martes, 12 de enero de 2016

Diego Torres no quere ser chivo expiatorio e insiste en que la Casa Real “revisaba” y “guiaba” las actividades del Instituto Noos.

Diego Torres, en la entrevista a Ana Pastor, en la víspera del juicio.
La infanta Cristina, al fondo, detrás de Ana María Tejeiro ,en el banquillo de los acusados.
Al fondo, Iñaki Urdangarín y su socio, Diego Torres,  en la sala de juicio.

Juicio histórico el iniciado ayer en Palma de Mallorca. Estaban  sentados en el banquillo de los acusados: Iñaki Urdagarín y su esposa, la infanta Cristina –hija del rey emérito, Juan Carlos, y hermana del rey Felipe VI–, Diego Torres, socio del primero, su esposa, Ana María Tejeiro, el expresidente balear, Jaume Maras, así como dieciocho acusados más, que se enfrentan a penas de más de 100 años. Difícil de pronosticar qué pasará tras la fase de las cuestiones previas, donde la infanta –acusada de ser cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos presuntamente por Urdangarín– tratará de librarse del banquillo por la doctrina Botín y algunos de los imputados intentaron cerrar pactos con la Fiscalía Anticorrupción.

La infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín, son acusados en la primera sesión de un juicio que puede prolongarse seis meses. Más de 500 periodistas acreditados de la prensa nacional e internacional pudieron ver u oir cómo la infanta, tras saludar con un “hola”, pasó, igual que su esposo, Iñaki Urdangarín, por el arco de seguridad. Veinticinco minutos más tarde llegaba el exsocio de Urdangarín, Diego Torres y su esposa, Ana María Tejeiro, igualmente procesados en esta causa. Un día antes, Diego Torres hacía unas exclusivas declaraciones televisivas a Ana Pastor en “El Objetivo” de La Sexta, en las que presentaba sus actividades en el Instituto Noos como “avaladas” por la monarquía. “El rey Juan Carlos –sostuvo– conoció, supervisó e incluso colaboró con esa asociación”.

En la víspera de este juicio, Diego Torres,  exsocio de Urdangarín y vicepresidente de la fundación, acusado de delitos de prevaricación, malversación de fondos públicos, fraude, tráfico de influencias, contra la Hacienda Pública, falsedad, estafa, falsificación y blanqueo de capitales, avanzaba su postura, presentándose como una víctima inocente. Pedro Horrach, fiscal anticorrupción, le señala como supuesto cerebro de una organización dedicada a desviar, a través de un entramado de empresas pantalla, fondos procedentes de administraciones públicas como el Gobierno balear, la Generalitat valenciana o el Ayuntamiento de Madrid. No obstante, Torres aseguró que la Casa Real, a través de su jefe y del secretario personal de las infantas, Carlos García Revenga, y tesorero del Instituto Nóos, supervisó los negocios del Instituto que dirigía junto a Urdangarín. Y aseguró que “esto no es una acusación contra ellos. Lo sería –dijo– si hubieramos hecho algo ilegal o poco ético, pero estábamos convencidos de que todo estaba bien hecho. Ellos revisaban lo que nosotros hacíamos y nos decían que estaba bien hecho, que estaba perfecto. Nos guiaban”.

Torres leyó en “El Objetivo” parte de un correo supuestamente enviado a don Juan Carlos. “En él se le pedía –dijo–, que colaborase para facilitar la asistencia al encuentro de determinadas personalidades del mundo del deporte. Pero este correo ha sido excluido del sumario, con la excusa de que no tiene relación con los hechos”. Insistió en la tesis de que don Juan Carlos colaboraba con la fundación, leyendo otro 'email', supuestamente enviado desde Zarzuela al Instituto Noos. Aseguró que él aportó al juzgado 300 correos relacionados con la Casa Real. “Algunos son del Rey, otros son de otras personas, como Carlos García Revenga, el abogado real y de otras personas de la Familia...”. E insistió en que  no era ningún ataque: “No hay absolutamente nada de criminal en estos mensajes. Mi tesis es que estábamos haciendo las cosas bien. Por supuesto que nos supervisaba esta gente, y, por lo tanto, estábamos muy tranquilos de que nada de esto podría ser nunca objeto de algún procedimiento”.

Torres denunció la propuesta de que asumiera un mayor grado de responsabilidad en el caso a cambio de dinero y un puesto de trabajo en Telefónica. “Fue una propuesta que hicieron en el despacho de mi abogado –señaló–. Yo no diría que quisieran comprarme, pero no me pareció una oferta muy bonita. No voy a hacer de chivo expiatorio de nadie”.  Dijo que tenía los discos duros con otros 500.000 documentos que no había podido ni leer. “No tengo tiempo físico de revisarlos. Cada vez que el fiscal ha ampliado la acusación, he encontrado documentación al respecto para contestar… Lo único que me importa es que todas las pruebas sean admitidas en el juicio, porque con ellas puedo demostrar que soy inocente… Creo que Urdangarín y la Infanta están en la misma situación que yo”. Pero añadió: “En mis empresas no han encontrado facturas de clases de salsa (...) no hay facturas de viajes a Roma para ver partidos de fútbol, no hay safaris a África”.

Las palabras de Torres, en la víspera de este macrojuicio de altos vuelos, fueron especialmente preparadas y escogidas. Veremos, a lo largo estos meses, si las razones alegadas van a su favor o en su contra. Iñaki Urdangarín se enfrenta a una petición del fiscal de 19 años y medio de prisión y Torres a 16 años y medio “por urdir y liderar”  una red de empresas a través de las que se desviaba el dinero de las distintas administraciones públicas. Para la esposa de Diego Torres, el fiscal Pedro Horrach solicita una pena de dos años de cárcel por un delito de blanqueo de capitales mientras que a la infanta Cristina la considera “partícipe a título lucrativo” de los fondos presuntamente defraudados por el que fuera Duque de Palma a través de Aizoon, la sociedad pantalla. HispanTV

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