“¿Qué hemos hecho para merecer a Vox?”
Macarena Olona, la candidata de Vox a la Presidencia de la Junta de Andalucía.
Juan Tortosa, en el
artículo en Público “Qué hemos hecho para merecer a Vox”, se pregunta, “si
ellos son menos, tienen menos argumentos y son más cobardes, ¿cómo es que se
están llevando el gato al agua? ¿Cómo es posible que vayan a subir en Andalucía
lo que predicen las encuestas? ¿Qué conjunción astral es la que ha llegado a
permitir que un joven como Juan García-Gallardo haya acabado siendo vicepresidente
de una Comunidad Autónoma? ¿Qué hemos hecho tan mal para que un joven como él
sea a sus 31 años un ultraderechista convencido y entre sus prioridades figure
acabar con la ley de memoria histórica cuanto antes? (Ha transcurrido apenas un
mes y ya nadie habla de Castilla y León, ¿se dan cuenta a la velocidad que va
esto?)…
“¿Cómo es posible que
comunicadores escorados como Vicente Vallés, Ana Rosa, Motos y compañía hayan
conseguido imponer hasta tal punto la animadversión contra el Gobierno de
coalición? ¿Cómo se entiende que los mismos beneficiarios de sus políticas
manifiesten en bares y plazas la disposición a votar ultraderecha a ver si ‘así
se arregla de una vez España?’. ¿Pero esto qué es, qué está pasando aquí? ¿Qué
hacemos tan quietos? ¿Nadie lo va a parar?
“A veces tengo la
sensación de que, bien sea por el bombardeo mediático, bien por dejación y
languidez de la izquierda, la ultraderecha se abre paso ‘como un cuchillo en la
mantequilla’ apenas sin resistencia. Yo creo que hay quien piensa que se trata
de una broma, que tanto odio y provocación como los que personalizan gentes del
talante de Macarena Olona no pueden ser verdad. Dado que es demasiado odio,
demasiado insulto, demasiada provocación… parece una broma porque nos cuesta
entender dónde podía estar escondida hasta ahora toda esa gente, y dónde han
mamado tanta irritación para crisparnos como lo están haciendo.
Y Tortosa insiste en su
reflexión: “No veo que nadie dé la voz de alarma en serio. Es como si no nos
creyéramos que puede pasar nada terrible. Hacer oídos sordos puede derivar en
que llegue el momento en que no haya marcha atrás y entonces será cuando
lamentaremos no haber espabilado a tiempo. Es verdad que existe una ola
reaccionaria a nivel mundial que en España ha acabado calando, entre otras
cosas porque es muy posible que, en según qué sectores, estuviera sobreviviendo
sin hacer demasiado ruido hasta que han visto el momento propicio. El
bipartidismo no debía molestarles demasiado, pero el procès en Catalunya y la
llegada del Gobierno de coalición hizo que se asustaran (tampoco demasiado)
porque debieron pensar que igual no podían continuar campando a sus anchas como
habían hecho siempre. En instituciones como la judicatura o los cuerpos de
seguridad, las máscaras de los agazapados saltaron por los aires y empezó la
ofensiva económica y mediática que acabó colocando la ultraderecha en los
parlamentos. El ninguneo de los medios públicos a Unidas Podemos y todo su
entorno, a pesar de sus representaciones parlamentarias y su peso en el
Gobierno de coalición, frente a la generosa cancha otorgada al fascismo,
empieza a obtener sus abominables frutos”. Así están las cosas, cuando quedan 30
días para las elecciones andaluzas.
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