21 de marzo. El joven Maura
En mayo de 1976, salía al fin El País, con ciento setenta mil ejemplares. En el periódico, Cebrián era conocido con el mote de “Joven Maura” porque, en el comienzo de la transición, decían que iba a ser el salvador, el democratizador y el modernizador de la derecha española. De hecho, en las primera elecciones generales, le propusieron ir en dos listas distintas. “Nueva Generación –me contó–, la sociedad que yo tenía con Ignacio Camuñas y otras gentes, decidió crear un partido político. Nos reunimos en Ávila un fin de semana antes de la muerte de Franco, Ignacio Camuñas, Rupérez y un grupo de unos treinta. Pero, tras mirarme en el espejo, me entró tanta risa que llegué a la reunión y dije que fundaran ellos lo que quisieran pero que yo no entraba en eso, que me daba mucha vergüenza. Y el partido se fundó sin mí”.
Cebrián me confesó que El País había tenido serios problemas con el Gobierno socialista. “Obviamente –me reveló años antes de que el PP ganara las elecciones–, éste ha tenido un nivel de presión y de intervención, pero ha respetado mucho más el juego democrático. Ha recurrido mucho menos al Fiscal y, cuando lo ha empleado, lo ha hecho tan equivocadamente como en el caso de la querella contra El Mundo o la interpuesta contra mí por Barrionuevo, en la que le salió el tiro por la culata. Siendo Ministro del Interior, me llevó a los Tribunales y tuve que sentar a cuatro ministros amigos míos para demostrar que mis ataques no iban dirigidos personalmente contra él, sino por la manera de llevar el Ministerio del Interior. O sea, que hemos tenido enfrentamientos muy fuertes. Lo que sí digo es que los socialistas privatizaron la prensa del Movimiento, cosa que no había hecho ni la UCD ni la derecha. Y produjeron un fenómeno de liberación en la prensa. Fueron mucho más intervencionistas en la radio y televisión. Y creo que con muy malos resultados para ellos”.
Ya entonces le preguntaba por su postura en el caso de que mañana la derecha ganara las elecciones. ¿Podría El País llegar a flirtear con un gobierno de derechas como lo había hecho con el PSOE?. “Los periódicos –me corrigió paternalmente– no flirtean con los Gobiernos. Lo que pasa es que los grandes periódicos, sea El País, ABC o La Vanguardia, son instituciones, además de periódicos, y generan siempre un conflicto de poder. Entonces es obligación de estos periódicos tener relaciones con el Poder y, al mismo tiempo, distanciarse del mismo. Hay una contradicción en esos grandes periódicos institucionales que, por un lado, tienen que estar fuera de Palacio, y, por el otro, en cierta medida forman parte del mismo. Es una contradicción con la que tienen que vivir y saber sobrevivir”.
Cebrián me confesó que El País había tenido serios problemas con el Gobierno socialista. “Obviamente –me reveló años antes de que el PP ganara las elecciones–, éste ha tenido un nivel de presión y de intervención, pero ha respetado mucho más el juego democrático. Ha recurrido mucho menos al Fiscal y, cuando lo ha empleado, lo ha hecho tan equivocadamente como en el caso de la querella contra El Mundo o la interpuesta contra mí por Barrionuevo, en la que le salió el tiro por la culata. Siendo Ministro del Interior, me llevó a los Tribunales y tuve que sentar a cuatro ministros amigos míos para demostrar que mis ataques no iban dirigidos personalmente contra él, sino por la manera de llevar el Ministerio del Interior. O sea, que hemos tenido enfrentamientos muy fuertes. Lo que sí digo es que los socialistas privatizaron la prensa del Movimiento, cosa que no había hecho ni la UCD ni la derecha. Y produjeron un fenómeno de liberación en la prensa. Fueron mucho más intervencionistas en la radio y televisión. Y creo que con muy malos resultados para ellos”.
Ya entonces le preguntaba por su postura en el caso de que mañana la derecha ganara las elecciones. ¿Podría El País llegar a flirtear con un gobierno de derechas como lo había hecho con el PSOE?. “Los periódicos –me corrigió paternalmente– no flirtean con los Gobiernos. Lo que pasa es que los grandes periódicos, sea El País, ABC o La Vanguardia, son instituciones, además de periódicos, y generan siempre un conflicto de poder. Entonces es obligación de estos periódicos tener relaciones con el Poder y, al mismo tiempo, distanciarse del mismo. Hay una contradicción en esos grandes periódicos institucionales que, por un lado, tienen que estar fuera de Palacio, y, por el otro, en cierta medida forman parte del mismo. Es una contradicción con la que tienen que vivir y saber sobrevivir”.
2 comentarios:
Esclarecedor. Ya hace mucho tiempo que estas cosas las sabemos, pero es muy bueno que se digan ahora.
Y tanto es así, que te he puesto una mención y un fragmento en mi blog.
A cuidarse, Santiago.
...titulado, "Por qué piensan los chilenos que los españoles estamos medio locos".
Cebrián comparte honores con Pixie/Dixie Carmen Calvo, entre otros.
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