Feijóo, el hombre que corre.
Hay algo casi poético en
ver a Alberto Núñez Feijóo huyendo de Carlos Mazón como quien se aparta del
humo tras prenderle fuego al sofá. Durante un año entero, el líder del PP
sostuvo que su barón valenciano había actuado “con rigor” durante la DANA de
2024, que dejó 229 muertos y una lista interminable de decisiones tardías,
informes contradictorios y vidas que nadie podrá devolver.
Pero ahora que Mazón se
desploma, ahora que dimite, ahora que las familias lo abuchean delante de las
cámaras y en presencia del propio Feijóo… de pronto el presidente del PP descubre
que su criatura política huele mal. Y la abandona. Sin mirar atrás. Como si no
lo hubiera bendecido, blindado y defendido cada día del último año.
¿Y ahora, Feijóo?
¿Tampoco pides disculpas? No te disculpas por haberlo convertido en símbolo de
tu modelo territorial. No te disculpas por haber negado evidencias que hoy
asumes con silencios. No te disculpas por haber empujado a un país entero a
creer que todo era un ataque político y no una emergencia mal gestionada. No te
disculpas por haber señalado a las familias como si ellas tuvieran un interés
partidista en exigir algo tan básico como verdad.
Has tardado quince días
en romper tu propia palabra. Prometiste
que Mazón explicaría todo en el Senado. Y ahora respondes “ni idea” cuando te
preguntan si lo llamarás. La responsabilidad que tanto exiges al Gobierno no te
alcanza cuando se trata de los tuyos. Ni siquiera cuando hablamos de casi 230
vidas.
Feijóo, presidente del
partido del “sentido de Estado”, ha encontrado la forma más cobarde de
gestionar un desastre: hace caer a Mazón para salvarse él. Lo empuja al
Congreso sin respaldo, lo borra del Senado, lo elimina del relato, lo expulsa
del presente. Y espera que nadie recuerde quién lo sostuvo cuando ya había
datos, testimonios, informes y lágrimas suficientes para exigir otra cosa.
Pero aquí estamos.
Recordando. Porque Mazón podrá haber caído, sí. Pero la negligencia no se
evapora solo porque firmes un relevo exprés. La responsabilidad política no
desaparece por arte de comunicados desde Génova. Y la memoria de las familias
no se compra con un sustituto llamado Pérez Llorca.
Así que vuelvo a
preguntarte, Feijóo: ¿Y ahora? ¿Tampoco
pides disculpas? ¿Tampoco asumes tu parte? ¿Tampoco vas a explicar por qué
sostuviste una gestión que hoy intentas enterrar bajo el escombro de tu propio
silencio? No. No vas a hacerlo. Porque para hacerlo tendrías que admitir que el
problema nunca fue solo Mazón. Sino el partido que lo fabricó, lo defendió y
ahora finge no conocerlo. Y eso, Feijóo, ya no cuela.
Por Javier F.
Ferrero (Spanish Revolution)

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