Desnudos, pero con botas.
El desnudo en los museos de arte es bello y emocionante.
El mismo público
visitante se solidariza con ese arte intemporal, deambulando por el museo
como Adán y Eva antes del pecado original. Es una nueva moda que empezó hace
unos meses por parte de los que desean contemplar los desnudos artísticos desde
la desnudez de su propios cuerpo. De esta manera, pretendieron potenciar, totalmente
despelotados y “a poil”, las bellezas corporales plasmadas en tela o esculpidas
en mármol. Una muestra de ello es lo sucedido, a principios de este año, en el Museo
Leopold de Viena, en donde grupos de visitantes nudistas, pero con zapatillas o
zapatos, se pasearon en pandilla, en parejas o incluso en solitario, por las
salas de este museo, deambulando entre originales vistas modélicas
o con otros espectadores desnudos.
Más tarde, la experiencia se repitió con otros temas. Futbolistas desnudos se dejaron fotografiar en la ciudad de Viena para presentar otra original exposición contra la cual sólo algunos sufridos vieneses protestaron. Pero esta intrépida y atrevida propaganda aumentó la afluencia de público al museo, deseoso de contemplar a sus deportistas “en cueros”. El director del acontecimiento argumentó que estas presencias eran una oportunidad excepcional, un símbolo de apertura y tolerancia. Por eso había que favorecer tales estancias. Y el evento fue todo un éxito. Algunos se pasearon primero vestidos por la exposición y, después, repitieron la experiencia desnudos, disfrutando mucho más del acontecimiento.
La capital austriaca se empapeló de fotografías de futbolistas desnudos. Pero, el concepto publicitario de esta exposición, causó cierto escándalo. Un cartel promocional con un desnudo integral de tres hombres fue motivo de llamadas de protesta, tanto por parte de mujeres como de hombres, y el museo decidió cubrir los genitales con una llamativa banda roja en muchas de las copias distribuidas por la ciudad. La experiencia resultó positiva para el museo que, en determinados horarios, pudo ser visitado, dejando en el guardarropa todo menos los zapatos. “Es un símbolo de la tolerancia y de apertura –dijo Tobias G. Natter, el director del Leopold–. La posibilidad de recorrer desnudo el museo es algo excepcional y, para muchos, fue una ocasión única”. A pesar del accidentado comienzo, el número de visitas al museo aumentó un 17% y, en el curso de la misma, grupos de nudistas pidieron permiso a la dirección del centro para ver la muestra tal y como Dios los trajo al mundo.
La presencia de cámaras y periodistas incomodó a algunos de los visitantes, que recorrieron las salas del museo a toda prisa, pero la mayoría desfrutaron de la atención mediática. “Me siento muy bien, como una obra de arte entre obras de arte”, dijo el joven Christof, de 19 años, a los reporteros de la televisión pública austriaca. “Es bueno sentirse así de libre. Estoy viendo esta exposición por segunda vez y me parece mucho más interesante ver 'Hombres desnudos' como hombre desnudo que cuando lo hice con ropa”, declaró Max. “Es una gran historia para contar a mis amigos”, comentó Luc, un estudiante francés, fascinado por las fotografías que formaban parte de la muestra y que llevaba por título 'ViveLa France', en la que
aparecían tres hombres de tres razas distintas que no vestían más que unos
calcetines azules, blancos y rojos y botas de fútbol.
Más tarde, la experiencia se repitió con otros temas. Futbolistas desnudos se dejaron fotografiar en la ciudad de Viena para presentar otra original exposición contra la cual sólo algunos sufridos vieneses protestaron. Pero esta intrépida y atrevida propaganda aumentó la afluencia de público al museo, deseoso de contemplar a sus deportistas “en cueros”. El director del acontecimiento argumentó que estas presencias eran una oportunidad excepcional, un símbolo de apertura y tolerancia. Por eso había que favorecer tales estancias. Y el evento fue todo un éxito. Algunos se pasearon primero vestidos por la exposición y, después, repitieron la experiencia desnudos, disfrutando mucho más del acontecimiento.
La capital austriaca se empapeló de fotografías de futbolistas desnudos. Pero, el concepto publicitario de esta exposición, causó cierto escándalo. Un cartel promocional con un desnudo integral de tres hombres fue motivo de llamadas de protesta, tanto por parte de mujeres como de hombres, y el museo decidió cubrir los genitales con una llamativa banda roja en muchas de las copias distribuidas por la ciudad. La experiencia resultó positiva para el museo que, en determinados horarios, pudo ser visitado, dejando en el guardarropa todo menos los zapatos. “Es un símbolo de la tolerancia y de apertura –dijo Tobias G. Natter, el director del Leopold–. La posibilidad de recorrer desnudo el museo es algo excepcional y, para muchos, fue una ocasión única”. A pesar del accidentado comienzo, el número de visitas al museo aumentó un 17% y, en el curso de la misma, grupos de nudistas pidieron permiso a la dirección del centro para ver la muestra tal y como Dios los trajo al mundo.
La presencia de cámaras y periodistas incomodó a algunos de los visitantes, que recorrieron las salas del museo a toda prisa, pero la mayoría desfrutaron de la atención mediática. “Me siento muy bien, como una obra de arte entre obras de arte”, dijo el joven Christof, de 19 años, a los reporteros de la televisión pública austriaca. “Es bueno sentirse así de libre. Estoy viendo esta exposición por segunda vez y me parece mucho más interesante ver 'Hombres desnudos' como hombre desnudo que cuando lo hice con ropa”, declaró Max. “Es una gran historia para contar a mis amigos”, comentó Luc, un estudiante francés, fascinado por las fotografías que formaban parte de la muestra y que llevaba por título 'Vive
Otra experiencia de este tipo es la realizada en la Universidad de Oxford
(Reino Unido) en donde las jugadoras del equipo femenino de rugby se desnudaron
para realizar su calendario de 2014, de la misma manera que ya lo había hecho
el equipo de hombres anteriormente. Elizabeth Dobuis, la presidenta del club, estudiante
de un doctorado en Información, Comunicación y Ciencias Sociales, dijo: “El año
pasado, vimos el éxito del calendario de los hombres, y, mientras ayudábamos a
vender los calendarios en los partidos, la gente decía ‘si fuera el de su
equipo, lo compraríamos”... Las sesiones de fotos fueron realizadas en el
campus de la universidad. Las chicas, desnudas, posaron en los jardines,
librería y en la cancha y sus fotografías serán incluidas en un calendario del
año próximo que costará unas 10
libras (casi 12 euros). Lo recaudado se destinará a una
campaña de concienciación en salud mental de la casa
de estudios llamada Mind Your Head y tratamientos en la misma
institución.
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