“Los trenes de Maura que todos perdemos”.
De todos los discursos
pronunciados en la gala de los premios Goya, David Bollero, en su último artículo aparecido en Público, se queda con el de Carmen Maura, que nos deja una
maravillosa lección. “Maura tenía que haber sido la encargada de entregar el
Goya de Honor a Saura. Tras el fallecimiento del director un día antes de la
gala, no pudo hacerlo y no es lo único de lo que quedó privada la actriz. Maura
echó la mirada atrás, relatando diversos episodios del rodaje de ¡Ay, Carmela!
(1990) en el que trabajó a las órdenes de Saura. La actriz lamentó no haber
podido decirle nunca al director cuánto lo admiraba, cuánto lo quería y la
huella imborrable que le había dejado tras ese rodaje. Su última oportunidad,
cuando al fin iba a confesárselo, también se esfumó.
“Más de tres décadas
-continúa David Bollero- no fueron suficientes para que una actriz consagrada
como Maura compartiera sus sentimientos con Saura. ‘Creo que él no tenía ni
idea de la marca que me había dejado como actriz para siempre’, confesó.
Lamentablemente, la protagonista de Mujeres al borde de un ataque de nervios,
La comunidad o, más recientemente, Rainbow, no es una excepción. Los trenes de
Maura se pierden todos los días. Demasiadas personas siguen sus pasos y dejan
escapar el tiempo sin decir a sus seres queridos cuánto los quieren, cuánto los
admiran. Es un gesto sencillo, simple y que, sin embargo, termina siendo tan
excepcional como aislado, a pesar del profundo calado que tiene…
Bollero comenta que la
lección del discurso de Saura puede ampliarse aún más, “traspasando nuestra
esfera más personal y amplificando su alcance a todo cuando deberíamos cuidar,
defender, proteger de cualquier agresión. Coincide en el tiempo esta enseñanza
con la masiva manifestación ciudadana en Madrid en defensa de la Sanidad
Pública. Hubo otras en España, como la vivida en Galicia. A pesar del creciente
clamor popular contra quienes desmantelan el Estado del Bienestar, es preciso
sumar muchas más voces, muchos más hombros arrimándose a la defensa de cuanto
se logró con tanto sacrificio”. Y concluye aconsejando que “no dejen que se les
escape el tiempo, no se arriesguen a verse lamentando no haber defendido antes
lo perdido. No den las cosas por hecho, encomendándose al resto para que no
contribuir al esfuerzo colectivo. Del mismo modo que hoy es un buen día para
mirar a los ojos a sus seres queridos y decirles cuánto significan para
ustedes, lo es también para movilizarse, tomar conciencia social y querer lo
que tenemos, blindándolo ante quienes desean arrebatárnoslo. Tienen sus
pasajes, no pierdan más trenes”.
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