viernes, 11 de septiembre de 2009

Jaume d'Urgell se niega a pagar la multa ante el juez


Jaume d'Urgell, el ciudadano que sustituyó, en mayo de 2006, la bandera monárquica por la republicana en unos juzgados de Madrid, se ha negado a pagar los 1.260 euros de multa, impuestos por el juez por un delito de ultraje a la bandera española. Su delito cometido no fue otro que cambiar una bandera rojigualda por otra tricolor e izarla en los juzgados de lo Contencioso-Adminitrativo de la Gran Vía madrileña. Ocurrió durante una manifestación por la vivienda digna, en mayo de 2006. Su negativa le puede llevar a pasar 105 días de cárcel, una pena que está dispuesto a cumplir. Por el momento, el magistrado encargado del caso ha optado por aplazar su decisión. D’Urgell considera que la actitud del juez se debe a “la presión mediática” de los últimos días y que, “probablemente, cuando ésta remita”, ordenará su entrada en prisión, tal y como está previsto en la sentencia que le condenó.

“Por el hecho de restituir la bandera republicana en el lugar de la monárquica –decía ayer D’Urgell, tras su negativa a pagar la multa–, no tengo conciencia de haber cometido el delito de ultrajar a mi país, por lo que me niego a satisfacer voluntariamente cualquier tipo de pena”. Y advertía que, “si la Justicia decide ejecutar su condena, deberá hacerlo mediante el uso de la Fuerza Pública”. D'Urgell no piensa pagar la multa que le fue impuesta porque eso sería ceder en sus convicciones. “No tengo madera de héroe, pero tres meses de cárcel es muy poco tiempo. Si, a cambio, se pueden conseguir quince minutos de reflexión pública, habrá valido la pena”. El joven asegura que en ningún momento tuvo voluntad de insultar a su país: “Todo lo contrario. Hice lo que hice para dignificarlo porque no vendría mal un poco más de democracia”.

D’Urgell reconoce que el juez no podía hacer otra cosa. Y que problema está en la ley, concretamente, en el artículo 543 del Código Penal: “Las ofensas o ultrajes a España, a sus Comunidades autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses”. A Jaume los ultrajes a España le suenan a suspiros de España. Pero se consuela al decir con ironía: “Son sólo tres meses y medio. Estaré en casa para escuchar el discurso del rey por navidad”.

El joven ha explicado que, si el juez le propone conmutar la multa por servicios a la comunidad, no aceptará porque “servicios a la comunidad es lo que estaba haciendo cuando cambié la bandera”. “Los símbolos –insiste– están para ser utilizados y hacerlo con un objeto crítico no significa ir en menoscabo a la honorabilidad del país”. D'Urgell califica de “perfectamente pertinente” reemplazar un símbolo en un edificio público para cuestionar un sistema político. “Lo que sí es verdaderamente ultrajante –advierte, refiriéndose al Rey– es que hoy, en 2009, un militar al que nadie ha elegido firme nuestras leyes”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tambien soy republicano vaya por delante, pero me pregunto algo: 1º
¿Que hacer primero reinstaurar la republica, o que Euskadi y Catalunya sean estados soberanos.
2º ¿Donde reside habitual y permanentemente Jaume d,Urgell? ¿Le pillaban más a mano los juzgados de Madrid, que los de Barcelona, -pongo por caso-? y...
3º En el caso de que Jaume D,urgell fuera nacionalista, ¿por qué razón quiere intervenir en los problemas de los españoles?

chiflos.

Santiago Miró dijo...

Comprendo las preguntas pero no soy yo quien debe contestarlas, sino el propio Jaume D'Urgel, al cual le brindamos este espacio para que lo haga.

Jaume d'Urgell dijo...

Buenas,

Aprovechando que Internet nos hace más cercanos, ofreciéndonos la posibilidad de hacer y responder preguntas, recojo el guante, y ahí van mis respuestas:

En primer lugar: la independencia política de Euskadi y Catalunya no está dentro de mis objetivos, y por tanto, dicho objetivo (totalmente legítimo siempre que se defienda por cauces democráticos) no forma parte de mi agenda política.

A la segunda pregunta: desde hace más de 10 años, resido en Madrid, junto a mi actual familia (mi esposo). Ello explica que, en mi caso, ante cualquier instancia, me correspondan los juzgados y tribunales de mi propia ciudad.

En cuanto a la tercera pregunta: me considero una persona de izquierdas y además, humanista por convicción, ergo internacionalista. No creo que dos seres humanos deban tener diferentes derechos, legislación y presión fiscal por el hecho de haber nacido en dos lados distintos de unas líneas imaginarias, en las que no creo. Es decir: no soy nacionalista. Por supuesto, respeto la diversidad cultural, social, política y lingüística, y defiendo el ejercicio del derecho a la libre determinación de los pueblos, recogida en numerosísimas declaraciones de Derecho Internacional. Eso, siempre, en paz y con las urnas por delante.

Por tanto, intervengo en los "problemas españoles", como los llamáis, porque una cosa son mis convicciones y otra muy distinta es la realidad en la que habito, y el hecho es que mi país es España. Esto no lo proclamo en contra nadie, y creedme si os digo que respeto la diversidad de pareceres que otras personas puedan tener al respecto: pero tener ideales no me impide analizar la realidad, es más, me obliga a ello, porque un buen diagnóstico es el primer paso par la toma de medidas.

Recibid un cordial saludo,

Anónimo dijo...

Ante todo soy republicano, pero creo que esos detalles de ir "provocando" no trae nada bueno a la ideología. Desde mi punto de vista, estos actos degradan la imagen del republicano.

Creo que todo republicano que se precie debe dar ejemplo y no solo salir a la calle el 14 de abril, sino dar ejemplo en el día a día con una actitud moral y respetuosa (en definitiva, demostrar que los valores de la república son el futuro).

Saliendo a la calle a subirse a las farolas y a cambiar banderas no hacemos más que dar una imagen de provocadores y extremistas.

Con todos mis respetos señores: somos personas civilizadas y creo que estos actos no expresan nada (me recuerdan al universitario rebelde que va haciendo pintadas por la calle).

¡Libertad, Igualdad y Fraternidad!