miércoles, 7 de marzo de 2007

7 de marzo. Dudas que ofenden.

Ciertamente, el malabarismo político de los últimos años ha recobrado fuerzas y roto todas las expectativas. ¿Quiénes promovieron la petición de gracia de Marc Rich y enviaron misivas a Bill Clinton, intercediendo por su indulto? Nada menos que Ehud Barak entonces primer ministro de Israel; Simón Pérez, premio Nobel de la Paz; Shabtai Shavit, ex director del Mosad; el alcalde de Zurich; Shlomo Ben Ami, entonces ministros de Exteriores de Israel y ex embajador en España; el director vitalicio de la Orquesta Filarmónica de Israel, Zubin Mehta y un largo etcétera. Pero, ¿adivinan quiénes estaban entre las personalidades españolas que intercedieron fervientemente por él ante el presidente de los EE.UU? Fernando Fernández Tapias, naviero y vicepresidente de la CEOE y del Real Madrid; Camilo José Cela premio Nobel de Literatura, en su condición de responsable de la Fundación Marc Rich de España y... ¡tal como lo leen! ... la princesa Irene de Grecia, hermana de la Reina Sofía, como presidenta de la organización benéfica española Mundo en Armonía y el Jefe del Estado español en persona, Juan Carlos de Borbón y Borbón.

Algo huele a podrido y no precisamente en Dinamarca. He aquí algunos puntos oscuros presentados por la prensa americana: cuatro días antes de que el presidente Clinton concediese el perdón a Marc Rich, el amigo personal del Rey, John Brademas, ex congresista y presidente del centro Juan Carlos I de la Universidad de Nueva York, informó a la casa Blanca que don Juan Carlos estaba “interesado” por la suerte del empresario prófugo de la Justicia americana; John Podestá asegura que Brademas habló con él para mostrarle la preocupación de don Juan Carlos. Fuentes oficiales de la Zarzuela desmintieron que el Rey hubiera intercedido a favor del indulto. Por lo visto, un desmentido y unas declaraciones de buenas intenciones pesaban oficialmente más que las declaraciones de estos “malos y perversos” americanos.

Por supuesto que Marc Rich traficó con petróleo embargado en Nigeria. Lo curioso es que era el monarca Juan Carlos I quien ejercía de intermediario entre los productores embargados y el propio Estado español. Valga como dato que el Borbón contactó con los responsables nigerianos para pedirles el rescate de un naviero español que resultó apresado cuando traficaba con crudo en aquel país. La conexión de Rich con La Zarzuela se amplía y ramifica a través de su asociación comercial con Luis Gómez-Acebo, casado con Pilar de Borbón, hermana mayor de Juan Carlos y, por lo tanto, cuñado del monarca. Claro que el “Goldfinger” del que hablamos supo dar un efectivo golpe de efecto, creando la “Fundación Rich”, presidida hasta su muerte por el flamante marqués de Iría-Flavia, Camilo José Cela, y en la que colaboraron activamente la mismísima reina Sofía y su hermana Irene de Grecia.

En marzo del 2001, el ex presidente norteamericano, Bill Clinton era acusado de haber concedido el controvertido perdón a Marc Rich, quien huyera de los EEUU para no enfrentarse a un juicio en el que se le acusaba de fraude, de traficar con petróleo con el enemigo (Irán) y de conspiración. Claro que Rich tuvo que renunciar a la nacionalidad estadounidense y se quedó con la israelí y la española. Aquí, creó la Fundación Rich en la que Camilo José Cela era miembro del consejo de la Fundación y estrechó lazos de amistad con el propio Rey, inculpado por John Podestá, ex jefe de Gabinete de Clinton.

Clinton justificó su medida de gracia con el pretexto de que la causa abierta contra Rich era “extremadamente dura e injusta”. Me imagino que las personalidades españolas interesadas por su caso opinaron lo mismo, sobre todo, los que recibieran idénticos favores de tan generoso personaje. En la prensa española casi nadie se preocupó de investigar sobre estos personajes, como es habitual en otros casos. Y los que firmaron las doscientas cartas de solicitud de clemencia, cursadas por el abogado de Marc Rich, ni fueron objeto de inspección ni menos aún de crítica.

Los congresistas americanos sospecharon que Clinton concedió la amnistía a cambio de las generosas donaciones que Denise Rich, ex esposa del empresario, entregara a la campaña electoral demócrata, a la Biblioteca Presidencial que Bill Clinton se estuvo construyendo y a Hillary, esposa del presidente. Y la fiscal de Nueva York, Marie Joe White, emprendió una investigación criminal. Por el contrario, el Fiscal Jefe español se hizo sordo y ciego y, ni siquiera con la sospecha levantada en los EEUU, que, por supuesto, existía, se planteó iniciar una investigación en torno a los personajes españoles implicados directa o indirectamente en el caso. Por algo hay ciertas personalidades que siempre son intocables y, como se suele decir, hay dudas que ofenden.