“Se te acabaron los cuentos, Sherezade”.
En “Se te acabaron los
cuentos, Sherezade”, Aníbal Malvar escribe en Público que los periódicos son
librillos de historia escritos sin tiempo para pensar. O deberían. “Si por La
Razón fuera, dentro de unos siglos los estudiantes de Historia de España se
estarán devanando el cacumen para analizar las razones por las que Pablo
Iglesias exige capacidad de veto (sic) en la conformación del Consejo General
del Poder Judicial. Y dejando de lado un acontecimiento secundario sobre no sé
qué millones despistados de un tal Juan Carlos I, ese rey del que usted me
habla, pues solo alcanza rango de segunda noticia en el diario que dirige desde
las teles Francisco Marhuenda. El Mundo también lo había planificado así, pues
en su primera edición la portada nos destacaba que ‘Casado rompe con Sánchez
para evitar las imposiciones de Iglesias’, y solo en el faldón informaba de que
‘Juan Carlos I regulariza solo cinco de 12 años de viajes en jet privado’. Se
corrigió a tiempo Francisco Rosell en segunda edición, pues aquí ya sí nuestro
emérito alcanza el cartel de prima donna en las noticias del día” (...) Con Juan
Carlos I no cae solo la borbónica leyenda, sino la reputación de toda una
generación de periodistas que han sido tan pillados como él, pues ocultaron
durante décadas la verdad a los españoles en un paraíso deontológico tan
descontrolado como las Islas Caimán.El daño reputacional que todas estas
revelaciones están haciendo a la prensa española es irreversible. Y no es que
los periodistas gozáramos de gran prestigio antes del borbonazo. Pero hoy ya
podemos ser tildados sin aspaviento de colectivo incapaz o mentiroso, a
elección del consumidor”.
“Poca credibilidad le
queda al sector monárquico de la profesión para convencernos ahora de la
honestidad del heredero, un Felipe VI que se encuentra en la misma tesitura que
sus panegiristas. Si no sabía nada de las andanzas peseteras de su papi,
teniendo a sus pies uno de los más loados servicios de inteligencia del
planeta, poco margen le queda para convencernos de que está capacitado para
asumir la jefatura del Estado.
“En la otra cara de la
moneda opaca, no olvidemos que Felipe VI era beneficiario de una de esas
herencias turbias, al menos. La off shore Lucum, cuya existencia, como sabéis,
hubo de ser desvelada por un diario británico, The Telegraph. Siempre la
pérfida Albión. Cuesta creer que tampoco supiera nada el nuevo monarca de esas
tarjetas black que sus hermanas y sobrinos manejaban con soltura por los cortes
ingleses de Madrid, a dos tiros de piedra de los espías de Zarzuela. Sobre todo,
con los antecedentes familiares que ya había sufrido en carnes propias. Desde
que estallara el caso Urdangarin, nuestro rubio ex príncipe tenía el deber de
vivir con la mosca detrás de la oreja.
“Se le han terminado las
historias a Sherezade. Hemos nacido, hemos crecido y moriremos en una monarquía
parlamentaria corrupta. Y así deberíamos hacerlo constar, incluso con orgullo,
en nuestra sacrosanta e inmarcesible Constitución. Y, si queréis estar
informados, idos a vivir a Inglaterra, que es lo que tiene que concluir un buen
patriota en estos casos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario