miércoles, 18 de diciembre de 2013

Tres mujeres sudamericanas presiden sus países respectivos: Chile, Argentina y Brasil.

 
 Bachelet celebra el triunfo en compañía de su madre, Ángela Margarita Jeria Gómez, en un hotel de Santiago de Chile.
 
La socialista Michelle Bachelet revalidó el domingo pasado su triunfo en las elecciones presidenciales chilenas y, a pesar de una baja participación electoral, se impuso de forma aplastante en la segunda vuelta para convertirse en la primera mandataria que gobernará el país durante dos períodos. Bachelet volverá a ser la inquilina del Palacio de la Moneda –sede de la presidencia de Chile–, donde ya permaneció de 2006 a 2010, tras arrasar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 62,15% de los votos, frente al 37,84% obtenido por la conservadora, Evelyn Matthei, abanderada de la oficialista Alianza por Chile. Su aplastante victoria conseguida tras noquear a la derecha quedó, no obstante, un tanto ensombrecida por una abstención histórica, cercana al 60%, en las segundas elecciones con voto voluntario. Los expresidentes Patricio Aylwin y Ricardo Lagos, además del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y los presidentes de varios partidos políticos,  coincidieron en calificar de “un error” el mecanismo del voto voluntario y en abogar por un regreso del sufragio obligatorio.

“Hoy abrimos una nueva etapa (…) Debemos marcar un nuevo destino y estoy al servicio de ustedes, compatriotas”, dijo Bachelet a miles de enfervorizados partidarios que la aclamaban en las afueras de un céntrico hotel de Santiago, el cuartel general de su comando durante la jornada electoral. “En este tiempo, Chile se ha mirado a sí mismo y ha decidido que es momento de iniciar transformaciones de fondo. La victoria de esta jornada es un sueño colectivo que triunfa”, destacó la mandataria electa de Chile y exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres. Bachelet recordó asimismo la figura de su padre, el General Alberto Bachelet, asesinado tras el golpe de Estado de 1973, del que destacó “su valentía y su fe en la patria. Él no ha dejado de acompañarme ni un solo día de mi vida, porque su integridad, su ejemplo, su valentía, su fe en la Patria, me han hecho cada día ser la persona que soy”. Su padre fue compañero, en la Fuerza Aérea, de Fernando Matthei, padre de la candidata de la derecha. Sin embargo, cuando llegó el golpe militar de Pinochet contra el gobierno socialista de Allende, que acabó con la democracia y miles de vidas en los meses posteriores, cada uno de ellos optó por un bando. Pese a haber sido estrechos amigos en tiempos pasados, Matthei era el responsable de la Academia de Guerra de la Aviación, el lugar donde Bachelet permaneció detenido durante dos meses y donde murió de un paro cardíaco debido a las torturas de sus hasta hacía poco compañeros de cuartel. Haber colaborado con el Gobierno de Allende era un crimen que no podían perdonar.

Matthei reconoció su derrota, felicitó a su rival y posteriormente la visitó en su cuartel general, deseándole “lo mejor”. “Mi deseo más profundo es que  le vaya muy bien, nadie puede desear lo contrario”, manifestó Matthei mientras derramaba unas lágrimas. Bachelet quiso dejar claro desde su primer discurso como presidenta electa que hoy Chile necesita construir “un sistema educativo público, gratuito y de calidad”. “Hoy ya nadie lo duda –repitió–: el lucro no puede ser el motor de la educación, porque ésta no es una mercancía y porque los sueños no son un bien de mercado. Es un derecho de todos y de todas”. Con un programa de reforma educacional, tributaria y medidas de contenido social, Bachelet recibirá el próximo 11 de marzo el mando del gobierno de manos del conservador Sebastián Piñera, a quien ella misma se lo entregó en igual fecha del 2010. Bachelet impulsará una nueva Constitución que reemplace a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, con educación gratuita, un alza de impuestos a las empresas y el compromiso de hacer realidad las propuestas de su programa. “Este es el momento –dijo– de combatir la desigualdad juntos, tiempo de volver a creer en nosotros mismos (…) Tenemos la fuerza ciudadana, tenemos la voluntad y la unidad”.

La exmandataria Michelle Bachelet se ha convertido en la primera mujer que ha sido reelegida presidenta de Chile.  Varios presidentes latinoamericanos, entre ellos los de Argentina, Venezuela, Perú y México, han felicitado a la presidenta electa. Cristina Fernández de Kirchner la telefoneó poco después del anuncio del resultado electoral. Poco después, el Gobierno venezolano se unió a las felicitaciones y, a través de un mensaje publicado por el Ministerio de Exteriores, sostuvo que el resultado de los comicios “fortalece la unión de la región sudamericana, latinoamericana y caribeña para seguir en la construcción de la Patria Grande”.  El propio Nicolás Maduro destacó la victoria de Bachelet y dijo que “América del Sur está de fiesta porque tiene a otra mujer como presidenta. Tres mujeres en Sudamérica, las tres muy valientes, muy trabajadoras, y eso viene a fortalecer todas estas corrientes de renovación, de cambio social de América del Sur”, dijo en referencia a Michelle Bachelet, Cristina Fernández y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

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