Berlusconi y las mujeres.

Berlusconi mantiene que “la izquierda no tiene buen gusto, ni siquiera cuando se trata de una mujer”.

Silvio Berlusconi, más serio y circunspecto, junto a su mujer, Verónica.

Hace siete meses, Silvio Berlusconi declaraba que “las mujeres de derechas son más guapas que las de izquierdas”, y subrayaba que “la izquierda no tiene gusto para las féminas”. Es de sobra conocida su incontinencia verbal en este punto. Y todos los italianos recuerdan cuando, hace dos años, su mujer, Verónica, escribiera una carta en el periódico “La República”, pidiéndole que se retractara públicamente por haber cortejado a varias mujeres durante la retransmisión televisiva de una gala. Berlusconi había dirigido a varias de las mujeres presentes frases como: “Si no estuviera ya casado, me casaría con usted inmediatamente” o “contigo me iría a cualquier parte”. Y se retractó, disculpándose por estar casado con “una mujer de fuerte carácter” de la que se sentía “orgulloso”.

Evidentemente, el primer ministro italiano tiene un fallo del que no puede o no quiere liberarse. Y su comportamiento y comentarios sobre las mujeres a veces le juega malas pasadas. Durante la última campaña electoral llamó varias veces la atención por sus subidas de tono y últimamente ha demostrado que su forma de ser nunca cambiará. En un contexto polémico, tras aprobar un plan de seguridad por el cual se movilizarán 30.000 militares para combatir la criminalidad en Roma, dice que los delitos sexuales seguirán produciéndose, a menos que haya “tantos soldados como bellas mujeres italianas, algo que nunca lograríamos”. Inmediatamente, Walter Veltroni, líder de la oposición, calificó sus palabras de “machistas” y “ofensivas”. Palabras que “denotan falta de sensibilidad y de responsabilidad hacia una forma de violencia que marca la vida de las personas que la sufren. Es el enésimo chiste del presidente del Consejo, frente al drama de tantas mujeres violadas”.

Darío Franceschini, número dos del Partido Demócrata, dijo que no es un chiste, sino una “vulgaridad inaceptable para un hombre de gobierno que tiene la obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos”. Vittoria Franco, dirigente del PD, declaró que Berlusconi “habría hecho mejor en callarse en vez de ofender a las mujeres” y Luca Volonté, del partido democristiano UDC, le acusó de “irresposable”. “Berlusconi –dijo– piensa que todos los hombres italianos son incontinentes e irresponsables o quizás se trata de una autodenuncia ante la incapacidad de gobernar y de garantizar la seguridad de los ciudadanos”. Por su parte, Alessandra Mussolini, la líder del partido ultraderechista, Alternativa Social, añadió que “el hecho es que necesitamos tantos soldados porque hay demasiados hombres feos”.

Lejos de conocer su error, Silvio Berlusconi se ha defendido, señalando que sólo se trataba de un “cumplido” hacia las mujeres italianas y de no perder el humor y la serenidad, alegando que quienes le atacan “instrumentalizan mis declaraciones. Han especulado con mi frase y deben avergonzarse”. Berlusconi acusó a quienes le critican de no tener sentido del humor… “Mi comentario era un cumplido a las chicas guapas italianas, que son algunos millones”. Advierte que para entenderle “no conviene nunca, en ninguna ocasión, perder el sentido de la ligereza y del humorismo”. Recordamos algunos de sus chistes contados por él. Como cuando Zapatero incorporó en su gabinete a tantas mujeres como hombres. El Cavaliere consideró el gesto “demasiado rosa” y “difícil de manejar”, dado el elevado número de ministras. Son chistes y ocurrencias “de mal gusto”, como las calificó un parlamentario de Italia de los Valores. Recientemente causó revuelo mundial al definir al nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, de “joven, guapo y bronceado”, empleando una fórmula denigratoria para describir a los negros en Italia: bronceado.