miércoles, 23 de julio de 2008

23 de julio. Los cambios de una isla

Calle de la Concordia; antes, calle del Teniente Oyaga, un militar franquista.

Hago las maletas para viajar de nuevo a Mallorca, en donde reside casi toda mi familia y en donde permaneceré una semana “de vacaciones”, coincidiendo éstas con mi santo y aniversario, conceptos que han quedado totalmente desfasados en mi modo de ser y de pensar, pero no en el de relacionarme con los demás, al menos con los míos. Intento buscar en el callejero palmesano dónde está la calle Teniente Oyaga, en donde vive un conocido, pero me dicen que ésta ya no se llama con ese nombre, sino con el de “La Concordia”.

Me consta que no es el único cambio callejero que me encontraré al llegar a la isla. A diferencia del País Vasco, no se ha puesto ninguna calle a nombre de terroristas ni a nombre de sus víctimas, pero sí se han cambiado no pocos nombres franquistas por otros demócratas. El Ayuntamiento de Palma de Mallorca, dirigido hoy por los socialistas, quiere dar un nuevo nombre a 141 vías publicas de las 2.500 que tiene la ciudad y eliminar las reminiscencias del régimen franquista que afectan a 68 vías de la capital relacionadas con militares que participaron en el golpe militar de 1936. La nomenclatura de estas calles forma parte de un decreto aprobado el 1 de mayo de 1942, que afectaba a 229 calles y plazas. La mayor parte de ellas ya cambiaron de nombre, de forma paulatina, a partir de 1979, con el alcalde socialista, Ramón Aguiló. Con el gobierno del PP el cambio quedó paralizado pero ahora la nueva alcaldesa, Aina Calvo, defiende que los símbolos públicos “deben unir y no enfrentar” y advierte que estas acciones llevarán “el tiempo necesario para hacerlo con rigor y con el máximo consenso”.

El cambio callejero responde al cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica y a "una voluntad municipal" de cumplirla. Los nuevos nombres que sustituyen a los de militares franquistas están vinculados a la vida cultural palmesana, a personas destacadas por su trayectoria profesional, a mujeres y a elementos culturales autóctonos. El Partido Popular, pese a haber asistido al acto, sostiene que el cambio de nombres "responde a intereses meramente electoralistas” y denuncia que la alcaldesa Calvo no le invitó a formar parte de la Comisión Especial para la Toponimia de Palma. La derecha asegura que si "hubiese sido consultada", habría propuesto nombres más vinculados con la ciudad. Tiempo ha tenido para hacerlo y ya conocemos el resultado.

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