Para la oposición portuguesa “no es patriótico” atacar ahora al Gobierno.
El líder del conservador PSD, Rui Rio, tiende la mano
al Ejecutivo en plena pandemia.
Rui Rio, presidente
portugués del conservador Partido Socialdemócrata (PSD), remitió una carta a
sus militantes en la que alertaba que atacar al Gobierno del socialista António
Costa en estos momentos “no es patriótico” y llamaba a la unión del país.
“Lamentablemente, en la vida política no siempre se da esa unión contra un
enemigo común, pues no es raro que aparezcan los que no resisten la tentación
de intensificar los ataques al Gobierno de turno, aprovechándose
partidariamente de las fragilidades políticas que la gestión de una realidad
tan compleja acarrea siempre”, escribió en la misiva. “En mi opinión, esa no
es, en este momento, una postura éticamente correcta. Y no es, además, una
posición patriótica”, advirtió.
Portugal, país vecino de
10,28 millones de habitantes, registraba a principios de esta semana cifras
excepcionalmente bajas de la epidemia del coronavirus y el líder de la
oposición le tendió la mano gratis al primer ministro, António Costa, sin
contrapartidas. La buena sintonía entre los dos se vio reflejada y premiada en
un sondeo mensual de Intercampus publicado el pasado fin de semana, donde ambas
fuerzas subieron puntos y bajaron los partidos de los extremos. Razón por la
cual las dos grandes formaciones crecieron en intención de voto. Sus líderes,
Costa y Rio, subieron cuatro décimas entre la consideración de los portugueses.
Javier Martín del Barrio,
corresponsal en Lisboa del diario español El País, advirtió que “Rio se ha lanzado
a dirigir esta carta a los militantes de un partido casi dividido por la mitad,
apenas tres meses después de imponerse en elecciones internas frente a su
contrincante Luís Montenegro. Es decir, que el presidente del PSD arriesgó más
dentro de su organización que ante la opinión pública”. Como líder de la
oposición “he tenido, por eso, una actitud de cooperación con el presidente de
la República y con el Gobierno de Portugal, procurando ayudar a resolver de la
mejor manera posible el grave problema que nos atormenta como pueblo y como
nación”. Su partido, como la mayoría, votó a favor del estado de emergencia y
sus prórrogas. Ya en la sesión para la primera prórroga, Rio —economista de
profesión— se preocupó por la gravedad de la crisis económica que se avecinaba.
El líder conservador volvió a sorprender al decir: “Si la banca presenta
ganancias abultadas en 2020 y 2021 será una vergüenza y una ingratitud para los
portugueses”. Y recomendó que tuviesen beneficios cero en esos ejercicios. Ni
el Partido Comunista (PC) ni el Bloco de Esquerda se habían atrevido a tanto,
menos aún el Gobierno socialista.
Este año, en la
celebración del 25 de abril de la Revolución de los Claveles, la presencia habitual
de 600 personas en la Cámara, entre diputados, expresidentes del país, cuerpo
diplomático e invitados, se reducirá posiblemente a 130 personas, pero ello no
ha evitado la polémica. Una petición pública para anular la ceremonia ha
recogido más de 20.000 firmas en Internet. Y los dirigentes de los derechistas
CDS y Chega ya han anunciado que no asistirán porque consideran una
contradicción que el país esté encerrado en casa y el Parlamento se llene de
políticos. No es solo un debate entre derecha e izquierda. Históricos del
Partido Socialista discrepan sobre si debe celebrarse la sesión solemne del
Parlamento. El poeta Manuel Alegre está por el sí; el exministro de Cultura
João Soares, hijo de Mário Soares (ex primer ministro y expresidente de la
República, además de uno de los fundadores del PS) ha calificado el acto de “disparate”,
y apunta como alternativa a la iniciativa comunista: el sábado, a las tres de
la tarde, asomarse a las ventanas y cantar Grándola, Vila Morena.
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