Los besos de Trinidad Jiménez.
Hay besos que reconfortan y besos que matan. De los primeros, se amontonan los ejemplos; de los segundos, un título ejemplar: “El beso de la mujer araña”, novela de Manuel Puig que fue llevada al cine y a un espectacular musical. Últimamente, se habla de los besos de la ministra Trinidad Jiménez, quien, pese a hablar insistentemente de la Gripe A, se permite besarse con los consejeros del PP, con el PSOE, con los nacionalistas, y sus besos, carentes de matiz político, son portadas periodísticas. Claro que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, se muestra “chocada” porque la ministra de Sanidad y Política Social le dijo que las personas sanas pueden besarse ya que las peticiones de evitar el saludo, lanzadas desde su departamento, son sólo para las personas afectadas de gripe. Pero, ¿cómo saber que la persona besada no es portadora de ese virus? “Besar no mata –reconoce la ministra cuando algún periodista le pide que predique con el ejemplo y evite posibles contagios, limitándose, como el resto de ministros, a estrechar la mano– y los españoles somos muy besucones”.
Después de que el Colegio de Médicos de Madrid hiciera su curiosa propuesta sobre los hábitos que debemos cambiar para hacer más difíciles los contagios de gripe A, ni siquiera las autoridades han tomado nota. En la reunión mantenida el lunes pasado, la ministra de Sanidad mantuvo contactos con los consejeros autonómicos del mismo ramo, y se besó, como siempre, con todo el mundo. La ministra no ha renunciado aún al doble beso español, ni siquiera cuando se trata de compartir el ósculo con Esperanza Aguirre. “Los sanos –se excusa ella – podemos besarnos”. Jiménez coincide con la opinión expresada por la Organización Médica Colegial (OMC), que critica la “alarma exagerada” generada por la gripe A. Los médicos destacaban que un 95% de los casos son leves y se curan entre tres días y una semana.
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