martes, 8 de julio de 2008

8 de julio. En Valencia, Franco sigue montando en su caballo.


En mis sesenta y cinco años de vida, conocí la dictadura y la llamada democracia. Pasé treinta y dos años sufriendo al dictador Franco y treinta y tres saboreando una supuesta libertad. Y en nuestros días se mantienen signos claros del franquismo. Por ejemplo las estatuas del dictador, montado en su caballo. Hace dos años, hasta cuatro ciudades las conservaban intactas: Santander, Valencia, Toledo y El Ferrol (A Coruña). Aunque la única que podía verse en un espacio público se encontraba en Santander, en la Plaza del Ayuntamiento (llamada del Generalísimo Franco hasta 2001). El resto permanecía en recintos cerrados y en el exterior de acuartelamientos.

Procedente del franquismo puro, el Partido Popular (PP), con Fraga y la alianza de los Siete Magníficos, pasó a llamarse Alianza Popular (AP), conservando sus esencias básicas. El PP actual está orgulloso de no haber perdido de vista a Franco. Gracias al PP de Alicante, la estatua del dictador, montado en su caballo, todavía resiste en el patio de la antigua Capitanía General (ahora Cuartel General Terrestre de Alta disponibilidad) de Valencia. La Diputación rechazaba, hace unos días, retirar los títulos honoríficos al dictador y, si bien, en 1983, la estatua se retiró de la plaza del Ayuntamiento, permanece, desde entonces, en el edificio del Ministerio de Defensa.

Y mientras la imagen de Mariano Rajoy parece haber mejorado tras la celebración de su Congreso en Valencia, en Alicante el PP sigue intentando “salvar” a Franco. El Grupo Popular de la Diputación de la localidad hace valer su mayoría absoluta para rechazar por segunda vez una noción del Grupo Socialista que intentaba retirar los títulos honoríficos concedidos por Franco. Los socialistas querían quitar el nombramiento de hijo adoptivo y predilecto al dictador y el de Almendro en Flor a su mujer, Carmen Polo. ”El nombramiento de ‘hijo predilecto de Franco’ no le quita el sueño a nadie –defendía la diputada popular Mercedes Alonso–, sobre todo a aquellos que han crecido en democracia". Y su posición fue reforzada por el presidente del PP de Alicante, José Joaquín Ripio quien, para salvar el tipo, añadía: “Ni yo, ni nadie de mi partido somos deudores del franquismo”.

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