Intelectuales ante la invasión de Ucrania… Y Sánchez se pliega a Marruecos.
¿Qué dicen los filósofos, sociólogos e historiadores sobre esta guerra? Comencemos con Chomsky, uno de los intelectuales de referencia de la izquierda internacional, además de uno de los nombres de los clásicos del MIT (Massachusetts Institute of Technology), muy vinculado al ejército estadounidense. El pasado 15 de marzo, Víctor Lenore escribía en Vozpópuli su artículo “Chomsky, Zizek, Garton Ash...la posición de los intelectuales ante la invasión de Ucrania”. Las opiniones más recientes de Noam Chomsky se repasan en una entrevista con Truthout.org, traducida al castellano por Ctxt. Su planteamiento es claro: denunciar el descrédito del sistema jurídico global: “El estatus del Derecho Internacional no cambió en el periodo posterior a la Guerra Fría, ni siquiera en las palabras, y mucho menos en los hechos. El presidente Clinton dejó claro que Estados Unidos no tenía intención de respetarlo. Su doctrina declaraba que Estados Unidos se reserva el derecho a actuar ‘unilateralmente, cuando fuera necesario’, incluido el ‘uso unilateral del poder militar’ para defender intereses vitales como ‘garantizar el acceso sin trabas a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos’. También sus sucesores, y cualquiera que pueda violar la ley impunemente. Eso no quiere decir que el derecho internacional no tenga valor. Tiene un rango de aplicabilidad, y es una norma útil en algunos aspectos”. Chomsky también advierte de que nadie va a ganar esta vez: “Las opciones que quedan tras la invasión son desalentadoras. La menos mala es el apoyo a las opciones diplomáticas que aún existen con la esperanza de lograr un resultado parecido al que era muy probable alcanzar hace unos días: la neutralización de Ucrania al estilo austriaco, una versión del federalismo de Minsk II. Mucho más difícil de lograr ahora. Y –necesariamente– con una vía de escape para Putin, o el resultado será aún más nefasto para Ucrania y para todo el mundo, quizá más allá de lo inimaginable. Es muy injusto. ¿Pero cuándo ha prevalecido la justicia en los asuntos internacionales? ¿Es necesario revisar, una vez más, el atroz historial? Nos guste o no, las opciones se reducen ahora a un feo desenlace que premia en lugar de castigar a Putin por el acto de agresión o la fuerte posibilidad de una guerra terminal. Puede parecer gratificante arrinconar al oso en un rincón desde el que arremeterá a la desesperada, y puede hacerlo. No es sensato”.
Es importante por muchos motivos la valoración de Slavoj Zizek, uno de los primeros filósofos marxistas en desglamurizar el relato cultural soviético, que sufrió en su Eslovenia natal. Además, es firma habitual en Russia Today, la cadena estatal censurada en muchos territorios occidentales. Zizek ha escrito varios textos, pero destacamos el del 2 de marzo que lleva el elocuente título “¿Qué significa defender Europa?”. En él denuncia que Putin está repartiendo entre los altos funcionarios y militares reediciones de los ensayos de su gurú Iván Ilyíng (1883-1954). He aquí unas pinceladas: “Tras ser expulsado de la Unión Soviética a comienzos de los años veinte, Ilyín defendió una versión rusa del fascismo: el Estado concebido como una comunidad orgánica liderada por un monarca paternal, en el que la libertad se limita a conocer tu lugar en la sociedad. Las votaciones al líder (Ivyín o Putin) sirven para expresar respaldo colectivo, no para elegirlo o legitimarlo”, explica Zizek. También dedica otro párrafo a deshacer malentendidos sobre Aleksandr Duguin, filósofo admirado por Putin sobre el que circulan muchas imprecisiones. Entre ellas, se le considera tradicionalista cuando es un posmoderno que reniega del concepto de verdad objetiva. “La así llamada ‘verdad’ es una cuestión de creencia. Nosotros creemos en lo que hacemos, creemos en lo que decimos. Esa es la única forma de definir la verdad. Tenemos una verdad especial rusa que se debe aceptar. Si Estados Unidos no quiere hacerlo, debe aceptar que ya no es el único amo. La situación en Siria y Ucrania demuestra que EE.UU. ya no es el único amo. La pregunta es quién manda en el mundo y la única respuesta es la guerra”, proclama Duguin. La situación europea de debilidad militar y fragmentación le aboca a tener una sola cosa que aportar, según Zizek, que consiste en la gestión de los derechos humanos (en este caso, acoger a los refugiados, huyendo del doble estándar que hace tratar mejor a los blancos y cristianos que piden asilo al resto de los migrantes).
Timothy Garton Ash, historiador y catedrático de estudios europeos en la Universidad de Oxford, es uno de los historiadores de referencia en la defensa de la democracia liberal. Su artículo más relevante sobre la invasión en curso recuerda la larga historia de Europa, minusvalorando los conflictos en la zona este del continente: “¿Por qué cometemos siempre el mismo error? Oh, solo es un problema para los Balcanes, decimos. Y entonces un asesinato en Sarajevo enciende la chispa de la Primera Guerra Mundial. Oh, la amenaza de Adolf Hitler a Checoslovaquia es solamente ‘una riña en un país lejano, entre personas que desconocemos’. Y entonces nos encontramos con la segunda Guerra Mundial. Oh, la invasión de Stalin de la distante Polonia tras 1945 no es asunto nuestro… y de pronto aparece la Guerra Fría. Ahora lo hemos vuelto a hacer, hemos vuelto a estar dormidos hasta que las implicaciones de la invasión de Crimea por Putin en 2014 eran demasiado grandes. El pasado 24 de febrero nos presentamos ante el mundo sin más vestido que los jirones de nuestras ilusiones perdidas”, lamenta. El artículo se titula “La invasión rusa de Ucrania cambiará para siempre la cara de Europa”. ¿Será este un giro para mejor o para peor? Así responde: “A corto plazo, las perspectivas de Ucrania son sombrías. Pero pienso en este momento como en el maravilloso título de un libro sobre la revolución húngara de 1956: Victoria de una derrota. Casi todo el mundo en Europa reconoce ya que Ucrania es una nación europea atacada y desmembrada por un dictador. Kyiv es hoy una ciudad llena de periodistas de todo el mundo. Esta experiencia moldeará su visión de Ucrania para siempre. Nos habíamos olvidado, en los ilusos años posteriores a la Guerra Fría, que así es como se forman las naciones en el mapa mental de Europa: con sangre, sudor y lágrimas”.
La visión de Santiago
Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo español marxista, es relevante por su
extensa trayectoria antiimperialista y por el seguimiento que tiene dentro de
la izquierda hispanoparlante (donde acumula defensores y detractores). Una
muestra: “La invasión de Ucrania ilumina los harapos mentales y organizativos
de la izquierda. Ese es también un grave problema en una Europa en la que Putin
está mucho menos aislado de lo que parece y en la que la batalla de la
democracia, que es en realidad la única realmente nuestra, se está perdiendo
por goleada”, lamenta en su extensa tribuna de opinión. Alba Rico señala una
extraña paradoja: “Este desconcierto se traduce en un extraño reparto de
papeles: la hipócrita UE denuncia la barbarie de la invasión rusa, mientras que
una parte de la izquierda dedica todas sus fuerzas a denunciar la responsabilidad
de la OTAN. En mi mundo ideal sería exactamente al revés: la UE cuestionaría su
dependencia de la OTAN y la izquierda denunciaría sin parar y sin ambages el
imperialismo ruso”. Todos saldríamos ganando con este cambio. Y, más tarde, en
un artículo publicado el pasado miércoles en Eldiaro.es, escribía: “El otro día,
muchos tuvimos ocasión de ver una escena de una violencia estremecedora: en una
calle de Moscú, un hombre solitario exhibía un papel en blanco y, tras negarse
a doblarlo, era detenido por la policía. Pocos días antes una mujer había
sufrido la misma suerte por el mismo motivo. La violencia de la escena no
estribaba, o no solo, en la brusquedad policial; tenía que ver, sobre todo, con
la brutal absorción de todos los signos en un campo semiótico sin fisuras.
Tenía que ver, si se quiere, con la consideración totalitaria de que, en
ciertas circunstancias, no existen los papeles en blanco porque hasta el vacío
es ya un mensaje. Esto es lo que quiere decir “guerra”: una relación nueva en
la que es imposible no decir nada porque cualquier silencio es ya una
declaración. En Moscú, hace falta mucho coraje para estar sencillamente en la
calle enseñando un papel en blanco. El que lo hace no está tratando de burlar
con una argucia las nuevas leyes de la autocracia rusa; sabe que, enseñe lo que
enseñe, va a ser detenido. Ahora bien, la idea de manifestarse contra la guerra
de Putin mediante un no-signo visible sirve para evidenciar al mismo tiempo la
absurda insensatez de la guerra y el carácter dictatorial del régimen ruso. Ser
detenido por sostener en la calle una pancarta vacía es el mejor alegato
posible, el más transparente y el más clamoroso, contra los bombardeos en Kiev
y contra la censura en Moscú”.
Pocos testimonios más
relevantes que el de la autora de “El fin del 'Homo sovieticus”, Svetlana
Aleksiévich, periodista y escritora bielorrusa en lengua rusa, galardonada en
2015 con el Premio Nobel de Literatura y gran conocedora de la mentalidad a pie
de calle del país de Putin. La Nobel bielorrusa no es precisamente optimista,
debido a sus cálculos sobre el firme respaldo social a la invasión: “Creo que
Putin refleja la opinión del ruso medio que vive en los suburbios, esos rusos
que no toleran la humillación, como dicen. Para mis libros, he viajado mucho
por Rusia y muchas personas a las que he escuchado hablaban de su sentimiento
de humillación más que de otra cosa. Nadie nos tiene miedo, dicen. ¡Y cómo se
alegraron cuando pudieron decir que Putin les hizo ponerse de pie cuando
sentían que estaban de rodillas frente al mundo! Me temo que este sentimiento
imperialista está muy arraigado”, explica Aleksiévich. Las condiciones
objetivas no favorecen precisamente a la paz, a pesar de las manifestaciones en
este sentido, incluso dentro del país agresor: “El sistema autoritario actual
hace que todos los poderes estén tan cohesionados que sea difícil salir de él.
Como dijo la heroína de uno de mis libros: te sientes como una mariposa en el
cemento. Disientes, no aceptas lo que ocurre, pero no puedes salir”. ¿La
probable vía de escape? “Creo que debemos trabajar con el 60% que parece apoyar
a Putin. Tenemos que hablar, explicar. Habrá luto, habrá ataúdes, y es una pena
que ése deba ser el precio para quitarse la venda de los ojos. El pueblo abrirá
los ojos porque la llegada de 5.000 ataúdes es muy dolorosa”, recalca.
El prestigioso novelista
francés, Premio Princesa de Asturias, estaba en Moscú trabajando cuando comenzó
la invasión. Decidió quedarse y escribir un reportaje largo para L’Obs (antes
Le Nouvel Observateur). El texto, tan brillante como siempre, hace una aportación
inesperada, que consiste en denunciar lo insufriblemente pijo que se ha vuelto
el periodismo occidental. “Una amiga parisiense, por teléfono: ¿Y el pueblo? No
los intelectuales como tú y como yo: la gente de verdad. ¿Está completamente
desinformada? ¿Está a favor de la guerra? ¿A favor de Putin? Difícil de
responder. Es siempre un problema, la gente de verdad”, admite. Luego sigue un
párrafo de necesaria autocrítica: “Otro amigo mío, italiano, me decía un día,
riéndose: ‘Mi país ha sido gobernado diez años por Berlusconi y nunca he
conocido a nadie que le vote’. A decir verdad –admite Carrère– conozco a
algunos putinianos, pero son más bien franceses expatriados que rusos”,
confiesa. Tras visitar una empresa demoscópica y hablar con algunos taxistas,
el autor descubre que el 70% de los rusos no tienen pasaporte y algunos apenas
saben que eso existe. “¿Qué puede importarle al pueblo que ya no pueda circular
en Jaguar, beber Dóm Perignon, esquiar en Courchevel?...”
Conflictos
armados graves 2021-2022. (Fuente Escola de Cultura de Pau)
La invasión rusa de Ucrania ha supuesto el último capítulo de una historia de tensión y violencia que se remonta a finales de 2013. El Gobierno de Vladimir Putin emprendió el pasado 24 de febrero una serie de ataques que han provocado la indignación internacional. De momento, no hay caminos claros en torno a una posible salida negociada. Con las fuerzas rusas bombardeando de forma cada vez más intensa las ciudades ucranianas y más de tres millones de refugiados en suelo de la UE, el anfitrión de la cita, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó estar “preocupado y pesimista”. Entretanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, refiriéndose a las draconianas sanciones impuestas por Occidente tras la invasión de Ucrania y a la decisión de centenares de empresas extranjeras de cesar sus actividades o retirarse de Rusia, asegura que el país podrá superarlas: “Nosotros no vamos a cerrarnos a nadie, estamos abiertos a trabajar con todos nuestros socios extranjeros que lo deseen. Los derechos de los inversores y colegas extranjeros que permanecen en Rusia y trabajan en Rusia deben protegerse de manera confiable”. Y, más allá de Ucrania, varios enfrentamientos bélicos mantienen en vilo a distintos territorios en África, Asia y ahora también Europa, contándose por miles el número de muertes provocadas. Grupos de derechos humanos alertan sobre las catástrofes que reinan en esos escenarios. Según datos recogidos por Escola de Cultura de Pau de Catalunya, existen 18 “conflictos armados graves” o de “alta intensidad” –sinónimos de guerra– abiertos en el mundo: Camerún Región Lago Chad (Boko Haram) (Ambazonia/North West y South West), Etiopía (Tigray), Mali, Mozambique (Norte), Región Lago Chad (Boko Haram), Región Sahel Occidental, República Centroafricana, República Democrática del Congo (este), RDC (este-ADF), Somalia, Sudán (Darfur), Sudán del Sur, Afganistán, Myanmar, Irak, Yemen y Siria.
El Gobierno de Pedro Sánchez protagonizaba el viernes pasado un giro en su posición sobre el Sáhara Occidental. En una carta enviada al rey de Marruecos, Mohamed VI, Sánchez aceptó el plan de autonomía para el territorio que defiende el país vecino, abandonando así su posición de neutralidad activa en el marco de la ONU y posicionándose, por primera vez y de forma oficial, a favor de una de las partes en el conflicto. El Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui, mantiene la necesidad de realizar un referéndum de autodeterminación para la que un día fue la provincia número 53 del Estado español. Los saharauis consideran que se ha cedido al “chantaje” marroquí. “Las consecuencias de esta decisión –escribe Miguel Muñoz en Público– son imprevisibles. Primero, a nivel geopolítico, por el papel que puede cumplir Argelia, país aliado de los saharauis. Esta situación se produce además en un contexto delicado, en el que ambos países habían estrechado lazos de cooperación que garantizan el suministro de gas tras la invasión de Rusia a Ucrania. Pero también a nivel interno. Unidas Podemos tardó poco este viernes en dejar claro su rechazo a este cambio de estrategia. ‘Toda solución al conflicto debe pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui’, señaló la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Eva Cifuentes cuenta en Diariocrítico que “el cambio de criterio del Gobierno de España sobre el Sáhara no ha gustado al Frente Polisario y ha acusado a Pedro Sánchez de “sucumbir al chantaje” de Marruecos tras apoyar el plan de autonomía saharaui orquestado por Rabat. Abdulah Arabi, el delegado del Frente en España señala a RTVE que el viraje de España se trata de un ‘peaje’ para retomar las buenas relaciones con Marruecos. Critica con dureza el cambio de postura de Sánchez e insiste en que la misiva enviada al Ejecutivo marroquí ‘se contradice con la responsabilidad político-jurídica que tiene España en el conflicto del Sáhara’. Además, considera ‘hipócrita’ las declaraciones del Ejecutivo español cuando ‘habla de defender la legalidad internacional’. Arabi insiste en que la autonomía del Sáhara es ‘una opción’ pero ‘no es la solución’. Para el Frente la ‘única solución justa, realista y duradera es aquella que elija el pueblo saharaui’ y apuesta por una vía que les permita ejercer su ‘derecho inalienable’ a la ‘autodeterminación e independencia’. Subraya que es necesario convocar un referéndum que tenga la autodeterminación como opción y no que directamente el Sáhara quede bajo el paraguas de Marruecos, que es lo que implica la autonomía que Marruecos propone”.
La Marcha Verde arrancó
el 6 de noviembre de 1975. Y el 18 de marzo de 2022 ha llegado a La Moncloa,
con Pedro Sánchez. “Hassan II –nos recuerda Andrés Gil en Eldiario.es–, con el
beneplácito de Estados Unidos, aprovechó la agonía del régimen franquista –el
dictador acabó muriendo dos semanas después, el 20 de noviembre de 1975– sirvió
para ocupar con cientos de miles de civiles –y algunos miles de militares– la
colonia española del Sáhara Occidental. La ocupación, condenada por el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas, ha ido taponando la solución negociada por la
metrópoli descolonizadora, España, en noviembre de 1975 con Marruecos y
Mauritania, y que pasaba, de acuerdo con las resoluciones de la ONU, por un
referéndum de libre determinación del Sáhara. Pero las misiones de la ONU nunca
prosperaron, por las trabas marroquíes, que, poco a poco, ha ido sumando apoyos
a su causa, pasando por la asimilación del Sáhara como territorio autónomo
marroquí. Hasta tal punto ha sido así que Donald Trump, ya como presidente
derrotado y saliente, reconoció en diciembre de 2020 la soberanía de Marruecos
sobre el Sáhara. Menos de un año y medio después de este gesto –no revocado por
Joe Biden–, quien lo hace es Pedro Sánchez, presidente de la potencia que dejó
sin concluir la tarea descolonizadora. Así se lo pedía el PSOE en noviembre de
2016 al Gobierno de Mariano Rajoy. La posición expresada ese año por el PSOE
fue la tradicional de los socialistas españoles, del resto de la comunidad
internacional y de todos los inquilinos que precedieron a Sánchez en Moncloa.
Y, en el 2020, EEUU se convirtió en el primer país occidental en reconocer la
soberanía marroquí sobre el Sáhara, y la posición que prevalece, incluida la de
la Unión Europea, es la reflejada por las sucesivas resoluciones de Naciones
Unidas que prevén un referéndum de autodeterminación del territorio. De hecho,
en el 39 congreso del PSOE de junio de 2017, el que supuso el regreso de Pedro
Sánchez al liderazgo del partido, se recogía lo siguiente: ‘Los socialistas
hemos de trabajar para que España, como antigua potencia colonial y por tanto
administradora del Sáhara Occidental, impulse iniciativas de diálogo que
permitan la conclusión del proceso de descolonización del Sáhara Occidental
conforme a las resoluciones de Naciones Unidas al respecto’”.
Andrés Gil nos recuerda que la Justicia dio la razón al Frente Polisario al considerar ilegales los acuerdos por no haberse consultado de forma apropiada a la población saharaui. “Es más, hasta el responsable de Relaciones Internacionales del PP en tiempos de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, una de las personas más cercanas a quien luego se convirtió en presidente del Gobierno, se reunió en 2011 con una delegación saharaui para expresar su apoyo a la autodeterminación del territorio. Pero Sánchez, a diferencia de otros líderes socialistas, ha evitado aparecer próximo a los saharauis. Pese a que el Frente Polisario entrase como observador en la Internacional Socialista en 2008 y, en 2017, como miembro de pleno derecho. Es más, el entonces secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, acudía a manifestaciones a favor de la independencia del Sáhara en aquellos años junto con el entonces coordinador de IU, Gaspar Llamazares –tanto IU como el PCE previamente han sido aliados históricos del Polisario, posición que también comparte Podemos–. Pero ni Sánchez ni su dirección han hecho este tipo de demostraciones. Hace un mes, en Bruselas, el presidente del Gobierno daba cuenta de sus contactos en la cumbre entre la UE y la Unión Africana. Al ser preguntado por sus encuentros con los representantes del Polisario y de Marruecos, Sánchez se limitó a confirmar que había hablado con el saharaui, mientras se explayaba en relatar el contenido de su conversación con el marroquí. Más bien al contrario, el único gesto amistoso del Gobierno de Sánchez con el Polisario supuso la caída de la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, tras la entrada en España del líder saharahui, Brahim Gali, con nacionalidad española, para ser atendido en un hospital español en mayo de 2021. Aquella cama de hospital para una persona septuagenaria con nacionalidad española y necesitada de cuidados vino seguida de otra maniobra marroquí consistente en empujar a miles de personas, muchas de ellas menores, a cruzar las fronteras con España. González Laya fue destituida y reemplazada por José Manuel Albares, quien empezó a pilotar un cambio en las relaciones con Marruecos hasta el punto de inflexión de este viernes. Por el camino se han producido diferentes acercamientos, devoluciones en caliente y repatriaciones de menores que habían cruzado la frontera entre numerosas quejas de organizaciones por los derechos humanos y del Defensor del Pueblo”.
The Punisher (el Castigador) es un pequeño dron de ala fija desarrollado por los ucranianos. Permiten arrojar pequeñas bombas, sabotear líneas de convoys, defender fronteras y explorar el terreno.Los ucranianos se
prepararon para una guerra de guerrillas, de ataques rápidos y sorpresa, con
estas armas que cuestan unos 100 euros. Incluso países vecinos están haciendo
donaciones de estos aparatos sin la intermediación de ningún gobierno. Y
provocan el terror entre la armada rusa.
Otras imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:
La cadena rusa Channel One retransmitía el pasado martes los informativos en directo cuando, de pronto, apareció detrás de la presentadora otra periodista, Marina Ovsyannikova, denunciando la información oficial y con un cartel de protesta detrás de la presentadora que decía: “Detengan la guerra. No creas propaganda, te están mintiendo”. Ovsyannikova fue detenida poco después. Previniendo esta situación, la periodista dejó programado un vídeo en el que culpaba al líder ruso, Vladímir Putin, de haber provocado la guerra, pedía disculpas por su papel y contaba que su madre, rusa, y su padre, ucraniano, nunca habían sido enemigos y pedía “detener esta guerra fratricida”. Marina Ovsyannikova se mostraba “avergonzada” por haber hecho “propaganda del Kremlin” como periodista de Channel One y por haber colaborado con la tarea de “zombificar” a la población rusa. Ahora, Ovsyannikova puede enfrentarse a penas que van desde los tres a los 15 años de cárcel, de acuerdo a las sanciones aprobadas por La Duma rusa.
A primeros de marzo, la imagen de dos policías llevándose a una mujer de 77 años dio la vuelta al mundo. Se trataba de Yelena Osipova, una artista conocida entre otras cosas por ser una superviviente del sitio de Leningrado, cuando todavía no tenía ni un año. Osipova fue una de las detenidas por manifestarse en contra de la invasión rusa de Ucrania. Y se sumó a este tipo de protestas en defensa de los derechos humanos en Rusia. La activista fue arropada por el resto de los manifestantes, que grabaron el momento con sus teléfonos móviles. Cientos de secuencias del momento se compartieron a través de las redes sociales. Asimismo, la policía detuvo a personas que levantaban carteles en blanco, sin ningún tipo de reivindicación escritas.
La policía también detuvo y luego puso en libertad a otra joven que mostró un cartel en el que podía leerse “no matarás” frente a una iglesia de Moscú.
Ante cualquier sospecha de crisis, arrasar supermercados. No es prevención, es fiebre consumista, avaricia enfermiza e insolidaridad desatada. (Skakeos FanZine)
Los partidos políticos se aprovechan de la manipulacion para atacar a rivales. Los medios “afines”, para manipular a conveniencia. Las grandes empresas, para estafar al ciudadano. El Gobierno, para justificar el descontrol de los precios sin ser contundentes con los estafadores. España plantea cualquier situación dramática como si fuera un cerdo: se aprovecha todo, hasta la casquería.
Una nube de polvo llamado
“calima” (fenómeno meteorológico consistente en la presencia en la atmósfera de
partículas muy pequeñas de polvo, cenizas, arcilla o arena en suspensión) representa
una masa de aire bastante seca y con una gran concentración de arena del
Sáhara, al norte de África.
Este fenómeno no es nuevo
en Europa. Ocurrió cuatro veces durante la primavera de 2021. Los cielos se
tiñen de naranja a causa de la arena que proviene principalmente del noroeste
de África, una región que contiene Mauritania, Malí y Argelia. La mayor parte
flota en el aire a entre 2 y 5 km del suelo y, por lo general, tarda varios
días en viajar desde el desierto de África hasta Europa. Las partículas más
grandes aterrizan en el suelo mientras que las más pequeñas permanecen en el
aire y continúan su viaje hacia el norte. Toda Europa fue inundada
por estas finas partículas de arena que permanecieron en nuestro cielo hasta el
final de la semana con una lenta disminución de las concentraciones. La calima
también tiene efectos positivos, como reducir la posibilidad de que se
produzcan tormentas tropicales y ser un fertilizante natural para océanos y
suelos. Además, reflejan la luz solar, enfriando así la atmósfera y
disminuyendo el calentamiento de la superficie del océano.
En Toronto, Canadá, se celebra un festival dónde se llena una calle de libros formando un 'río’ con ellos. Cualquier persona puede tomar uno, y esto se hace para inculcar el valor de la lectura.
El humor, en la prensa de esta semana: Kap El Roto, Peridis, Enrique, Eneko, Vergara, Manel F., Vergara, Miliki y Duarte, Peter Brookes, Flavita Banana, Riki Blanco…
El humor mallorquín de Pep Roig:
Todo pa mí.
Los vídeos de esta semana:
El programa “Página Dos”
aprovecha la reciente visita a España de la escritora bielorrusa Svetlana
Aleksiévich, ganadora del premio Nobel de literatura en 2015, para charlar con
ella de tres de sus últimos libros: “Los muchachos de zinc” (Debate), “Voces de
Chernóbil” (Debate) y “El fin del Homo sovieticus” (Acantilado)
RUSIA practica
DETENCIONES masivas de ciudadanos que protestan por la INVASIÓN a UCRANIA | EL
PAÍS
GUERRA en UCRANIA | La
PERIODISTA rusa DETENIDA es liberada tras una MULTA | EL PAÍS
Hablan soldados rusos
capturados por Ucrania: “Nos forzaron a venir”
Zelenski cree que las
negociaciones con Rusia son ahora más "realistas"
Yelena Osipova,
sobrevivió al sitio de Leningrado, detenida a sus 90 por protestar por Ucrania
Rozalia Choba, 98 años, que
pasó diez años como prisionera política en Siberia, pide a Putin que “recupere
el sentido" y detenga la guerra contra Ucrania
Esto fue lo que habló
Pedro Sánchez con el ministro de Exteriores de Marruecos
Polònia - Polònia - La sèrie de Pedro Sánchez
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