domingo, 6 de marzo de 2022

No a la guerra Rusia-Ucrania, pero ¿cómo?


El cese temporal de alto el fuego ha sido comunicado por el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak.

Un millón trescientas mil de personas ha abandonado ya Ucrania desde que empezó la invasión rusa el pasado 24 de febrero (el mayor éxodo de lo que llevamos de siglo) y más de 2.000 son las víctimas civiles contabilizadas. Las delegaciones rusa y ucraniana mantuvieron el jueves una reunión, en la que acordaron un alto el fuego temporal para establecer corredores humanitarios, pero sin pactar el alto el fuego. Ni Zelenski y ni Putin formaban parte presencial de la misma pese a que el presidente ucraniano retó a su homólogo ruso a sentarse con él. “Siéntese conmigo. Solo que no a 30 metros de distancia”, ironizó Zelenski en referencia a la larga mesa a donde Enmanuel Macron se sentara frente al presidente ruso. “Yo soy tu vecino y no muerdo. ¿De qué tiene miedo?”. Mientras tanto, las tropas rusas siguen avanzando, a punto de tomar Kiev, donde el ejército ucraniano y muchos ciudadanos de forma voluntaria intentan proteger su ciudad. Esta última ha sido la semana en la que se recrudeció una guerra a las puertas de Europa y en que un ministro ruso especuló con una “destructiva” Tercera Guerra Mundial que supondría “el uso de armas nucleares”. Una semana en que, en España, el poco espacio político de la derecha se lo lleva la sucesión del PP. Una semana elegida por la Fiscalía para esconder sus vergüenzas y confirmar oficialmente que no investigará al rey emérito por sus indicios de corrupción. Una semana en la que se enterró el caso de las comisiones millonarias que Juan Carlos I cobró por su intervención en la adjudicación de las obras del AVE a La Meca y se olvidó del uso de tarjetas opacas, dejando pasar su relación con varios millones ocultos en la isla de Jersey. Una semana, en fin, en la que el presidente, Volodímir Zelenski, pidió la adhesión inmediata de su país a la Unión Europea. De hecho, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abrió la puerta a que Ucrania accediese al bloque comunitario. Una semana en la que el presidente ruso, Vladímir Putin, respondió a las sanciones económicas de Occidente que cerraron el espacio aéreo ruso e impidieron transferir divisas al extranjero para frenar la caída del rublo que, desde hace una semana, sufre un hundimiento histórico. Y terminó la semana, pero no la guerra, que prosigue con el incrementó de la ofensiva rusa y la ocupación de la ciudad de Jersón, algo que Ucrania no termina de reconocer. Pese a todo, el ministro de Ucrania sigue llamado a la “resistencia total” contra el invasor ruso y asegura que “somos un pueblo que ha deshecho los planes del enemigo en una semana”.

Elena Chernenko, Doctora en Historia, Jefe de la Sección Internacional (periódico Kommersant), Miembro del Presidium del Consejo de Política Exterior y de Defensa (SVOP).

Personalidades rusas de la cultura, la empresa y el deporte declararon públicamente que están en contra de la guerra, a pesar del riesgo personal y profesional que conlleva mostrar oposición en un tema tan sensible para el Gobierno ruso. Al día siguiente de la invasión de Ucrania, más de 1.800 personas fueron detenidas en diferentes concentraciones mientras conocidos actores, periodistas y empresarios arriesgaban sus vidas para expresar su malestar. Cuando Elena Chernenko, la veterana corresponsal diplomática del periódico Kommersant, supo que Rusia había invadido Ucrania, se quedó horrorizada. “Hasta esa mañana, me negaba a creer que Rusia pudiera lanzar una operación militar masiva contra Ucrania”, dijo Chernenko, pensando que Rusia podría, como mucho, reconocer los territorios del sureste de Ucrania. “Pensé que todo lo que se decía sobre las invasiones era fruto de un terrible ambiente de histeria. En debates por Twitter o cara a cara aseguré que no iba a pasar nada, que todo era producto de la imaginación… Quizá ya no entiendo nada de la política exterior rusa”. Tras al anuncio de Putin en el que explicaba que iniciaba la operación militar, la periodista escribió una carta abierta condenando el ataque a Ucrania. “La guerra nunca ha sido ni será un método de resolución de conflictos y no hay excusas para ello”, escribió. Cerca de 300 periodistas firmaron esa carta, entre ellos representantes de medios de comunicación pública. Como represalia, Chernenko fue expulsada del grupo de periodistas que cubren la información diplomática, tarea que llevaba a cabo desde hacía once años… “Para mí no fue complicado de decidir. Fue una reacción espontánea. Mi país ha iniciado una operación militar contra otro... pero estamos a favor de la diplomacia, de la carta de la ONU, de los valores morales, de los pueblos hermanos y de todos los principios afines. Y tengo la sensación de que hemos tomado el camino equivocado”.

 
Dmitry Muratov: “Nosotros los periodistas somos la línea de defensa entre la dictadura y la guerra”.

Conocidos actores y músicos, algunos de ellos en nómina del Gobierno, también se pronunciaron, siendo castigados por su disidencia. Ivan Urgant, presentador de un popular programa de entrevistas en el Canal 1 estatal, publicó un cuadrado negro en Instagram con la leyenda “Miedo y dolor. No a la guerra”. Su programa no volvió a emitirse desde entonces. Elena Kovalskaya, directora del Centro Meyerhold en Moscú, renunció a su trabajo en el teatro financiado por el Estado en un acto de protesta por la guerra. “Es imposible trabajar para un asesino y recibir tu salario de él”, escribió sobre su decisión. “Nos están arrebatando nuestro futuro”, dijo Yuri Shevchuk, el líder de la clásica banda de rock soviética DDT y un veterano activista contra la guerra, que fue a Chechenia en 1995 como parte de una gira por la paz. “Estamos siendo arrastrados como a través de un agujero de hielo hacia el pasado, hacia los siglos XIX, XVIII y XVII. Y la gente se niega a aceptarlo”. La hija de Roman Abramovich publicó una foto en Instagram que decía: “Putin quiere una guerra con Ucrania”, tachando la palabra Rusia. “La mentira más grande y exitosa de la propaganda del Kremlin es que la mayoría de los rusos están con Putin”. Lisa Peskova, la hija del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, publicó un mensaje simple sobre un fondo negro: #Нетвойне, o “No a la guerra”. Lo mismo hizo Tatyana Yumasheva, la hija de Boris Yeltsin. Horas después de que Putin anunciara la operación militar, estallaron protestas en las calles de Moscú y San Petersburgo y en más de otras 50 ciudades rusas. No fueron las protestas más grandes que Moscú haya visto, pero fueron notables como una muestra de desafío a pesar de las amenazas de que el gobierno tomaría medidas más severas de lo habitual. “Todos están haciendo esto sin preocuparse por su propio futuro y amenazas”, dijo Dmitry Muratov, el editor ganador del premio Nobel de Novaya Gazeta. “Todas estas personas han hablado muy claramente para decir que están en contra de este derramamiento de sangre. Y eso es muy inspirador para mí”. Muratov lanzó ediciones duales de su periódico tanto en ruso como en ucraniano y dijo que su periódico desafiaría las reglas del organismo de control de los medios rusos que solo publican información oficial del gobierno sobre la guerra. Él cree que la guerra es impopular para la mayoría de los rusos. “El recuerdo de la (Segunda Guerra Mundial), que la gente tiene parientes en Ucrania y que Ucrania es un país querido para nosotros, frena incluso a los partidarios más rabiosos del liderazgo actual”, declaró Muratov. “No hay entusiasmo por esto”.

  
Protestas callejeras contra la guerra rusa, pese a la ola de detenciones.

Horas después de que Putin anunciara la operación militar, en la noche del jueves, 24 de febrero, estallaron protestas en las calles de Moscú y San Petersburgo y en más de 50 ciudades rusas. No fueron las mayores protestas que se vieron en Moscú. Sin embargo, llamaron la atención como muestra de desafío, pese a las amenazas de que el Gobierno tomaría medidas más duras de lo habitual.  “No solo han ido a la guerra sin contar con nuestra aprobación, sino que ni siquiera te dejan protestar contra una guerra” se lamenta Zhanna, una joven que señala a los policías con cascos antidisturbios. “Pero una guerra nunca es correcta. Necesito estar aquí porque estoy avergonzada”. Un joven sostenía un cartel que decía “¡A la mierda la guerra!”. En cuestión de segundos, cuatro policías se le echaron encima, arrastrándolo bruscamente hasta un furgón policial mientras los medios de comunicación y los fotógrafos se agolpaban a su alrededor. Una escena que se repite decenas de veces, mientras los manifestantes esperan en su mayoría su turno para que la Policía los detenga. Cuando los manifestantes son empujados fuera de la plaza, comienzan a marchar por la amplia acera de la calle Tverskaya, coreando “No a la guerra”. Varios manifestantes declaran que desearían que hubieran salido más manifestantes, una observación de la que se hacen eco los analistas políticos. “El Gobierno puede reprimir casi cualquier protesta en este momento, dice Tatyana Stanovaya, fundadora de R. Politik. “Y para que la situación tenga más calado, tendría que salir mucha más gente de la que salió ayer”. Al día siguiente vuelven a producir concentraciones en varias ciudades, entre ellas San Petersburgo. Lo que demuestra que muchos rusos sienten que es su deber hablar, sean cuales sean las consecuencias.

Zelenski, el actor que llegó a presidente y que hoy se enfrenta a la peor de las pesadillas.

Cuatro días después del comienzo de la guerra, el presidente de Ucrania apareció en la televisión sin corbata y sin sonrisas a la cámara. Vestido con un jersey verde y con gesto serio, Volodímir Zelenski medía cada palabra, cada gesto, cada instante que transcurría como si se tratase del último momento de su vida. Nadie sabe con certeza qué pasaría mañana. Ucrania estaba bajo fuego, pero el presidente aseguró que no se iría. Que nadie le obligaría a marcharse. Y juró y perjuró que, a sus 44 años, seguiría viviendo en esta ciudad. Hasta los 41, Zelenski era un conocido actor que había protagonizado el papel de presidente del país en “Servidor del pueblo”, una serie televisiva muy vista en Ucrania. Un día en clase, hablando con otro profesor, lanza un alegato con muchos tacos contra los candidatos “cabrones” que se presentan a las elecciones y que seguirán “robando” y, enfadado, dice que le gustaría que un presidente se pasara un día viviendo como un profesor de Historia. Un alumno le graba a hurtadillas, lo cuelga en redes, el vídeo moviliza a la población y el profesor se convierte en presidente de Ucrania sin haberse presentado al puesto ni haber hecho campaña. Y comprobó cómo el éxito no solo le sonreía en la pequeña pantalla, sino también en la vida real. Hoy la historia del presidente. Zelenski se enfrente a una guerra desatada por el representante del Kremlin de Moscú. Y dice que, si por él fuese, en el exterior de la oficina presidencial habría una bandera de la Unión Europea y otra de la OTAN. Ni una ni la otra cuajan en la cabeza de Putin que, tras varios años de tiras y aflojas, ha dado al fin el paso tan temido y conflictivo. Fue el jueves, 24 de febrero cuando aparecieron los aviones rusos en el cielo y comenzaron a bombardear la ciudad. La guerra debía ser rápida definitiva. Diez días más tarde, sigue abierta y estancada en el absurdo, con un Putin desesperado y nervioso por acabarla mientras Zelenski invita vía Twitter a unirse a la pelea a cualquiera que esté dispuesto a empuñar un arma en esta primera gran guerra europea del siglo XXI. Y ofrece metralletas a toda y todo aquel que desee usarlas para defender su patria.

La misteriosa vida de Vladimir Putin.

Tras su ataque a gran escala en Ucrania, Putin se ha convertido en el centro mundial de todas las miradas. El golpe contra Zelenski ha vuelto a situarle en primera fila de rumores y comentarios. Algo habitual en su vida, sobre todo en lo referente a los aspectos más privados. El hombre más poderoso de Rusia desde que, en el año 2000, se convirtiera en el presidente del país, Vladimir Putin mantiene todos los aspectos de su vida privada en la más estricta intimidad. Un hermetismo que alimenta toda clase de rumores de romances, traiciones e incluso de hijos y nietos secretos. Patricia Núñez escribe en Vozpópuli el artículo “La misteriosa vida de Putin: sus mujeres, sus hijos y su obsesión con la seguridad”, del que extraemos lo siguiente: “En boca de muchos, desde hace días, su misteriosa biografía, al más puro estilo de las historias de espías y agentes secretos que aseguran tanto le gustan, ha llevado a que todo el mundo, amigos y enemigos incluidos, especule, sobre todo, con las mujeres que han pasado por su vida. La única relación oficial del presidente ruso fue la que mantuvo, durante tres décadas, con Lyudmila Putina, una azafata de la compañía aérea Aeroflot, con la que se casó en 1983, cuando Putin aún era un miembro de la KGB. Durante los años que duró su matrimonio, fueron padres de María y de Katerina, quienes, tras convertirse su padre en Presidente, dejaron de ir al colegio para recibir su educación desde casa. En todos estos años, Vladimir Putin no ha hablado públicamente de sus hijas, ni mucho menos ha aparecido junto a ellas. En el año 1985 nació María, quien trabaja como investigadora en Moscú. Casada con un empresario holandés llamado Jorrit Faasen con quien en 2002 tuvo un hijo, hace unos años apareció en televisión donde fue entrevistada por su labor científica. Aunque no se presentó como hija del presidente ruso, los medios especializados aseguraron que este paso podría formar parte de un intento por suavizar el hermetismo personal de Putin. En 1986 nació Katia en la ciudad alemana de Dresde, donde Putin estaba destinado por la KGB. Al parecer, Katerina se separó en 2018 del multimillonario Kirill Shamalov tras cinco años de matrimonio. En el año 2013, Vladimir Putin confirmó su divorcio confesando: ‘Prácticamente no nos vemos. Cada uno tiene su vida’. Pero, antes de anunciar su divorcio, se especuló sobre una vida sentimental paralela de Putin. Romances como el que señaló a Alina Kabaeva, una reconocida campeona olímpica de gimnasia que se retiró en el año 2005 y que hizo sus pinitos como actriz y cantante”.

Aunque mantiene su vida privada en secreto, Vladimir Putin sorprende con imágenes como ésta de sus aficiones.

La prensa rusa señala 2008 como el posible año del inicio de esta relación, jamás confirmada. El diario que difundió está presunta relación, tuvo que cerrar sus puertas poco después, alegando problemas económicos. Ese mismo año podría haber nacido un hijo de esa relación, e incluso una niña. En 2007, Alina se lanzó al mundo de la política como diputada del parlamento ruso, labor que llevó a cabo hasta 2014, cuando se anunció que se haría cargo de la presidencia del consejo de administración del Grupo Mediático Nacional (NMG), fundado por un allegado de Putin. En 2018, el diario británico ‘The Sun’ aseguró que Alina Kabaeva estaba desaparecida, algo que hubo quien relacionó con los rumores de un supuesto nuevo embarazo, que la convirtió de nuevo en madre, esta vez de gemelos. Como es habitual, Vladimir Putin no ha hecho nunca declaración alguna sobre estos rumores que le otorgan una familia numerosa. Una de las pocas ocasiones en las que hizo referencia a su vida privada fue cuando, en el año 2019, aseguró estar dispuesto a volverse a casar: “Como una persona respetable tendré que hacerlo en algún momento”. Una declaración tras la que muchos esperaban una posible boda entre Putin y Kabaeva. Pero aún hay más supuestos misterios en la vida de Vladimir Putin. O al menos eso es lo que aseguran los medios internacionales, que creen que el presidente ruso podría tener otra hija secreta, nacida en el año 2003. Por entonces, algunos rumores relacionaron al mandatario con Svetlana Krivonogikh, una limpiadora de San Petersburgo que, según cuentan, pasó en pocos años de la sencillez a amasar una fortuna cercana a los 100 millones de euros. Fue entonces cuando Svetlana dio a luz a Luiza, quien, según aseguró un documental impulsado por un opositor de Putin, Alexei Navalhy, podría ser hija del Presidente.

No lo llames “guerra”: así construye el Kremlin el relato falso sobre la invasión.

Tras cortar el acceso a Facebook y Twitter, el Kremlin amenaza con callar a los medios independientes y ha prohibido a diarios y televisiones utilizar palabras como “ataque”, “invasión” o “guerra”. Andrew Roth nos lo recordaba el pasado domingo en The Guardian. “La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha pasado por un filtro de propaganda en Moscú, donde las autoridades están preocupadas de que los rusos de a pie se horroricen con las escenas de misiles que caen sobre Kiev, y han intentado alejar al público de esa incómoda verdad. Para ello, el Gobierno ruso ha tomado medidas más allá del control habitual. Ha censurado a Facebook y ha amenazado con cerrar medios de comunicación independientes como TV Rain y el periódico Novaya Gazeta, que esta semana publicó una edición en ruso y ucraniano con el titular ‘Rusia está bombardeando Ucrania’. Los medios de comunicación han recibido la orden de recurrir únicamente a fuentes oficiales del gobierno para su cobertura y no utilizar determinados términos para describir la operación bélica. Según el sitio web de noticias ruso con sede en Letonia, Meduza, las palabras prohibidas son: ‘Ataque, invasión y guerra’. Las restricciones arrojan luz sobre la forma en que Rusia quiere controlar la imagen de su invasión de Ucrania y mostrarla a sus ciudadanos... Para los rusos que se conectaron a la televisión el sábado, el día comenzó como cualquier otro: tertulias, películas pasadas o un programa sobre cómo renovar una dacha. Por la tarde, cuando el conflicto escaló, los tertulianos de los programas de debate minimizaron la gravedad de la situación o negaron rotundamente que se estuviera produciendo una invasión. Aquellas personas que se conectaron a la televisión rusa la semana pasada podrían pensar que su país sólo estaba involucrado en una pequeña operación en el sureste de Ucrania, y que el Gobierno ucraniano estaba tratando de provocar una guerra de mayor magnitud… Pero la situación aún puede empeorar: en un discurso fuera de lo normal el viernes por la noche, Vládimir Putin llamó a las fuerzas ucranianas a derrocar su Gobierno, indicando que su objetivo final es el cambio de régimen. ‘Parece que será más fácil para nosotros llegar a un acuerdo que con esta banda de drogadictos y neonazis’, dijo”.

Ilya Krasilshchik, ex editor de medios.

Ilya Krasilshchik, ex editor de medios y responsable de un popular servicio de reparto de comida por Internet, afirma que no escuchó el anuncio de Putin de una “operación especial” porque era demasiado “repugnante”. “Preferí escuchar a [Volodímir] Zelenski”, admite. “Como alguien dijo: 'Hacía mucho tiempo que nadie hablaba al pueblo ruso con ese amor'. El presidente ucraniano se dirigió directamente al pueblo ruso, agradeciendo a los que salieron a la calle para protestar contra la guerra. Mencionó expresamente a figuras conocidas del país como Muratov y el bloguero Yury Dud, e indicó que el pueblo ucraniano les agradecía su gesto. ‘Detengan a los que mienten’, dijo Zelenski. Nos mienten a nosotros. Os mienten a vosotros. Y mienten al mundo entero. Tenemos que detener esta guerra”. Es poco probable que las protestas cambien el rumbo de la estrategia política del Kremlin. Pero el hecho de que no haya consenso entre las élites rusas indica que este conflicto será diferente al de Crimea, donde el apoyo público se calcula que fue del 85%. El Centro Levada, una agencia de encuestas y de investigación sociológica independiente, informó la semana pasada de que sólo el 45% de los rusos apoyaba el reconocimiento de los territorios controlados por Rusia en el sureste de Ucrania. Se cree que son muchos menos los que apoyan una guerra a gran escala contra Ucrania. Muchos de los rusos que protestan contra la guerra expresan sentimientos de rabia, complicidad con el pueblo ucraniano, vergüenza y miedo por el camino que está tomando el país. ‘Son sentimientos encontrados de rabia, furia, vergüenza, no sabes cómo expresarlos’, dice Krasilshchik: ‘Tu mundo se desmorona en todos los frentes porque entiendes que tu realidad va a ser completamente diferente. Te remueve y te lo cuestionas todo; dudas éticas, preguntas sobre cómo vas a vivir. Pero, en segundo lugar, te das cuenta de que, en este momento, hay gente que se siente mucho peor que tú porque está siendo bombardeada. Mis problemas... no son nada comparados con los problemas que tienen los ucranianos en este momento’, dice. ‘Y, en tercer lugar, ni siquiera puedes compartir estos sentimientos porque para todo el mundo eres un paria y el mal. Y tu pasaporte es el pasaporte del agresor. No sabes cómo lidiar con ese conflicto’. Krasilshchik, que ha asistido a manifestaciones desde hace más de 15 años, señala que los problemas de Putin que afectan al país pronto se convertirán en los de todo el mundo. ‘Estoy seguro de que tenemos gran parte de culpa’, afirma. ‘Pero no entiendo en qué momento podríamos haber hecho algo diferente’.

Un hombre pisa una pancarta con la cara de Putin durante las protestas contra la guerra en Berlín el pasado domingo.

Yuval Noah Harari escribe en The Guardian por qué Vladímir Putin ya ha perdido esta guerra. “El sueño de Putin de reconstruir el imperio ruso siempre se ha basado en las mentiras de que Ucrania no es un país real, los ucranianos no son un pueblo real y los habitantes de Kiev, Járkov y Leópolis anhelan que Moscú los gobierne. Eso es una completa mentira: Ucrania es una nación con más de mil años de historia y Kiev ya era una gran metrópolis cuando Moscú ni siquiera era un pueblo. Pero el déspota ruso ha repetido su mentira…Sabía que la dependencia europea del petróleo y el gas rusos haría que países como Alemania dudarían, al menos al principio, en imponer sanciones severas. Sobre la base de estos hechos conocidos, su plan era golpear a Ucrania fuerte y rápidamente, decapitar a su Gobierno, establecer un régimen títere en Kiev y soportar la rabia impotente de las sanciones occidentales…Putin sabía que tenía el poder de conquistar Ucrania. Pero ¿aceptaría el pueblo ucraniano el régimen títere proveniente de Moscú? Putin apostó a que los ucranianos lo harían. Después de todo, como explicó repetidamente a cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar, Ucrania no es un país real y los ucranianos no son un pueblo real. En 2014, los habitantes de Crimea apenas opusieron resistencia a los invasores rusos. ¿Por qué habría de ser diferente en 2022?  Pero, cada día que pasa queda más claro que la apuesta de Putin está fracasando. El pueblo ucraniano está resistiendo con todo su corazón, ganándose la admiración del mundo entero. Los rusos aún pueden conquistar toda Ucrania. Pero, para ganar la guerra, tendrían que dominar a Ucrania, y solo podrán hacerlo si el pueblo ucraniano lo permite. Esto parece cada vez más improbable. Cada tanque ruso destruido y cada soldado ruso muerto aumenta el valor de los ucranianos para resistir. Y cada ucraniano muerto aumenta el odio de los ucranianos. El odio es la más fea de las emociones. Pero para las naciones oprimidas, el odio es un tesoro oculto. Enterrado en lo más profundo del corazón, puede alimentar la resistencia durante generaciones. Y para restablecer el imperio ruso, Putin necesita una victoria relativamente incruenta que conduzca a una paz relativamente falta de odio. Al derramar más y más sangre ucraniana, Putin se está asegurando de que su sueño nunca se haga realidad”.

La vuelta de la historia.

“El déspota ruso debería saberlo tan bien como cualquiera. De niño, creció, alimentado por las historias sobre la valentía rusa en el asedio a Leningrado. Ahora está creando más historias de ese tipo, pero poniéndose en el papel de Hitler. Las historias sobre la valentía ucraniana otorgan determinación no solo a los ucranianos, sino a todo el mundo. Dan valor a los gobiernos de los países europeos, al Gobierno estadounidense e incluso a los ciudadanos oprimidos en Rusia. Si los ucranianos se atreven a detener un tanque con sus propias manos, el Gobierno alemán puede atreverse a suministrarles algunos misiles antitanques, el Gobierno estadounidense puede atreverse a bloquear el acceso de Rusia a la red de pagos Swift y los ciudadanos rusos pueden atreverse a demostrar su oposición a esta guerra sin sentido. Desgraciadamente, esta guerra es probable que sea duradera. Pero la cuestión más importante ya está decidida. Los últimos días han demostrado al mundo entero que Ucrania es un país real, que los ucranianos son un pueblo real y que definitivamente no quieren vivir bajo un nuevo imperio ruso. La principal pregunta que permanece abierta es cuánto tiempo tardará este mensaje en penetrar los gruesos muros del Kremlin”.

Mesa Redonda Antiguerra de las Fuerzas de Izquierda Rusas’

La izquierda rusa y comunista se levanta contra Putin y llama a la “agitación antibélica”. Representantes de distintas organizaciones de la izquierda rusa, entre los que se encuentran miembros del Partido Comunista ruso, han firmado un manifiesto exigiendo a Putin el cese de la agresión a Ucrania. La resolución, acordada en la ‘Mesa Redonda Antiguerra de las Fuerzas de Izquierda Rusas’, condena la decisión de invadir Ucrania y advierte de que no solo “provocará la muerte de miles de personas en ambos lados”, sino que además impactará de manera muy negativa en la situación económica de los trabajadores de ambos países. Así lo publica Nuevatribuna.es. “La actual invasión –afirman una decena de organismos y personalidades rusas– es sólo una satisfacción de las insanas ambiciones de política exterior de un estrecho círculo de personas en la dirección del país, así como una forma de distraer la atención de los fracasos del gobierno ruso en la política interior”. Los firmantes del manifiesto, cuya traducción ha sido hecha por la revista digital argentina ‘Herramienta’, exigen que los dirigentes rusos “cesen inmediatamente la agresión contra el hermano pueblo ucraniano”. Asimismo, hacen un llamamiento a todos los ciudadanos rusos para que protesten por estas acciones y exijan a sus dirigentes que paren la agresión armada contra Ucrania a través de mensajes en las redes sociales: “Les instamos a que lleven a cabo una agitación antibélica entre sus vecinos, familiares, colegas y otros ciudadanos de Rusia”, subrayan. Por último, advierten de que “si el gobierno actual no es capaz de proporcionar la paz a los pueblos, entonces el camino hacia ella pasa por un cambio radical de este gobierno y de todo el sistema sociopolítico”. Recientemente, el presidente del Comité Central, G.A. Ziugánov, arremetió contra EEUU y sus aliados e hizo un llamamiento para “detener las acciones de la OTAN”. El Partido Comunista ruso cuenta en la actualidad con 57 diputados en la Duma y un 18,93% de votos. Al manifiesto se han adherido miembros del Partido Comunista de la Federación Rusa, del Partido Obrero Revolucionario, del Movimiento Socialista Ruso, de Acción Socialista de Izquierda y otros ciudadanos anónimos. Entre los firmantes se encuentran: Evgeny Stupin (Communist Party of the Russian Federation), Boris Kagarlitsky (Rabkor), Grigory Yudin, sociologist, Mikhail Lobanov (University Solidarity Trade Union), Kirill Medvedev (Russian Socialist Movement), Alexey Sakhnin (journalist, ex-member of the “Left Front”), Nikita Arkin (Left Socialist Movement), V. Avramchuk (Revolutionary Workers’ Party),Sergey Tsukasov, mundep Ostankino y Elmar Rustamov “Labor Russia”.

Un grupo de artistas rusos encabeza una petición a Putin para cesar la acción armada en Ucrania

Un grupo de artistas rusos, encabezados entre otros por Vladimir Urin, director del Teatro Boshoi de Moscú, acaba de firmar una petición a Vladimir Putin para que cese la acción armada sobre Ucrania. El texto, firmado por artistas como el violinista y director Vladimir Spivakov, reza así: “Hablamos aquí no solo como figuras culturales, sino como gente corriente, ciudadanos de nuestro país, nuestra patria. Entre nosotros están los hijos y nietos de los que lucharon en la Gran Guerra, testigos y participantes de ese enfrentamiento. En cada uno de nosotros pervive una memoria genética de la guerra. No queremos una nueva guerra, no queremos que la gente muera. El pasado siglo XX ha traído demasiado dolor y sufrimiento a la humanidad. Queremos creer que el siglo XXI se convertirá en un siglo de esperanza, apertura, diálogo, un siglo de conversación, amor, compasión y misericordia. Hacemos un llamado a todos de quienes depende, a todos los lados del conflicto, a detener la acción armada y sentarse a la mesa de negociaciones. Hacemos un llamado a la preservación del valor más alto: la vida humana”. La lista de firmantes incluye a Oleg Basilashvili, Mikhail Bychkov, Igor Zolotovitskyi, Igor Kostolevsky, Dmitry Krymov, Evgeny Mironov, Andrei Moguchy, Eugene Pisarev, Konstantin Raikin, Maria Revyakina,Victor Ryzhakov, Yuri Rost, Vladimir Spivakov, Vladimir Urin, Nina Usatova, Valery Fokin, Alyssa Freindlich.

Otras imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:

Vladímir Putin convertido en meme. El presidente de la Federación de Rusia, a lomos de un oso.

Juan Losa nos lo cuenta bajo el título “Un cuento ruso”, en Público: “Alguien me dijo, sentencioso como un tertuliano, que aquello no iría a mayores. Un catarro fuerte, no más, creo que fueron sus palabras. La frase lejos de tranquilizar sonó lapidaria. Como una luna límpida o un tortazo a destiempo. El caso es que la mutación llamó a mi puerta y salí a su encuentro. Luego llegó la tosecita, la febrícula y el destierro. Lo siguiente es un tipo en batín y pantuflas, vencido en su deambular doméstico. Enfermo. Escribió el crítico de arte Anatole Broyard en su libro ‘Ebrio de enfermedad’, que ‘estar enfermo es una extraña mezcla de lo sublime y lo patético, de comedia y terror, con intervalos de sorpresa’. Pues bien, estuve ahí. Transité los avernos. Estornudé con la fuerza de los vientos y conocí a una reina de mirada impía. También a sus adeptos, pertenecientes a la etnia ayuser, proclives a la arenga y al desenfreno. Honraban a su ama a pie de calle, proferían movidas frente a un viejo templo convertido en muro de las lamentaciones ultra. En su interior un rey destronado miraba al vacío, como acotando el desastre, en caída libre. Su séquito, otrora fiel y sumiso, afilaba cuchillos en la espesura del templo. Y el monarca, que fue déspota y fue marrullero, va y suplica humanidad a sus siervos. ‘Seré como una reina madre, no haré ni diré nada’, dicen que dijo. ‘Pensad en mis hijos y en mi mujer’, imploró su majestad. ‘Os pido que no hagáis más sangre de la necesaria’ Y en pleno delirio palaciego, con sus intrigas y sus muertos, una sombra planea, enorme y funesta, es la minga belicosa de un judoka abstemio, domador de oseznos, que ha invadido un pueblo”.

Volodímir Zelinsk

“Míralo, tiene 44 años y una hermosa familia. ¡El único hombre que no huyó del agresor ruso!  Pudo llenar un avión con dinero y salir de Ucrania, pero no lo hizo; podía esconderse en un búnker, pero no lo hizo. Podría entregar el país a los rusos, no fue así. En 48 horas, este hombre puede haberse ido, pero lo que hizo por su país, ¡nadie lo ha hecho desde la Segunda Guerra Mundial! Volodímir Zelinski, el último héroe en Europa”. (Ionut Ghită)

“Esto no es un 'meme' sino nuestra y vuestra realidad ahora mismo”. Con estas palabras la “cuenta oficial de Ucrania en Twitter”, verificada por la propia red social, ha comentado y publicado una ilustración en la que aparece Hitler sonriendo y acariciando la cara de Vladímir Putin. (Tremending)

“Un ucraniano intenta detener un convoy militar ruso bloqueando los vehículos con su cuerpo, al igual que el ‘hombre del tanque’ en la plaza de Tiananmen”. 

Putin durante su discurso en el que autorizó la invasión a Ucrania

“Lo más cercano a Putin en España es una facción de la extrema derecha de VOX que vive en silencio su admiración por sus políticas, pero no tiene fuerza para implantar esa visión como línea fundamental de las políticas del partido”. Así se expresa Antonio Maestre en el artículo “Hijos de Putin, en España” en el que termina: “Vladimir Putin es un sátrapa violento y represor, un nacionalista irredento y reaccionario que busca volver a conformar a Rusia como potencia a través de la vía militar por su incapacidad para hacer prosperar económicamente a su población en un país con una cantidad ingente de recursos naturales que solo beneficia a su propio líder y a una red de oligarcas próximos al Kremlin. El partido Rusia Unida de Vladimir Putin tiene como base principal de su ideario el conservadurismo, tal y como consignó en su documento programático del Congreso de San Petersburgo de 2009. Llamar a Putin comunista no es más que propaganda reaccionaria que busca eludir que son los que lo dicen quienes tienen más en común con el dictador ruso”.


 


Nos lo recordaba el pasado lunes Juanlu Sánchez en Al Dia: “Rusia ha ofrecido a Ucrania negociar el final de la guerra en un sótano oscuro mientras le pone una pistola en la cabeza. Cómo estará la cosa que Ucrania ha aceptado. El sótano oscuro es Bielorrusia, uno de los regímenes más terribles de la zona y aliado natural de Putin. Rusia ha propuesto celebrar la reunión en suelo bielorruso, entre la ciudad de Gómel y la ucraniana Prípiat, conocida por albergar la planta nuclear de Chernóbil… Lo que sí sabemos es que Ucrania negocia con una pistola en la cabeza. Putin ya amenaza con usar su arsenal nuclear, en lo que esperemos que sea una respuesta sobreactuada a la presión cada vez mayor de la UE, EEUU y la OTAN, que no quieren actuar directamente en Ucrania pero que van perdiendo la timidez: Europa está enviando armas y aviones de guerra al Ejército ucraniano, ha impuesto sanciones económicas tanto a las empresas como a las personas más cercanas a Putin, y ha sacado de los circuitos internacionales a los bancos rusos, entre otras muchas medidas”.


Santiago Abascal y Vladimir Putin tienen varios amigos en común. Así nos lo recuerda el tuitero Javier Durán, quien desde las redes sociales ha dado a conocer una sucesión de imágenes. El acertijo de Durán se compone de dos columnas. A un lado, Abascal con ultraderechistas tales como Marine Le Pen, Viktor Orban, Mateo Salvini… Al otro, todos y cada uno de esos representantes de la extrema derecha europea junto a Putin, el zar de la guerra que hoy bombardea Ucrania. 

“Los amigos de mis amigos… “, ha dejado escrito otro tuitero. Ya puestos, alguien quiso traernos también otra imagen de dos titanes face to face: Mr. Donald Trump junto a Mr.Vladimir Putin. Despeja la .

Vladimir Putin junto a Lyudmila, por entonces su mujer, de visita en España, en 2006.

Cuenta Peñafiel, en una crónica del pasado domingo en El Mundo, cómo nuestro exjefe de Estado y hoy rey emérito compartió algo más que chupitos de vodka con el presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en las numerosas visitas privadas que le hizo al margen de su actividad oficial como máxima autoridad de España, alguna de ellas ya con Corinna Larsen como acompañante. “La alemana era y supongo que lo seguirá siendo– una experta conocedora del mercado ruso, como del árabe. Es allí, en ese oscuro y desigual mercado, atrapado por la propiedad pública y las oligarquías afines al régimen de Putin, donde Larsen y el emérito se movieron como pez en el agua. Y es ahí, creo yo, donde se fraguó una amistad que podría parecer imposible a tenor de los caracteres opuestos de ambos mandatarios, el Borbón campechano y el frío exagente de la KGB que ahora monopoliza a su Inteligencia con mano de hierro”.

Mitrofán, el oso ruso afable y amigable al que emborracharon para que don Juan Carlos no se fuera con las manos vacías de su caza mayor organizada por Putin para su amigo.

Seis años más tarde, en 2012, el rey de España, Juan Carlos I, recibía del presidente ruso, Vladímir Putin, su condecoración como Premio Estatal de Rusia.

Ana Pardo de Vera cuenta en Público el artículo “Cuando Putin era dios por la gracia de Juan Carlos I”: “Peñafiel nos recuerda al pobre Mitrofán, el oso ruso afable y amigable al que emborracharon para que don Juan Carlos no se fuera con las manos vacías de su caza mayor organizada por Putin para su amigo... y socio, en cierta medida. Lo del plantígrado es anecdótico en esta historia de intereses mutuos, que así funcionan en general las relaciones del emérito, pero representa a la perfección la miseria de los comportamientos humanos por muy rey que seas y por muy presidente ruso añorante de imperios zaristas por los que te jactes de invadir países soberanos”.

La fiscalía archiva las causas contra el emérito. No ve indicios de delitos.

Aprovechando la coyuntura mundial, la Fiscalía archiva todas las investigaciones sobre el rey Juan Carlos I. Os recupero esta portada de hace unos meses. (Ferrán Martín). 

“La Fiscalía dice que el rey emérito pudo cometer delitos fiscales, pero archiva las diligencias por ser inviolable. Como explico en mi libro "La patria en la cartera", la figura de la inviolabilidad plena debería revisarse, al ser un comodín que permite delinquir con impunidad”. (Joaquín Bosh)

“¿Se ha considerado la posibilidad de que el emérito vuelva a España y se le ingrese en un monasterio, como se ha hecho de toda la vida?” (Tremending Topic)



Þrídrangaviti, el faro más aislado del mundo.

A casi 40 metros sobre el mar, Þrídrangaviti, traducido como “Tres Rocas”, se encuentra en la cima de un islote alto y escarpado a 10 km de la costa de Islandia. Es tan difícil de llegar a él que su acceso solo se realiza en helicóptero. Fue construido en 1939.

Barriles en primer plano, llenos de aceite de ballena. (New Bedford Harbor. C. 1890)


Barriles en primer plano, llenos de aceite de ballena. (New Bedford Harbor. C. 1890)

El humor, en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Enrique, Manel F. Vergara, El humor, en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Eneko, Vergara, Manel F. Enrique, Malagón, J. R. Mora, Kap, Tomás Serrano, Oroz…






 Rotura de ligamento cruzado anterior y fractura del peroné.

Víctima de guerra.





Crímenes de guerra.
Corruptocracia.

Energía verde.



No a la guerra. 






El humor mallorquín de Pep Roig: 

¿Quién soy?
Perversión.
 

Fango.

 Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar.  

Los vídeos de esta semana:

Así son los dos PRESIDENTES enfrentados en el CONFLICTO | RTVE Noticias

"La ambición de PUTIN no parará hasta que coloque un GOBIERNO TÍTERE en KIEV" | RTVE

Más de 5.000 rusos detenidos en las protestas contra la guerra

Protestas contra la guerra | Más de 6.400 detenidos en las protestas en Rusia.

QUIÉNES | VOLODÍMIR ZELENSKI: De actor a presidente de Ucrania enfrentado a Putin | RTVE Noticias

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, instó el pasado martes a la Unión Europea a demostrar que están al lado de su país en la guerra contra Rusia y le pedió que no les dejen "de lado", porque su país es "europeo" y está luchando "por la libertad" que tienen los europeos

ZELENSKI al Parlamento Europeo: "DEMUESTREN que NO NOS DEJARÁN de lado" (Discurso Completo) | RTVE

Rusia anuncia un alto temporal al fuego

 Ucrania dice que frustró plan ruso para matar a presidente

El forastero ruso - Polònia

¿Cómo parar a Putin? – Polònia 



1 comentario:

Admin dijo...

Verr hermosa coleccion de imagenes de Buenos dias