El papa Francisco vuelve a defender el marxismo.
El papa Francisco ha negado ya
varias veces que era marxista, pero no se siente ofendido cuando se lo llaman.
En una entrevista publicada en el diario italiano “La Stampa ”, en la que muestra
su preocupación por “la tragedia del hambre en el mundo”, añade sin tapujos:
“Yo no soy marxista, pero no me ofende que me lo llamen… La ideología marxista
está equivocada pero, en mi vida he conocido a muchos marxistas buenas
personas, por eso no me siento ofendido”. No es la primea vez que este papa
sale en defensa del marxismo. En otra entrevista en La Reppublica , publicada hace dos meses, dijo que el comunismo le
había ayudado a acercarse a la doctrina social de la Iglesia. Su máxima preocupación
no es ésta, sino “la tragedia del hambre
en el mundo”. Y aseguraba que, con los alimentos desperdiciados cada día, se
podría dar de comer a muchísimas personas y hacer que los niños que lloran de
hambre dejasen de hacerlo.
“El otro día –confesaba–, en la audiencia del
miércoles, había una madre joven con su niño de pocos meses. Cuando pasé a su
lado el niño estaba llorando. Yo le dije que creía que el pequeño tenía hambre
y ella me respondió que sí. Entonces la repliqué: ¡Pues amamántalo, por favor!”.
“En el mundo –recuerda el Papa– tenemos suficiente comida para acabar con el
hambre. Si trabajamos con la asociaciones humanitarias y nos ponemos de acuerdo
en no desperdiciar comida, haciéndola llegar a quien la necesita, habremos
contribuido a resolver la tragedia del hambre en el mundo”. El obispo de Roma
vuelve a hablar de la economía, que tanto ha criticado durante estos primeros
meses de pontificado y que, a su juicio, “mata”. “Cuando hablo de economía no
hablo desde el punto de vista técnico. Había la promesa de que, cuando el vaso
rebosara, los pobres se favorecerían, pero sucede a menudo que cuando el vaso
está lleno, de pronto, se hace grande y su contenido nunca llega a los más
necesitados”.
Elplural.com comenta la iniciativa papal de
repartir tarjetas telefónicas y billetes para el transporte público a las
familias más necesitadas de Roma, un obsequio que se distribuirá en un sobre
sellado por la Santa Sede
para felicitarles la Navidad.
El papa Francisco ordenó a su limosnero, el obispo polaco
Konrad Krajewski, repartir “en su nombre”, este pequeño obsequio que “pueda ser
de utilidad” para los más necesitados de Roma. Se trata de 2.000 sobres que
incluirán dicha tarjeta telefónica y un billete para el metro de la capital
italiana, de 24 horas de duración, además de una imagen firmada por Francisco.
Ya lo hizo así el pasado 11 de octubre con los inmigrantes de Lampedusa para
que “pudieran llamar a sus familiares”, una semana después del naufragio en el
que perdieron la vida 366 inmigrantes somalíes y eritreos.
Además de estos gestos, el Papa trata de hacer
otros de tipo más ideológico, como el de ‘matar dos cardenales de un tiro’. En
efecto, cesó a Cañizares y lo envió a Madrid para sustituir al también ultra
Rouco Varela. No fue nada casual que ambos estuviesen cortados por el mismo
patrón neoconservador, lo que no les impidió enfrentarse abiertamente en la Conferencia Episcopal
y por el control de la
Cadena Cope. De esta manera, el Papa bonaerense lograba
deshacerse del cardenal conservador Antonio Cañizares, nombrado por Benedicto
XVI Prefecto de la
Congregación del Culto Divino y la Disciplina de
Sacramentos, y del no menos ultracatólico Antonio María Rouco Varela, a quien
el hasta ahora ministro de la curia romana sustituirá al frente del Arzobispado
de Madrid.
Analistas vaticanos coinciden en apuntar el toque especial con que Jorge Mario
Bergoglio ha sabido manejar a la
Iglesia española, controlada directamente por él, y
equilibrando la balanza episcopal. El papa Francisco ha frenado la ultraortodoxia
de Rouco Varela. Y que Cañizares tendrá poder, pero controlado por Roma y por la Conferencia Episcopal ,
que ya no llegará a presidir, a pesar de haberlo intentando en otras ocasiones.
El papa ha pensado en un tercer hombre, Ricardo Blázquez, actual vicepresidente
de la
Conferencia Episcopal , que con la ayuda indirecta de
Cañizares llegó a presidir entre 2005 y 2008. Ahora, el arzobispo de Valladolid
se hará cargo del gobierno de la
Iglesia española con todas las bendiciones de Roma. De esta
forma, el Papa Francisco consigue un equilibrio entre los obispos progresistas
y conservadores, pero aleja definitivamente a Rouco Varela, estigmatizador de la
institución eclesiástica en España.
1 comentario:
Se trata -al menos a mí me lo parece- de puritita dialéctica vaticana y jesuítica, -retorcida y confusa- "papa francisco" No, gracias.
chiflos.
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