sábado, 27 de febrero de 2016

El Algarrobico: tras diez años de litigios, llegó la sentencia del Supremo.




El Algarrobico de Carboneras (Almería), paralizado hace diez años, es un símbolo de la destrucción del litoral Este 21 de febrero se cumplió una década desde que un primer auto de un juzgado de Almería ordenara paralizar las obras. Los recursos, los  fallos y las contradicciones hicieron de este caso una ceremonia de la confusión. El Supremo establece que se levantó en una zona donde no se podía construir y que el terreno es propiedad de la Junta de Andalucía. Ésta estudia ya la forma de demoler la edificación. El hotel, que invade los 100 metros de la franja de dominio público marítimo-terrestre, se levantó en una zona del parque natural de Cabo de Gata-Níjar donde no se puede construir y los suelos son propiedad de la Junta, que, en 2006, ejerció el derecho de retracto, tras la polémica que se generó.

La historia de este hotel se inicia al idear Azata del Sol un enorme complejo hotelero y de viviendas a las afueras de Carboneras, alejado del casco urbano. El Ayuntamiento le concedió la licencia de obras en enero de 2003. En mayo, comenzó la construcción sobre una parcela de 32.660 metros cuadrados a pie de playa. Tendría cuatro estrellas y 411 habitaciones, todas con vistas al mar. En 1996, el juez de primera instancia, Jesús Rivera, ordenó parar la construcción. Las obras estaban casi al 95% y Azata mantuvo, desde entonces, sus grúas amarillas. Dos años después, en 2008, el juez Rivera anuló la licencia de obras. Sostuvo que el complejo invadía la franja de 100 metros de protección de la costa y que estaba en un área protegida del parque. Las instancias judiciales superiores fueron confirmando esas dos irregularidades. El Supremo zanjó con una sentencia de 2012 el asunto del dominio público marítimo terrestre. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) estableció que, en los suelos en los que estaba el edificio, no se podía construir.

En 2014 hubo un cambio en el TSJA y los jueces de una sección de este tribunal, que nunca había tratado asuntos relacionados con El Algarrobico, lo cambiaron todo. A pesar de que ya habían establecido que los suelos no eran urbanizables, fallaron justo lo contrario, que sí se podía construir allí. Sentencia que fue posteriormente  anulada por el Supremo. Paradójicamente, el hotel construido en donde no se podía ni se puede edificar cuenta ahora con una licencia municipal de obras. El retracto (parecido a una expropiación) supone que la promotora del hotel, Azata, recibirá 2,3 millones  por los suelos en los que se levantó el edificio. Pero la empresa reclama más. La promotora del hotel reclama 70 millones al Ayuntamiento de Carboneras, a la Junta y al Gobierno central, que concedieron los permisos para que el edificio se levantara. Hoy, según la opinión mayoritaria de los ecologistas –Greenpeace, WWF, Ecologistas en Acción o SEO/BirdLife– El Algarrobico “tiene los días contados”. Si algunos deberían ser condecorados por su acción en este caso son los ecologistas y, sobre todo, Salvemos Mojácar.

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