Hotel Reconquista, el lugar donde se creó la fundación hace cuarenta años, y que recibió ese día a cincuenta personas, entre galardonados y autoridades. Otros cambios realizados fueron las conferencias de prensa, las presentaciones públicas y coloquios pasaron a la opción telemática. A pesar de su fragilidad, la cadena del libro hizo un esfuerzo para adaptarse a los nuevos tiempos: desde las editoriales, que retrogradaron sus catálogos y novedades, hasta las librerías, que tuvieron que continuar adelante a pesar del terreno ganado por Amazon durante el estado de alarma. La no celebración de Sant Jordi (la versión que se hizo el 24 de julio tuvo más de saludo a la bandera que otra cosa) y la cancelación de la Feria del Libro de Madrid no ayudaron a los libreros independientes. A la tragedia que supuso la covid para el sector se sumó una variable que empeoró la situación: la falta de una autoridad competente, capaz de atender y resolver las demandas del sector de la cultura. El entonces recién nombrado ministro en la materia, José Manuel Rodríguez Uribes, confirmó la aprehensión con la que lo recibieron la mayoría de creadores, gerentes culturales y responsables institucionales, que apenas sabían que era. En su primera comparecencia durante el estado de alarma, el ministro Uribes exhibió una total desconexión, indolencia y desinterés en medio de una manifiesta improvisación. Declaró haber sostenido una ronda de seis videoconferencias con más de 30 representantes del mundo de la cultura: del ámbito de las artes escénicas, el cine, la música, el libro y los representantes sindicales del sector, así como con los responsables de bellas artes e industrias culturales. Pero, en su comparecencia pública tras el consejo de ministros del día 7 de abril, además de enunciar dichos contactos puntuales, Rodríguez Uribes no anunció ninguna medida derivada de esas reuniones y despachó unas cuantas frases memorables. Por ejemplo, aquella en la que, parafraseando a Orson Welles, aseguró que “primero va la vida y luego el cine, aunque la vida sin el cine y la cultura tiene poco sentido”.
El año 2020, la cultura en España debía enfrentar al menos cinco de sus asuntos decisivos. Los retos del sector pasaban —y pasan aún— por resolver temas enquistados que llevan mucho sin solución: desde la Ley de Mecenazgo, aplazada sin gobierno ni presupuestos durante más de dos legislaturas, pero también la reforma del INAEM que el exministro José Guirao no pudo resolver, las condiciones de cesión de la colección Carmen Thyssen al museo que lleva su nombre, además de los problemas estructurales de la dotación económica. A pesar del aumento previsto para 2021, la financiación para la cultura representa solo un 0,3% de los Presupuestos Generales del Estado, a pesar de que la industria cultural española genera el 3,2% del Producto Interior Bruto (PIB). En el proyecto de Presupuestos de 2021, la partida más alta corresponde a los programas de Promoción y cooperación cultural y de Promoción del libro y publicaciones culturales, que aumenta un 190 y un 64%, las cifras más altas del conjunto con respecto a los epígrafes de Música y Danza, Teatro, Cinematografía, Museos y de Exposiciones, que tienen una dotación conjunta de 163 millones de euros. En una de sus últimas apariciones como ministro de Cultura José Guirao fue poco específico ante determinados temas, uno de ellos el Estatuto del Artista, aprobado por la Comisión de Cultura del Congreso en junio del año 2019 y que el propio ministro señaló como una reivindicación que comparten todos los grupos políticos. Sobre la Ley de Mecenazgo consiguió bastante menos progresos. Las desgravaciones fiscales son un tema que exige la sintonía con Hacienda y aunque Guirao la tuvo y gozaba del apoyo del resto del Ejecutivo no hizo mayores avances. Cultura decía estar trabajando con el Ministerio de Hacienda en un proyecto de reforma de Ley de Mecenazgo que actualizara y organizara el aspecto impositivo, desde los tipos de desgravaciones, hasta el objeto de las actividades beneficiarias. De momento, se desconoce cuál es el estatus del asunto en esta legislatura.
Mark Fisher, uno de los críticos más citados sobre cultura popular actual, terminó por suicidarse en 2017.Scott Timberg vivía en Los Ángeles, una de las ciudades más ricas y vibrantes del planeta, colaborando en el diario Los Ángeles Times, quien decidió prescindir de sus servicios como crítico cultural. Desde entonces, Timberg tenía que escribir sobre la ciudad, viviendo fuera de ella, mientras su calificación para créditos se desmoronaba y vivía al límite cada mes hasta que se suicidó. Hablamos del autor de Culture Clash: The Killing of the creative class (Yale University Press, 2015), un ensayo que explica cómo el sector de la cultura se ha ido desmoronando en los últimos años, separando a sus integrantes entre millones precarios y unos pocos multimillonarios. Podemos decir que Timber escribió su propio epitafio en forma de libro. Víctor Lenore escribía el pasado 25 de diciembre en Vozpópuli que la historia de Timberg está llena de situaciones reveladoras. “Por ejemplo, el banco amenazaba con demandarle para recuperar su casa por los impagos, cuando le había despedido precisamente el nuevo dueño del LA Times, un magnate inmobiliario. Por no hablar de otro efecto muy perverso: los Ángeles disparaba el precio de sus viviendas precisamente por su rica vida cultural, mientras la gentrificación expulsaba a quienes la defendían, construían y explicaban de manera cotidiana. La batalla no era muy distinta en Europa, donde murió el periodista musical británico de origen nigeriano Dele Fadele, víctima del alcoholismo y la precariedad. Destacó en los años noventa por sus valientes reportajes, donde narraba la potencia de los raperos Public Enemy, el racismo de la estrella pop Morrissey o la intensidad existencialista de Joy Division. Cuando The Guardian publicó su obituario este año, aclaró que Fadele llevaba dos años muerto pero que su entorno laboral no se había enterado hasta 2020”. Lenore asegura que no son excepciones. “Mark Fisher, uno de los críticos más citados sobre cultura popular actual, también terminó por suicidarse, en 2017. Fue víctima de la depresión, pero también de la ansiedad que le producía el deterioro de la sociedad, carcomida por el consumismo y la adicción a las chucherías tecnológicas”. Fisheer respondía, en 2016, a la revista El Estado Mental: “No hace falta decir que la cultura es importante. Pero gran parte de la izquierda organizada todavía pasa por alto el poder de la cultura, la forma en que las luchas hegemónicas no sólo pueden ser combatidas en una arena política estrecha, sino en términos de lo que la gente consume, lo que escucha, las identificaciones que forman y demás. Pero también hace falta decir que una lucha que se lleve a cabo sólo en el ámbito cultural no obtendrá mucha tracción. Al mismo tiempo, sin embargo, la propia oposición entre ‘la cultura’ y ‘la política’ no es especialmente útil. Es mejor decir que la cultura empapa la política: ¿Qué política podría decirse que tiene lugar fuera de la cultura?”, argumentaba.
Víctor Lenore revela que Fisher
criticaba el mito de que demasiada estabilidad laboral convierte a los
trabajadores en seres perezosos y complacientes: “Ahora parece que, si quitamos
la seguridad social a un tipo, emergerá el manantial de su creatividad. Lo que
ocurre, si quitamos la seguridad a la gente, es lo que me pasó a mí cuando era
autónomo: toda tu energía creativa se va pensando en cómo puedes ganar dinero”.
Habla de un problema que afecta de manera masiva al sector cultural. “No
estamos hablando solo de la muerte por asfixia de un sector laboral. El
descarte de los críticos culturales es solo el síntoma extremo de un cambio
mayor, que podemos observar si prestamos atención. ¿Se han fijado, por ejemplo,
en que las cajas registradoras de ciertas cadenas de comida rápida ya no ponen
en sus teclas los nombres de los platos, sino dibujitos de una hamburguesa, un
batido o unas patatas fritas? En parte, se trata de agilizar la gestión, pero
también de que un empleado analfabeto pueda trabajar sin problemas para la
marca. Es el mismo principio que maneja el metro de Ciudad de México, donde a
cada estación se le asigna un icono, que permite a gente sin estudios primarios
orientarse en toda la red. En los últimos tiempos, habrán notado también que,
cuando hacemos una búsqueda en Google, lo primero que nos sale destacado son
los vídeos sobre el asunto y después los enlaces con textos explicativos (antes
era al revés). Inmersos en la fiebre por el progreso permanente, parece que nos
estuvieran preparando un mundo donde la imagen fuese más importante que la
escritura. ¿Por qué leer un ensayo, incluso uno cortito y masticable como los
que se llevan ahora, cuando podemos enterarnos de lo básico con un tutorial o
una charla TED? Los amagos para suprimir o reducir la asignatura de Filosofía
reman en la misma dirección”.
Víctor Lenore termina sí su artículo ‘Una modesta proposición para exterminar a los periodistas culturales’: “¿Para qué sirve un experto en cultura? ¿Mejoran nuestra vida en algún aspecto? ¿No estaríamos mejor sin ellos? Realmente soy la peor persona para responder a estas preguntas. No solo porque me encuentro entre los pocos que sigue trabajando en este sector zombi, sino porque algunas de las horas más felices de mi vida las he pasado leyendo crítica cultural firmada por autores admirables como Terry Eagleton, Pier Paolo Pasolini, Barbara Ehrenreich, G.K. Chesterton, Edward Said, Stuart Hall y Alberto Santamaría, entre otros. No tengo dudas de que sus textos han contribuido a mejorar mis enfoques y decisiones vitales, como las de muchos otros. Como no puedo aportar mucho más, me limito a pedir que el golpe de gracia al gremio se ejecute de una manera digna y no exenta de sentido del humor, al estilo del famoso panfleto ‘Una modesta proposición’, firmado por Jonathan Swift y publicado en 1729. El escritor satírico irlandés proponía resolver el hambre en Irlanda vendiendo los niños de familias pobres a las clases altas para que se los comieran. Aunque muchos de nosotros seamos ya carne dura, quizá sirvamos para hacer embutido. Parece la única utilidad indiscutible que podemos ofrecer en 2020. Feliz Navidad a todos”.
La revista Mixmag, especializada en música electrónica, realizó recientemente un informe sobre la situación de los periodistas del sector. Los datos sobre el perfil medio y retribución hablan por sí mismos: ‘Se trata de un hombre (64,3% frente a un 37,5% de mujeres) —de una edad media de 41 años—, residente, sobre todo, en ciudades como Madrid y Barcelona, con una antigüedad media como periodista musical de 13 años. Con titulación académica universitaria, aunque, curiosamente, solo la mitad de los mismo son licenciados/graduados en Periodismo. (...) Estos periodistas, hasta en un 18,5%, afirman que ganaron menos de 5.000 euros brutos en el año 2019. Y hasta un 14,8% no percibieron remuneración alguna. Solo un 7,4% ingresó entre 25.000-30.000 euros al año. En 2020, el porcentaje de ‘hasta 5.000 euros’ baja al 11.1% y el de 5.000-10.000 sube al 25,9%. En este año suben, sobre todo, los que ganan menos de 2.000 euros al año, con un 22,2% frente al 3,7% de 2019’. Es la radiografía de un naufragio sociocultural más tras la pandemia. La situación no tiene pinta de mejorar”.
Las pasiones mitológicas de Tiziano, en el Museo Nacional del Prado.En 'Público' se recogen algunos de los estrenos y lanzamientos más importantes que tendrán lugar en los próximos meses. “Tras el annus horribilis, el mundo de la cultura se encomienda al 2021 con el fervor del superviviente. 2020 nos deja un sector en horas bajas, pese a que paradójicamente el confinamiento ha evidenciado su importancia capital. La progresiva cancelación de los eventos en vivo, y el consiguiente incremento del consumo cultural virtual, dejan maltrecho un ecosistema que ya de por sí andaba renqueante. De momento, 2021 es todo augurios. Proliferan ya propuestas y nuevos lanzamientos que conviene agendar, siempre con la cautela aprendida tras un 2020 fuera de lo común. Desconocemos qué nos deparará el 2021, sí sabemos, por contra, que la cultura estará ahí siempre que se le necesite. Lo estuvo en 2020, cuando todo lo que creíamos sólido en nuestras vidas parecía desmoronarse, y lo estará el año de la vacuna. En primer lugar, en el arte, los locos años veinte, Tiziano, Barceló, o Magritte son algunas de las apuestas museísticas del año. Algunas de ellas se solaparán y otras, en cambio, tomarán el relevo de retrospectivas inauguradas en 2020 como la de Mondrian en el Reina Sofía o Kandinsky en el Guggenheim. El Prado, que mantendrá Invitadas hasta marzo, dedicará la primera mitad del año a Las pasiones mitológicas de Tiziano, un hito que prevé reunir a las seis pinturas mitológicas basadas en la poesía clásica griega pintadas por Tiziano para Felipe II entre 1551 y 1562. Del 20 de abril al 8 de agosto de 2021 tendrá lugar en el Thyssen-Bornemisza la primera retrospectiva en España de Georgia O’Keeffe (1887-1986), a través de una selección de aproximadamente 80 obras de la considerada como una de las máximas representantes del arte norteamericano del siglo XX. Por su parte, el Guggenheim de Bilbao se centrará en ‘Los locos años veinte’, poniendo el foco en Berlín y París como ejemplos de metrópolis en las que se generaron realidades específicas que nutrieron la producción artística. La muestra incluirá también miradas a otros núcleos de vanguardia, como Viena y Zúrich. Denominados ‘les années folles’ en el mundo de habla francesa o Die wilden Zwanziger en los países germánicos.
Santiago Sierra y Eugenio Merino quemaron el ninot del Rey al no encontrar comprador. Los artistas eligieron el día de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre del 2020, para incinerar en una calle de Berga la escultura de 4,5 metros de altura, que presentaron en Arco en 2019 y que vendían por 200.000 euros. Tras la acción, los artistas pusieron a la venta los restos: el vídeo, las fotografías, las cenizas y la calavera. El 2020 comenzó con una cita ineludible con el Teatro del Barrio y la obra “La quema del ninot: concierto de año nuevo”.
'Shock (El cóndor y el puma)', capitalismo y psiquiatría.A partir del 18 de marzo en el Teatre Lliure de Barcelona la Agrupación Señor Serrano, una de las compañías catalanas más internacionales, se aproximará al concepto de la posverdad con expediciones al Everest, Orson Welles sembrando el pánico en su programa de radio “La guerra de los mundos”, jugadores de bádminton practicando el béisbol, una web de fake news y Vladímir Putin disertando satisfecho sobre la confianza y la verdad. El 2021 también nos depara una nueva oportunidad para disfrutar de Shock (El cóndor y el puma), que de la mano del dramaturgo Andrés Lima alcanzó un gran reconocimiento. Vuelve al Centro Dramático Nacional y lo hace acompañado de su secuela, Shock 2 (La tormenta y la guerra), dirigida también por Lima, Premio Nacional de Teatro en 2019. En el terreno musical, nombres ilustres del panorama internacional lanzarán sus respectivas tonadas este año que empieza. Drake, Lana del Rey, Adele, Beyoncé, Rosalía, Teenage Fanclub, Arcade Fire, The Cure o Billie Eilish son sólo algunas de las luminarias que coparán las bandejas de novedades. De momento lo más próximo en el tiempo es el esperado lanzamiento del nuevo trabajo de Sleaford Mods, dúo dinámico de electro-punk que publicará sus nuevas canciones el 5 de febrero. También con expectación se espera el regreso de los Foo Fighters, que llamará Medicine At Midnight y que, según Dave Grohl, será muy diferente a lo escuchado hasta ahora.
Interior de una sala de proyecciones.En cuanto al cine, el regreso de Steven Spielberg es otra de las grandes citas del año. Prevista para diciembre, finalmente el remake de la mítica West Side Story verá en breve la luz con Ansel Elgort encarnando un moderno Romeo para la joven promesa Rachel Zegler de la banda rival. Será el año también de la cuarta entrega de Matrix, para finales de año y que cuenta ya con la confirmación de Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, acompañados por otros rostros conocidos como los de Neil Patrick Harris, Yahya Abdul-Mateen II o Jada Pinkett Smith. Otra de las bazas cinematográficas del año que se abre será, sin duda, Dune. El director canadiense Denis Villeneuve será el responsable de revisitar este clásico y lo hará de la mano de, entre otros, Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac y Stellan Skarsgard al frente de su espectacular reparto. El año comienza con la publicación de “El remitente misterioso y otros relatos inéditos, ocho cuentos” que Marcel Proust tuvo a bien archivar en un cajón y que ahora ven la luz de la mano de Lumen. El deseo homosexual prima en estos textos, además de esa atmósfera decadente marca de la casa. Sin duda la publicación de estos inéditos copará la atención de la rentrée literaria. La escritora Laura Ferrero publica “La gente no existe” (Alfaguara), relatos de amor y desamor en los que la emoción y la sensibilidad son la principal baza de esta joven escritora catalana. Relatos escuetos y sin imposturas, una escritura límpida que se abre paso para brindarnos el vértigo de la vida cotidiana. Por último, verá la luz a principios de año “El Evangelio según María Magdalena” de Cristina Fallarás. Un retrato feminista, valiente y sensual de una mujer libre, cuyo papel en la fundación del cristianismo ha sido borrada por la Iglesia. Es hora de combatir la versión del patriarcado, porque su montaje ha resultado devastador.
Imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:
Mi apoyo, admiración y respeto por esta mujer, Anna
Muzitsuk, campeona del mundo de ajedrez quien se ha negado a defender su título
en el mundial que se va a celebrar en Arabia Saudí porque no acepta ni llevar
velo ni ser acompañada por un hombre cada vez que salga del hotel.
Ética, árboles, otoño, moral, pájaros y otros... Lqsomos.
Tu música es negra,
Tu auto es japonés,
Tu pizza
es italiana,
Tu gas es
argelino,
Tu café es
brasileño,
Tu
democracia es griega,
Tus
números son árabes, tus letras son latinas
Soy tu
vecino ¿Y todavía me llamas extranjero?"
(Eduardo Galeano en "El cazador de
historias")
El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Vergara, Enrique, Javirroyo, Malagón, Manel F., Orlando, March…
Breve resumen del 2020.
Literal y metafóricamente.
El rumbo.
Reyes a Suiza-Oriente.
Pep Roig, desde Mallorca: No pasarán, espero,
Pandemia, To pa mí, Hagan lo que hagan, digan lo que digan, Estraperlo…
Los vídeos de esta última semana del 2020:
Mark Fisher sobre la depresión entre los jóvenes (SUB
español)
Comentario de "Los fantasmas de mi vida. Escritos
sobre depresión, ontología y futuros perdidos" (Ed. Caja Negra, Buenos
Aires, 2018).
"Libros recomendados: ojo con el arte: 20. Mark Fisher"
La escultura que presentaron hace dos años en la Feria
ARCO los artistas Santiago Sierra y Eugenio Merino se quemó, completando así el
proyecto artístico.
LATE MOTIV - Monólogo. Yo, yo mismo e Irene Montero |
#LateMotiv788
Polònia recoge los mejores momentos de uno de los años
más difíciles de la historia del programa.
Polònia - Polònia: 2020, no cal que tornis
“La virgen de agosto”, película dirigida por Jonás Trueba, hijo del director de cine Fernando Trueba y de la productora Cristina Huete, y sobrino del escritor y cineasta David Trueba, navega entre lo castizo y lo afrancesado. El film, que entusiasmó a Francia, aparece en las listas de las mejores películas de 2020 de dos de las publicaciones más importantes de Francia: la revista de cine 'Cahiers du cinema' y el diario 'Liberation'. En España, sin embargo, donde se estrenó en 2019, no contó con la misma devoción y pasó desapercibida en la temporada de premios.
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