viernes, 19 de octubre de 2018

Franco, en el mar o en una cuneta.



Paul Preston, prestigioso hispanista británico, propuso hace varios días que los restos de Francisco Franco fueran depositados en el mar. El historiador, autor de una de las biografías más famosas sobre el dictador: 'Franco, caudillo de España', argumenta que “dado que la decisión (de la exhumación) no será universalmente bienvenida, si este decreto ley llega a ser aplicado, el problema será encontrar un lugar de enterramiento universalmente satisfactorio”. Considera que cualquier tumba dentro de España podría simplemente sustituir al Valle de los Caídos como lugar de peregrinación para sus adeptos. Y propone un “entierro” en el mar.

El hispanista recuerda que Franco “de joven quiso ser marino, pero su ambición se frustró por el cierre de la academia naval como consecuencia de la derrota militar de 1898 (con la perdida de las últimas colonias, Cuba y Filipinas). El fracaso de incorporarse a la Armada le pesó mucho”. También subraya el hecho de que “durante la Guerra Civil en Salamanca, la mejor manera de agradarle o calmarle era cambiar la conservación hacia temas navales. Preston apunta que, “como caudillo, pasó todo el tiempo que pudo a bordo de su yate Azor, vestía el uniforme de almirante siempre que podía y cuando visitaba las ciudades costeras, prefería llegar desde el mar en un barco de guerra”.

Por su parte, el escritor gallego Suso de Toro ha hecho una nueva propuesta sobre dónde dejar los restos de Franco después de ser exhumadas del mausoleo del Valle de los Caídos. Según él, el dictador tendría que ser enterrado allí donde “a los suyos” les gustaba enterrar a los muertos durante la Guerra Civil, en una cuneta.