Bombas atómicas entre Valencia e Ibiza.
El pasado día 14, el Área de
Industria y Energía de la
Delegación del Gobierno de Valencia anunciaba en el Boletín
Oficial del Estado la exposición del estudio de impacto ambiental de una
conflictiva campaña que se extenderá a lo largo de 75 días sobre una superficie de 2.420 kilómetros
cuadrados. Un barco
de unos cien metros de eslora disparará cada diez segundos aire comprimido
hacia el lecho marino. Sus ondas se transmitirán por la capa de agua y parte
del subsuelo, y su reflejo sonoro regresará hacia unos hidrófonos colocados en
ocho cables (streamers) de ocho kilómetros de longitud cada uno, remolcados por
la embarcación. El rápido chequeo de los datos obtenidos servirán
posteriormente para elaborar unos “perfiles de reflexión” de cada una de las
partes investigadas, que determinará los mejores puntos para una posible perforación,
según informan desde el BOE.
En la búsqueda de petróleo, entre
Valencia e Ibiza, a sólo 50
kilómetros de sus playas, cada 10 segundos se oirá una
explosión nuclear, una campaña sísmica que pondrá en jaque la fauna marina. La
petrolera escocesa Cairn Energy dispondrá sus cañones sísmicos para detonarlos
a 249 decibelios, por encima del estruendo que causó la bomba de Hiroshima,
hacia el subsuelo marino, en búsqueda de bolsas de petróleo. La compañía subirá
el volumen poco a poco para que la fauna pueda huir. Sin embargo, todos los
informes científicos aseguran que las ondas que penetran en el lecho marino
afectan al sistema de colocación de los cetáceos, alterando su comportamiento,
capacidad de alimentación, orientación y rutas migratorias, además de provocar
efectos devastadores para la pesca. Según los estudios elaborados tanto por la Universidad Politécnica
de Valencia como por el Cabildo de Lanzarote,
la aparición de cadáveres de cetáceos desorientados en las playas suele ser una de las principales
consecuencias de estas detonaciones. La Comisión balear de Medio Ambiente subraya que la
comunidad científica ha adoptado los 180 decibelios (el ruido de un cohete
espacial al despegar) como el nivel de intensidad acústica a partir del cual se
pueden producir males fisiológicos irreversibles en cetáceos y tortugas
marinas, por lo que reclama la reducción de estos niveles hasta el próximo 24
de enero, que finaliza el periodo de alegaciones a este Estudio.
Desde la compañía señalan que “antes
de comenzar la adquisición sísmica, se llevará a cabo un procedimiento de
arranque suave en el que el sonido, emitido al principio a menor intensidad, se
irá aumentando hasta alcanzar la intensidad necesaria para la actividad sísmica,
lo cual permite
a los mamíferos marinos alejarse del área de estudio antes del
comienzo de dicha actividad”. Además, dicen que se contratarán Observadores de
Mamíferos Marinos para trabajar en el buque sísmico, que harán uso de Sistemas
de Monitorización Acústica Pasiva las 24 horas del día que ayuden a detectar la
presencia de mamíferos marinos en el área de estudio. Pero el “Estudio de
Impacto Ambiental será una trampa”. Así califica dichas prospecciones Alianza
Mar Blava, asegurando que deberían presentarlo en su conjunto porque hay que
analizar globalmente todos los impactos ambientales, pero la empresa dice que
así se lo ha pedido el Gobierno.
El mismo argumento defendió el
pasado mes de octubre Karl Friedrich Falkenberg, director general de Medio Ambiente
de la Comisión
Europea (CE), quien manifestó a los presidentes insulares de
Ibiza y Formentera no estar de acuerdo con que la evaluación de impacto
ambiental se plantee de forma parcial. La compañía responsable de este
experimento se ha defendido asegurando que hará los sondeos de forma parcial
porque así se lo ha pedido el Gobierno. El coordinador de Alianza Mar Blava,
Carlos Bravo, asegura que seguirán trabajando para evitar que se lleven a cabo,
y para que “el
Ministerio vea el daño que puede
provocar esta primera fase”. Bravo presentó las pertinentes alegaciones y ha
vuelto a instar al Ministerio de Medio Ambiente para que no conceda la
autorización ambiental al proyecto. Según ha lamentado Alianza, en el BOE se
pone de manifiesto que, durante la campaña, se utilizarán potentes fuentes de
sonido, lo que, de por si, “ya es una causa de graves daños a la pesca”.
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