viernes, 19 de febrero de 2016

Ramoncín: “¡Joderos, miserables!”


El Tribunal Supremo puso en conocimiento del cantante José Ramón Márquez, más conocido como Ramoncín, que la Fiscalía Anticorrupción renunciaba a su derecho de recurrir la sentencia que le absolvía. Según sentenció la Audiencia Nacional, no existían pruebas suficientes para demostrar los cargos de una supuesta apropiación indebida de más de 57.000 euros de las arcas de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Ramoncín ha escrito en su cuenta de Facebook un comunicado en el que resalta un claro: “¡JODEROS, MISERABLES!”. Dice así:

“Hoy El Tribunal Supremo nos ha comunicado que el Excelentísimo Señor Don Alonso Carbajo, fiscal anticorrupción de la Audiencia Nacional, desiste de presentar Recurso de Casación contra la sentencia que dictó un Tribunal de  Magistrados de esa Institución, dejando claro que se me había sometido a un juicio sin causa del que salí ABSUELTO E INOCENTE. Hoy, la sombra de duda que tantos, y tan mal nacidos, habían proyectado sobre mi persona se ha disipado como el humo que siempre fue.

“Casi una década después de que cayesen sobre mí todos esos sujetos de alma podrida o carentes de ella, dispuestos a devorar la carroña que ellos mismos habían provocado, sus vidas no pueden ser sino ruines espantajos corroídos por la rabia que les convierte la sangre en veneno. Se acabó, el daño sólo sé yo lo que duele, las noches en vela y el desprecio, los insultos, injurias y calumnias, son ahora la ceniza que cubre la conciencia de tanto hijo de puta.

“¡¡¡ABSUELTO E INOCENTE!!! Y LIBRE. Libre para seguir haciendo y diciendo lo que mi conciencia me dicte y con una fuerza y superioridad moral que ya nadie, NUNCA, podrá quitarme. He sido sometido a una Inquisición inhumana e indeseable, me han puesto bajo la lupa de la Justicia como si hubiese sido responsable de la mayor de las atrocidades, me han juzgado en twitter, barras de bar, corrillos, redes y tertulias, nos echaron a pedradas del escenario en Viña Rock, una pandilla de cobardes detestables y pérfidos, y les rieron la gracia medios y mamporreros, se callaron los compañeros (?), tan cobardes y miserables como aquellos, y lo disfrutaron los verdaderos amigos de lo ajeno. Pero sí, hoy se acabó, se acabó esta infamia y puedo decir alto y claro, JODEOS, MISERABLES!, sufrid el oprobio de vuestra inquina, retorceos de ira, ahogaos en vuestro veneno… 

“A vosotr@s, a los que habéis estado siempre ahí, todo el tiempo, sin dudas, mi amor, mi respeto y mi agradecimiento eterno”.

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