Hay lágrimas, en momentos “oportunos”, que hacen pensar…
A la señora Aguirre se le
subían las comisiones al marquesado, a la señora Cifuentes se le subían las
cremas al bolso y a la señora Ayuso se le sube la sobreactuación al rímel.
Verónica Casado,
consejera de Salud del Gobierno de Castilla y León, derrumbándose en lágrimas.
El pasado domingo, Isabel
Ayuso pidió hablar primera con Pedro Sánchez, porque tenía que ir a escuchar
misa por los fallecidos del #COVID19. Según el Despacho de Abogados de W &
T, la maquillaron antes de escuchar misa, le pusieron extra de rímel, sombra de
plañidera, y le recogieron el pelo estilo ama de casa... “Ayuso −dice literalmente Spanish Revolution, haciendo
una recomposición sobre las lágrimas de cocodrilo que apareciendo en el momento
oportuno− consideró más importante los rezos a las propuestas, y sus lágrimas
negras representan lo oscuro de su gestión. Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de
Madrid, José Luis Martínez-Almeida, asistieron este domingo a la misa solemne
que tuvo lugar en la catedral de la Almudena por los enfermos y fallecidos en
la pandemia del coronavirus. Ayuso señaló a los periodistas que acudieron a
este acto solemne para mostrar su cariño y acompañar a las familias ‘en el
dolor, en un momento tan difícil y en unas circunstancias tan traumáticas en
las que muchas personas ni siquiera se han podido despedir de sus seres
queridos con normalidad’. Ayuso consideró más importante los rezos a las propuestas,
pues esa misma mañana intervino la primera en la videoconferencia de los
presidentes autonómicos con Pedro Sánchez en la que, entre otras cosas, se
habló de la desescalada del confinamiento. A la presidenta no le dio tiempo a
dar palabra alguna sobre su plan, ya que no quería perderse las primeras
palabras del obispo en esa misa anteriormente mentada”.
Enrique Ruiz Escudero,
médico y consejero de Sanidad del PP de la región, remitió el documento durante
la tarde del domingo al resto de consejeros, tal y como desvela El Plural, por
lo que fue llamativo que Ayuso ocultara el plan al presidente del Gobierno
central. “Sin embargo, las redes tiraron abajo la estrategia de Ayuso: ‘El
mayor espectáculo del mundo no es el circo, es la política’, llegaron a
indicarle. Le recriminaron que los despidos en el sector sanitario no ayudasen
a parar estas muertes y la precariedad de los trabajadores sanitarios solo
empeoró la situación”. Al final del oficio, Ayuso no pudo evitar romper a
llorar, algo que fue muy visible porque las lágrimas se llevaron parte del
maquillaje… Pero esas lágrimas provocadas en momentos puntuales nada tienen que
ver con las vertidas por Verónica Casado, la consejera de Salud del Gobierno de
Castilla y León, derrumbándose el día siguiente, durante la comisión de Sanidad
celebrada en Valladolid, al recordar los nombres de los cinco trabajadores
sanitarios que perdieron la vida por la Covid-19 en las últimas semanas en la
región. Casado, que ocupa su cargo en el Ejecutivo regional a petición de
Ciudadanos y es médico fuera de su carrera política −el pasado año, recibió la
distinción de mejor médica de Familia del mundo, por la Organización Mundial de
la Medicina de Familia−, tuvo que parar en varias ocasiones para frenar las
lágrimas, de manera infructuosa, al recordar a sus colegas fallecidos.
Por su parte, Máximo
pradera escribe en su artículo “Lágrimas Negras” de Público: “Me río de lo que
Ayuso hace con sus lágrimas antes y después de que le hayan brotado. Antes de
salir para La Almudena, elige a conciencia un rímel barato, de los que se
corren enseguida. Es verosímil que sea por consejo de su jefe de gabinete,
Miguel Ángel Rodríguez, un majadero sin escrúpulos que domina la manipulación
emocional. Pero no cuela. Los productos que se fabrican hoy día para realzar la
mirada están hechos a prueba de lágrimas. Es imposible que se transformen en
ríos de chapapote y te bajen hasta el mentón. Ni Viktor Orban y sus gases
lacrimógenos te podría llevar hasta ese extremo...Todos sentimos una aversión
natural a llorar en público. A convertir una emoción profunda en un show
televisado. La consejera de Sanidad de Castilla y León, que lloró hace poco al
recordar la muerte de los sanitarios, se tapó la cara cuando rompió a llorar.
Su emoción era espontánea y creíble. Su reacción a su emoción, también. Ayuso,
en cambio, posa como una madonna de Piero della Francesca y exhibe
impúdicamente su negro lagrimón ante las cámaras. Se tiene que hacer perdonar
que Madrid es la Comunidad que ha gestionado la pandemia de forma más
desastrosa. Las lágrimas intentan hacernos olvidar los recortes, las muertes de
ancianos, los desvíos de dinero...No cuela. Ya lo dijo Donizetti: la lágrima,
para emocionar al otro, ha de ser furtiva, no cantosa. Y la de Ayuso el otro
día en La Almudena era más falsa que un barómetro de José Félix Tezanos”.
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