viernes, 18 de noviembre de 2022

En vísperas del Mundial Quatar de la “Vergüenza”.

El Mundial de Qatar será recordado como la gran mancha negra del fútbol.

“A medida que el ruido futbolístico empieza a ocultar todo lo demás –escribe Mario Cortijo en Vozpópuli, bajo el titular ‘Ser gay en el Mundial de Qatar, ‘un daño mental’ penado con hasta siete años de cárcel’– Qatar va desvelando la verdadera visión que tiene sobre la homosexualidad. Aunque el país impone penas de hasta siete años de prisión a todo aquel que se acueste con personas del mismo sexo, sus líderes han tratado de mantener cierta posición equidistante ante las incómodas preguntas de los periodistas y organismos internacionales. Algo que contrasta con la última declaración de un embajador del calificado como 'Mundial de la Vergüenza', que ha sido contundente al respecto: la homosexualidad ‘es un daño mental’. Las palabras, pronunciadas por el exfutbolista Khalid Salman en una televisión alemana, muestra el auténtico pensamiento qatarí respecto a la homosexualidad. Aunque los organizadores del torneo insistan en que aceptarán la bandera del arcoíris en las gradas y que los homosexuales serán bien recibidos siempre que ‘no hagan muestras de cariño en público’, desde Qatar no dejan de ver a los gays y lesbianas como personas enfermas. ‘Tendrán que adaptarse y aceptar nuestras normas’, afirmó Salman en la entrevista, quien también reconoció ‘tener un problema’ con que los niños vean a personas homosexuales en su país”.

Víctor Granado, portavoz de la Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI+, califica estas declaraciones como “grotescas y muy desagradables”. Lamenta que no se pusiera como condición para organizar el Mundial de Qatar “la derogación de ciertas leyes a cambio” para conseguir que se respetaran los derechos humanos en el país. “Se ha perdido esa oportunidad”, señala Granado. Aunque en otros puntos del planeta la homosexualidad es perseguida, en el país organizador de la Copa del Mundo se sigue considerando ilegal.

Por su parte, Carlos de las Heras, de Amnistía Internacional, señala que las declaraciones de Salman “siembran la preocupación en el colectivo”, aunque le parece importante recalcar que en Qatar no se aplica la pena de muerte a los homosexuales, sino penas de cárcel de hasta siete años que, en la mayoría de casos, se saldan con una multa económica. En 2020, se ejecutó la única pena de muerte de los últimos 20 años y fue por un caso de asesinato. Por tanto, los homosexuales que acudan a ver el Mundial y expresen su sexualidad no serán condenados a muerte, pero sí pueden pisar una prisión qatarí.

Por este motivo, según Víctor Granado, “tanto los homosexuales que viven del fútbol como los aficionados no irán a Qatar y, si van, lo harán sin mostrar su identidad sexual” para evitar posibles problemas con las autoridades qataríes. E interpreta que “Qatar no se arriesgará a tener un escándalo de este tipo, ya que quieren ofrecer una imagen abierta y moderna”, siguiendo su política de 'sportswashing', aunque también cree que “cuando se apaguen los focos y vuelva la normalidad, regresará la situación habitual” y volverán las violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades qataríes.

Pero ninguna de las selecciones que se ha clasificado para el Mundial de Qatar ha renunciado a su plaza pese a disputarse en un país que quebranta a diario la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y sólo algunos combinados lucirán brazaletes con la bandera del arcoiris, entre los que no se encuentra España. “Desde la RFEF no ha habido una sola llamada para colaborar”, señala Víctor Granado, pese a que ‘nuestro país es un ejemplo de avances’. Lo relaciona con el acuerdo que Rubiales mantiene con Arabia Saudí. El presidente de la RFEF llegó a decir que era ‘la Supercopa de la igualdad’. De aquellos barros, estos lodos…En Alemania, han reclamado un boicot al Mundial, algo que no ha sucedido en España, ya que no es un debate que esté en la sociedad”, señala Granado.

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