La vicepresidenta segunda
y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
La lista de las
personalidades españolas más influyentes elaborada por Forbes está formada por
12 mujeres y 13 hombres, a diferencia de la de 2020, compuesta solo por mujeres. Entre ellas aparecen la presidenta de la
Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la princesa de Asturias y la periodista
Valeria Vegas. De Yolanda Díaz se señala que “es una de las personas con mayor
poder efectivo de la política nacional” junto a su “alto perfil mediático,
relacionado con que sea una de las políticas mejor consideradas”. Otros
personajes apuntados en esa lista son la princesa Leonor, a la que destacan por
estudiar en el WTC Atlantic College de Gales y “sus poco ortodoxos métodos
educativos y por acoger a estudiantes de todo el mundo”, la actriz Ana de Armas
por ser “una de las actrices más taquilleras y prometedoras de Hollywood”,
Rocío Carrasco por introducir términos gracias a su docuserie como “luz de gas”
o “violencia vicaria”, Macarena Rey, CEO de Shine Iberia y Portugal, y su labor
al frente de las diferentes versiones de Masterchef y Pepa Bueno, directora de
El País por convertir el diario en “un referente del periodismo y la
información rigurosa”. Entre los rostros masculinos se encuentra el cantante C.
Tangana, por sus polémicas y publicar “el disco español más esperado de la
temporada”, el vicepresidente de Iberdrola, Antonio Miguel Carmona, por su
fichaje por la eléctrica y el streamer Ibai Llanos por “romper las fronteras
entre los medios de comunicación clásicos y los nuevos”.
Pero, si hay una figura
política destacable en el 2021 y fuera de toda discusión es Yolanda Díaz, vicepresidenta
del Gobierno y abogada laboralista que nació en Fene (La Coruña) hace 50 años,
hija del histórico sindicalista gallego Suso Díaz y nueva líder que amenaza el
liderazgo de Pedro Sánchez desde la izquierda. Ella misma reconoció en una entrevista
que le da vértigo la responsabilidad de ser el faro que ilumine el camino del
espacio del cambio que creó el 15-M. Es más, la vicepresidenta segunda advirtió
de que si los “egos” —una referencia velada a dirigentes como Íñigo Errejón— se
entrometen en sus planes no tendrá reparos en abandonar. Pero Díaz, “muy
inteligente”, lleva todo el año preparando su carta de presentación ante los
españoles, a quienes ha disparado todo un arsenal de armas de seducción masiva.
El auge de Yolanda Díaz
es consecuencia directa de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno quien la
designó en su despedida como candidata a la presidencia e instó a los suyos a
apoyarla sin fisuras en su plan de construir una plataforma con la que
trascender las siglas moradas y, por extensión, las del resto de partidos a la
izquierda del PSOE, aunque ella es la primera que reniega de esa etiqueta “pequeña
y marginal” y prefiere la de la transversalidad. La militante comunista sabe
que sólo desde la izquierda no se ganan elecciones ni se construyen amplias
mayorías con las que levantar un “proyecto de país”. Los socialistas pensaron
que la salida de Iglesias despejaría el camino a Sánchez, pero el presidente se
ha topado con el ascenso meteórico de Díaz. “El problema para el líder
socialista es —escribe Javier Portillo en Vozpópuli— que necesita de la
fortaleza de su adversaria para mantenerse en La Moncloa, aunque nadie duda que
no permitirá que su segunda le haga la cama. Por el momento, Díaz ha ido dando
pistas de lo que quiere hacer desde que el 13 de noviembre se juntó en Valencia
con Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed y que fue, dijo, el
comienzo de ‘algo maravilloso’. La maquinaria electoral de la vicepresidencia
quiere contar con nuevos liderazgos femeninos que se alejen del primer Podemos
y que superen todas las guerras de la izquierda. Y es que en el espacio del
cambio hay una cosa clara: la unión no la deben sellar los líderes de la
fractura”. Y el periódico Político dedica a la ministra un trabajo titulado “Yolanda
Díaz y la nueva 'nueva izquierda' de España”, donde se resalta su proyecto de
izquierdas. El medio resalta que la ministra de Trabajo “tiene los mejores
índices de aprobación de cualquier líder político, ligeramente por delante del
presidente socialista Pedro Sánchez”.
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