viernes, 4 de marzo de 2016

Un restaurante francés prohíbe la entrada a los banqueros y permite la entrada a perros.

Callet y su restaurante prohibido a los banqueros. 

 Gonzalo, con una botella de Gran Cerdo en la mano.

Alexandre Callet, el propietario del restaurante parisino “Les Ecuries de Richelieu”, ha prohibido la entrada de banqueros después de haber sido tratado como a un perro. El dueño del restaurante, de 30 años, está furioso tras solicitar un préstamo de 70.000 euros para abrir un segundo restaurante que le fue denegado. La cantidad solicitada “no era nada” dado que su volumen de negocios durante el año pasado fue de 300.000 euros. Pero los bancos le respondieron con repetidas negativas. Para expresar su disgusto, Callet puso una pizarra fuera de su restaurante en donde muestra los platos especiales del día, en la que ahora se puede leer: “Los perros son bienvenidos, los banqueros, prohibidos (a menos que paguen una cuota de inscripción de 70.000 euros)”. La mala experiencia con los bancos no es nueva para él puesto que, a los 23 años,  intentó abrir su primer restaurante y fue rechazado hasta 20 veces antes de encontrar uno que accediera a prestarle dinero.

De esta manera, el propietario del mencionado restaurante se tomó muy a pecho el derecho de admisión y ahora, mientras permite la entrada a los perros, prohíbe el acceso a los banqueros que le han tratado “como a un vulgar perro“. Y así lo ha anunciado para que cualquier cliente se entere. Afirma que su caso es un reflejo de la forma vergonzosa en que los bancos tratan a los propietarios de pequeños negocios. Y afirma que, para obtener financiación, “hay que ponerse a cuatro patas”, después de verse forzado a abandonar sus planes de abrir un segundo restaurante. Algo que no es muy diferente a lo que pasa en España. Entrevistado por la edición francesa de The Local,  el indignado emprendedor también ha comentado: “Esto no es un puesto de kebabs. Mi restaurante está en la guía Michelin y es frecuentado por estrellas de cine. Muchos de los banqueros que me han rechazado eran clientes asiduos. Creo en la reciprocidad. Tenía que darles una respuesta. Si me golpeas, yo te golpeo. Por esto, cada vez que venga un banquero y yo le reconozca como tal, no le dejaré entrar en mi restaurante. Me trataron como a un perro, así que yo… les niego el acceso”.

Alexandre Callet podría redondear su venganza incluyendo en su carta el vino español dedicado a los banqueros: “Gran Cerdo”, nacido en una pequeña bodega riojana cuando a su propietario, Gonzalo Gonzalo, los bancos también le denegaron un crédito de solo 6.000 €. “Me dijeron –cuenta este viticultor de La Rioja– que el vino no es un bien embargable, así que, si quería los 6.000 euros, necesitaba un aval de mis padres. Me pareció ridículo, así que reuní el dinero entre amigos y cambié el nombre del vino y le llamé “Gran Cerdo”, porque el tipo que me negó el crédito era un tocino, morfológicamente, un cerdo”. Así que en su etiqueta lleva el siguiente texto, tal y como reproduce la página Oro Rojo: “Gran Cerdo es un gran vino dedicado a los directores de banco que nos negaron préstamos, aduciendo que el vino no era un bien embargable. Corpulentos, sudorosos y trajeados personajes, algún día descubriréis que las cosas más importantes de la vida no se pueden embargar”.

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