Pablo Hasél a cinco días de ser encarcelado por un “delito de expresión”.
El pasado jueves, 28 de
enero, la Audiencia Nacional dio un plazo a Pablo Hasél de diez días para
ingresar por su propio pie en un centro penitenciario en donde deberá cumplir
una condena de nueve meses de cárcel. La Red Jurídica Abogados/as destaca en su
perfil de Twitter que Hasél ha sido condenado por “delitos de expresión” y que,
si finalmente ingresa en prisión, sería “el primer rapero de Europa codenado
por decir lo que piensa”, pues “otros 13 ya lo han sido en el Estado español”,
pero ninguno de ellos ha ingresado en prisión. Asimismo, recuerda que el GEPC
(Grupo de Estudio de Política Criminal) –integrado por académicos, jueces,
fiscales y abogados– propuso hace algo más de un año las ‘Propuestas
alternativas a los delitos de expresión’, una serie de reformas legislativas
entre las que se encuentran “la despenalización de los delitos de injurias, la
restricción de los delitos de calumnias a su comisión con publicidad, la
despenalización de los delitos contra los sentimientos religiosos, etcétera”.
“La prisión por delito de
expresión es siempre un despropósito”, manifiesta también en Twitter, Jacobo
Dopico, catedrático de Derecho Penal de la UC3M (Universidad Carlos III de
Madrid). Dopico califica de “desafortunada” y “banalizadora” la locución
“libertinaje de expresión” contenida en la sentencia del Tribunal Supremo que
ha condenado a Hasél y considera que “votos particulares como los recogidos en
las dos sentencias condenatorias” –la de la Audiencia Nacional y la del propio
Supremo– anticipan una “probable condena” a España
por parte del TEDH (Tribunal Europeo de Derechos Humanos) o Tribunal de
Estrasburgo, si la condena al rapero no fuera anulada antes por el Tribunal
Constitucional. Por su parte, Amnistía Internacional España recuerda en su
perfil de Twitter que “nadie debería ser condenado penalmente por tuitear o
cantar algo desagradable o escandaloso” y que la organización lleva “años”
pidiendo que delitos como el de enaltecimiento del terrorismo o el de injurias
a las instituciones del Estado deben ser “eliminados” del Código Penal español,
pues “no cumplen con los estándares internacionales de derechos humanos sobre
libertad de expresión”.
“En 10 días –escribió el propio Hasél el
pasado jueves– el brazo armado del Estado vendrá a secuestrarme a la fuerza
para encarcelarme al no presentarme de forma voluntaria en prisión. No sé ni a
que cárcel me llevarán ni cuánto tiempo. Entre todas las causas que acumulo por
luchar, unas con condenas pendientes de recurso y otras de juicio, puedo pasar
hasta casi 20 años en prisión. Este constante acoso que sufro desde hace muchos
años y que se materializa más allá de las condenas de cárcel, no sólo es debido
a mis canciones revolucionarias, también por mi militancia más allá de la
música y escritura. La propia Fiscal reconoció literalmente: ‘Es peligroso por ser
tan conocido e incitar a la movilización social’. Llevar a la práctica la lucha
de la que hablo en mis canciones es lo que me ha puesto especialmente en el
punto de mira, además de apoyar a organizaciones que han combatido al Estado,
ser solidario con sus presos políticos y crear conciencia (...)El régimen se
crece ante la falta de resistencia y cada día nos quita más derechos y
libertades. Necesitamos organizar la autodefensa ante sus ataques sistemáticos.
Muchas personas me escribís preguntando qué podéis hacer. Hace falta mucha
difusión para que todo el mundo se entere de lo que hacen y se tome conciencia,
pero sobre todo urge la organización no sólo para llevar la solidaridad a los
hechos en las calles y coordinarla bien, sino también para defender todos los
derechos que pisotean con impunidad”.
Pablo Hasél termina así
su mensaje: “No voy a arrepentirme para reducir la condena o evitar la cárcel.
Servir a una causa justa es un orgullo al que jamás voy a renunciar. Si me
liberan antes de finalizar la condena será por la presión solidaria. La cárcel
es otra trinchera desde la que seguiré aportando y creciendo. Como tantas otras
personas, yo empecé a luchar inspirado por el ejemplo de resistencia y otros
aportes de numerosos presos políticos. Espero que este grave atropello sea
aprovechado para sumar más personas a la lucha contra el Régimen enemigo de
nuestra dignidad…
Noa Gresiva se pregunta
en Twitter: ¿Hasél no puede decir que Juan Carlos es un ladrón, pero unos ex
militares pueden decir que fusilen a 26 millones de rojos hijos de puta? Y
Hasél sigue confiando en la organización popular: “Aún no es tarde para que
haya una respuesta solidaria a la altura, y ojalá yo sea el último encarcelado
por contar hechos objetivos u opinar y ser crítico con las políticas del
Régimen”. Del mismo modo, que su entrada en prisión llegue en plena tercera ola
de la pandemia y con una desmovilización galopante en los barrios, no parece
casualidad, tal como afirma: “Esto no se puede ver como la decisión de una sola
jueza que por libre decide tomarse una venganza. Detrás, hay una operación de
Estado. Cuando estábamos confinados en marzo a mí me llegaron tres sentencias
en menos de una semana. Hay una planificación de todo este acoso que sufro
desde hace años y no todo se limita a una jueza sino a un aparato represivo
cebándose conmigo”.
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