Xavier Moret: “Los extranjeros con dinero lo copan todo en Mallorca”.
Juan
Ignacio Orúe publica, en ElDiario.es, una entrevista a Xavier Moret, escritor,
periodista y autor del ensayo “Mallorca, abierto todo el año” (Editorial
Península). Moret describe el mundo cultural y social de la isla y defiende que,
a pesar de los altos precios de la vivienda o la pérdida de identidad, sigue
siendo un paraíso. “Desde los 20 años visito la isla -dice Moret-. Empecé yendo
a Deià porque tenía amigos con casa allí. Me parecía una maravilla toda esa
costa de la Serra de Tramuntana. Con los años el pueblo se ha convertido en un
sitio excesivamente turístico y muy caro. La intención del libro es reivindicar
la isla y alejarse del pensamiento de que Mallorca está estropeada y que no
vale la pena. Hay muchas cosas aprovechables y sobre todo fuera de temporada”,
cuenta Moret.
“Los
extranjeros compraban casas en la costa, pero ahora las compran en el interior.
Con lo cual las casas del interior están más caras. Las posesiones, que
son maravillosas, son todo un símbolo de la Mallorca de antes y cada vez más
están en manos de hoteleros y extranjeros. La identidad rural se está
perdiendo, con lo cual se pierde parte de la identidad de la isla que estaba
basada en esta comunidad. En Sineu se han inventado las neofiestas o fiestas
del pueblo que sirven para mantener la tradición, pero se actualizan a los
tiempos modernos con más humor. Incorporan nuevos elementos. Me llama la
atención y pienso que es producto en parte de esta pérdida del mundo agrícola… Es
cierto que cuando echamos la vista atrás uno ve la infancia como un paraíso. Y
no hay más paraísos que los perdidos. La mirada hacia atrás tiende a idealizar.
Y por eso quise insistir en el tema de la gastronomía. En cada capítulo rescaté
un plato que conecta con el pasado. De todas formas, hay datos que indican que
la irrupción del turismo cambió la personalidad de la isla, pero también la
favoreció económicamente”.
A
Moret no le gusta generalizar. Cuenta que ha conocido mallorquines de todo
tipo. Que existen los que quieren irse de la isla para no volver jamás y los
que pretenden volver al cabo de dos años porque la echan de menos. Por ejemplo,
el pintor Miquel Barceló un hombre que ha triunfado en todo el mundo y siente
sus raíces mallorquinas muy a fondo. Y volvió.
“Me sorprende que haya mallorquines que no conocen Eivissa y al revés.
Hay ibicencos que nunca fueron a Palma. Cada una de las islas es muy
particular. Con los vuelos más frecuentes esto cambia un poco. Lo que más
enriquece es conocer otras culturas y no quedarte con que la tuya es la única
importante”.
Moret
incide en contar que los alemanes y los ingleses viven en la isla encerrados en
sus casas y quedan con sus amigos. Eso le sorprende. “En Santanyí, el 30% de
las casas son propiedad de alemanes, tienen sus restaurantes, sus tiendas, sus
círculos cerrados y no se preocupan por abrirse un poco ni conocer la cultura.
Cada vez más los extranjeros copan todo y todo se vuelve más caro. En la parte
antigua hay muchas casas que también las están comprando ingleses o alemanes.
No hay pisos asequibles”.
En
su libro, Moret cuenta la historia de los últimos nobles que quedan en la isla.
“El propietario de Can Vivot, Pedro de Montaner, es un hombre muy culto. Como
que hablaba de otro mundo, casi medieval, de algún modo me recordaba a novelas
antiguas. Cuando hablé con un pescador de Deià me contó que su relación era con
el mar y nada más. O sea que en la isla conviven mundos muy distintos y esto es
lo que me sorprende de Mallorca porque mucha gente tiende a pensar que en una
isla está todo unificado. Es igual que el ejemplo de la lengua, cambia en cada
pueblo. O las recetas de cocina del mismo plato que son diferentes. Cada uno
tiene su manera de ver el mundo en un espacio no tan grande”.
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