El Senado insta al Gobierno a eliminar el artículo que castiga las ofensas religiosas.
La Comisión de Justicia
del Senado ha aprobado una moción por la que insta al Gobierno a impulsar los
trámites y el procedimiento para la “modificación sustancial y en su caso
derogación” del artículo 525 del Código Penal que castiga la ofensa a los
sentimientos religiosos. La moción exige adaptar la ley a “la jurisprudencia
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y a la evolución de la sensibilidad
social”.
La moción, presentada por
Adelante Andalucía, Més Per Mallorca, Más Madrid, Compromís, Geroa Bai y
Catalunya En Comú Podem, y modificada por una transaccional firmada por todos
los grupos excepto el PP, fue aprobada con el voto a favor de todos los grupos
excepto PP y Ciudadanos, que votaron en contra. Asimismo, se pide al Ejecutivo
que impulse “los trámites y procedimientos para la modificación sustancial y en
su caso la derogación del artículo 525 del Código Penal, relativo a las ofensas
a los sentimientos religiosos”.
Los autores de la moción
advierten en la exposición de motivos de que “en España, bajo la denominación
eufemística de ofensas a los sentimientos religiosos, pervive la tipificación
de la blasfemia”. En concreto, el artículo 525 del Código Penal. Y alegan que “prácticamente
no hay condenas por delitos contra sentimientos religiosos”. Si bien,
puntualizan que la existencia de este artículo “sigue permitiendo que se
presenten denuncias ante los tribunales contra quienes satirizan sobre asuntos
religiosos, que se ven forzados a asumir la llamada pena de banquillo”. Para
presentar esta moción se apoyan en informes y recomendaciones europeas, como el
informe de la Comisión Europea para la Democracia por Derecho, que señaló en
2006 que no era necesario crear un tipo penal específico que castigara estas
ofensas; o la recomendación de 2007 del Consejo de Europa que pidió la
despenalización de los delitos de blasfemia.
Uno de los últimos
pronunciamientos del Consejo de Europa, según recuerdan, es el producido tras
los atentados contra el semanario francés Charlie-Hebdo en 2015, en el que se
afirma que “el uso de la sátira, la información o las ideas que puedan ofender,
chocar o perturbar, incluida la crítica religiosa, están amparadas por la
libertad de expresión”.
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