Los pesqueros abandonan en el mar tanto sedal 'asesino' como para dar 400 vueltas al mundo.
El pasado viernes, Raúl
Rejón publicaba, en Eldiario.es, la cantidad de 'redes fantasma' abandonadas
cada año, que continúan matando especies en los océanos. “Equivale –decía– al
2% de los equipamientos de la flota global. Cuatro millones de embarcaciones
pescando por el mundo dejan un rastro masivo de basura en el mar. Cada año se
queda en el agua tanto sedal pesquero como para dar 400 veces la vuelta a la Tierra:
más de 16 millones de kilómetros de líneas, según ha estimado la agencia de
investigación científica de Australia (CSIRO). Las flotas de
todos los países capturan, de media, algo más de 80 millones de toneladas de
animales marinos al año. Para conseguir ese volumen, hacen falta muchos barcos,
muchas redes, mucho sedal, anzuelos y nasas. Y una parte queda a la deriva en
los océanos.
“El equipamiento pesquero
abandonado, perdido o descartado, es una de las fuentes principales de la
contaminación marina”, publicaba Science. Entre otros desechos, “hemos
descubierto que casi 14.000 millones de anzuelos y 25 millones de trampas
acaban en nuestros océanos por las actividades de la pesca comercial cada año”,
resumía una de las autoras, Britta Hardesty. “Llevamos años intentando saber la
escala global de las artes de pescas que se pierden y los números asustan, pero
son coherentes con lo que vemos nosotros cuando salimos al mar”, contaba
Ricardo Aguilar, director de expediciones de la organización Oceana.
El material que flota a
la deriva o se hunde tiene “impactos negativos desproporcionados sobre la vida
salvaje, los hábitats marinos y costeros y la seguridad alimentaria”, describía.
“Es un asunto preocupante por los daños socieconómicos y ambientales, además de
añadirse a otras presiones como la sobreexplotación de los recursos pesqueros,
la caída de los stocks y el cambio climático”. Era la basura formada por redes
fantasma al ser casi invisibles a la luz del día y siguiendo a la deriva,
pescando especies. “Pescan porque todavía está limpia y continúan capturando
ejemplares que nunca se recogen y mueren allí atrapados”, detallaba Ricardo
Aguilar. “Además, al morir en esas trampas, anzuelos o redes comienzan a
descomponerse y funcionan como cebo. Atraen a otras especies que acaban allí”,
añadía. “Este mismo año hemos estado en el mar de Alborán recogiendo nasas
abandonadas que aún capturaban y redes con peces. Es la mayor amenaza de enredo
para la fauna marina como las tortugas, los mamíferos, las aves y las
ballenas”.
Precisamente porque duran
mucho, suponen un segundo tipo de impacto además de atrapar animales. “Con el
tiempo se van recubriendo de material y ya no son tan invisibles, pero no dejan
de constituir una basura plástica que se engancha, por ejemplo, en corales y
esponjas”, detalla Ricardo Aguilar. España, como primera potencia pesquera
europea, no queda al margen de este problema. “En los lugares con mayor
densidad de pesca hay mayor densidad de pérdidas”, describe el representante de
Oceana. Se ha ido produciendo un desplazamiento de artes de pesca hacia zonas
donde es más fácil que se queden enganchadas. “El arrastre ha copado más las
zonas de playas y otros equipamientos se concentran en zonas de roca o arrecife…
Lo cierto es que no hay conciencia sobre la inmensa magnitud de las cosas que
ocurren en el mar. No son visibles. Es muy difícil demostrar su dimensión”,
explicaba Aguilar. “Son datos que dan una imagen algo mejor, pero casi todo el
problema está debajo del agua, no en lo que llega a la costa”.
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