Objetivo, destruir a Adriana Lastra.
“Hay que destruir
políticamente a Adriana Lastra”, titulaba Víctor Guillot el pasado 4 de octubre
en Público. “Esa es la consigna dictada desde Madrid según fuentes socialistas.
La que fuera número dos del PSOE, mano derecha de Pedro Sánchez en su
resurgimiento, apartada de la dirección nacional desde hace unos meses, está
vetada en Ferraz después de que el Secretario de Organización, Santos Cerdán, y
otros miembros del aparato, ‘detectaran una red de contactos diseñada para
tomar el partido’ en cuanto Sánchez renunciara a la Secretaría del partido.
Desde la Ejecutiva Federal, Lastra es considerada ‘culpable de un delito de
lesa majestad’. A partir de ahí, la política orgánica de la Federación
Socialista Asturiana se ha vuelto compleja, difícil y áspera con la dirección
federal, en cuanto el nombre de Adriana se interpone. Tanto es así que este
lunes Santos Cerdán le marcaba el paso al Secretario de la FSA, Adrián Barbón,
tachando de “extemporáneo” el anuncio que este domingo hacía el Presidente del
Principado celebrando a Lastra como cabeza de lista por Asturias al Congreso de
los Diputados. ¿Significa esto que Adrián Barbón está fuera del juego? Tampoco.
En Ferraz, Adrián es visto como un presidente homologable a Revilla, el
presidente cántabro, pero cualquier intento por su parte de rescatar a Adriana
Lastra del ostracismo supondrá desde la dirección nacional un lastre para la
FSA” (…)
“Adriana Lastra ha sido
en los últimos años, desde que fuera nombrada vice-secretaria del PSOE, el
último eslabón que conectaba al sindicato con la cúpula del partido. Lejos en
el tiempo queda la figura de José Ángel Fernández Villa, el relieve poderoso de
un líder sindical más cercano a un capo de la mafia calabresa que a un
dirigente social que el tiempo ha destruido colocándolo a las puertas de la
cárcel y cuyo nombre hoy persigue y se olvida entre los responsables del
sindicato. La década de los 80 y 90 otorgaron al SOMA (Sindicato de los Obreros
Mineros de Asturias) un poder insólito, con los gobiernos de Felipe González y
José María Aznar de fondo, pero la influencia del socialismo asturiano hoy es
la décima parte de la que tuvo en aquellas décadas. Sin Villa y sin Lastra,
está obligado a cambiar de paradigma y encontrar otros elementos que le
permitan conservar su influencia.
“Después de la caída de
Villa, el SOMA sigue viviendo en una fotografía revelada en los laboratorios
del 39º congreso de Madrid y que hoy se ha quedado antigua y solapada por la
del 40º. En el último de Valencia, el PSOE ofreció hasta hoy una imagen radicalmente
distinta y triunfal, adornada de fuegos artificiales y en la que Pedro Sánchez
está más cerca de los planteamientos políticos de Javier Fernández que de aquel
joven y apuesto diputado dimitido y renacido tras la constitución y disolución
de la gestora. Quizá ese es el otro gran error del SOMA que, más allá de su
concepción patriomonialista de la FSA, ha convertido a Adrián Barbón y Gimena
Llamedo en títeres de una estructura sindical obsoleta.
Víctor Guillot concluía
así su opinión: “Sin Adriana Lastra, Adrián Barbón tiene todo el camino libre
para seguir siendo un Secretario de la FSA obligado a hacer política desde
otros parámetros más objetivos. La guerra de la energía sitúa a Asturias en un
lugar estratégicamente ventajoso con una regasificadora que consolida a España
como el almacén gasístico del centro de Europa. El modelo territorial y
mayormente la política fiscal y de financiación de las comunidades autónomas
también pueden ponderar a la FSA dentro del partido y de las instituciones en
un lugar de referencia, si pone en valor los criterios de reparto que Vicente
Álvarez Areces, primero, y Javier Fernández, después, lideraron en las
sucesivas conferencias de presidentes que colocaron políticamente al Principado
como un territorio vertebrador, a la manera en la que lo había pensado Ortega
con su España invertebrada. ¿Son los últimos días de Adriana Lastra? Si Barbón
quiere contar algo en el PSOE de Pedro Sánchez y Santos Cerdán, no hay mucho
margen para la duda: sí”.
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