martes, 10 de septiembre de 2019

Todo está listo.


El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.

Con este título, corto y conciso, explicaba Gregorio Morán, el pasado sábado, 7 de septiembre, en Vozpópuli, lo sucedido “durante unas semanas de falsa inquietud y, quizá, de pura ficción, creada bajo los auspicios de que la inseguridad, la antesala del temor y de que el miedo es la ayuda más consistente que tiene el poder para intimidar a los ciudadanos”. Me salto los primeros párrafos para llegar a la conclusión.

El caso de Unidas Podemos “tiene algo de suicidio con cicuta. Una muerte teatral y lenta. Ante las bravatas de Sánchez que aún sigue sosteniendo su gran victoria electoral –123 escaños es una minoría parlamentaria que coloca al PSOE en posición de fuerza y al tiempo de resignación por sus limitaciones–, Podemos siguió por la senda de la megalomanía del pobre: si los socialistas creen ser muchos, ellos en cambio son los suficientes. Las negociaciones entre PSOE y Podemos fueron un modelo de incompetencia quizá por la causa común de que ninguno se hacía consciente de su fuerza y de su debilidad, unidas e indisolubles. Ambos jugaron con la vulgaridad del veterano del naipe. El tute, el chinchón, incluso el póker, por más que sirvan como metáforas no son otra cosa que juegos de mesa y la política, el gobierno y el estado, es asunto de mayor enjundia que un combate de boxeo. Demasiado tiempo mirando la pantalla los vuelve planos. Si cupiera algún mensaje en esta época de listos líquidos sería el de menos tuits y más ideas.

“Todo parece preparado para la entronización de Pedro Sánchez I de España y V de Alemania que, con 123 diputados, es aclamado ya como el único. Si el PNV y Esquerra Republicana le apoyan tendrá su costo, pero pone en lugar incómodo a Unidas Podemos, que creía ser la Princesa del cuento. Aquí no hay hadas ni brujas; todo es carnaza y personal de medio pelo buscando su lugar al sol que más calienta.

“Seamos sinceros. Las promesas a la ciudadanía se cumplen o no, eso depende de muchos factores, pero lo acordado sobre las haciendas de los filibusteros se pagan o se purgan: en cualquier caso, tienen consecuencias de mayor calado. Para eso estamos los medios de comunicación al quite de que alguien rompa el pacto y nos precipitemos al abismo de los reproches y la descalificación. Nosotros somos notarios de los secretos que nadie debe destapar si se cumple lo que pactan los señores. Por lo demás, todo ya está listo”.

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