domingo, 20 de julio de 2008

20 de julio. Esplendor y agonía.

Ambos están unidos por la memoria colectiva aunque quien fuera presidente del Gobierno de 1976 a 1981, ya no recuerda nada de los hechos que marcaron la historia. Sin embargo, documentos y fotografías de aquellos años atestiguan que fue el mejor colaborador del Rey en aquellos tiempos difíciles de la Transición.
El Rey, Juan Carlos I y el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, a final de la década de los 70.

Casi tres décadas después, el tiempo carcome su figura. Ha sufrido duros reveses, como las muertes de su esposa, Amparo Illana, y la de su hija, Mariam, así como el cáncer de su otra hija, Sonsoles. Y una grave enfermedad degenerativa le ha llevado a la progresiva pérdida de sus facultades mentales. En 1996, recibió el premio Príncipe de Asturias a la Concordia como reconocimiento a su labor política y su importante aportación personal a la convivencia democrática en España. El consejo de Ministros le concedió hace unos meses el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro y los mismos Reyes le visitaron el jueves pasado. En la fotografía, captada por el hijo del ex presidente, ambos personajes parecen dirigirse hacia el pasado. “La fotografía la hice yo mismo –reconoce Suárez Illana–, desde el jardín de la casa de mi padre que ya no conoce a nadie, pero sí agradece el cariño, y don Juan Carlos fue muy cariñoso con él. Es una fotografía –explica– de dos personas que han vivido muchas cosas juntas y han llegado al final de un camino”. El ex presidente, al verse con el personaje delante, preguntó a su hijo: “¿Quién es?” Éste le contesto: “Es es Rey”. Y Adolfo Suárez se limitó a añadir “Ah”, mirándole, sin añadir palabra. Luego, siguió caminando, despacio, hacia el pasado, con el brazo real apoyándole en la espalda, con la memoria desprovista de recuerdos y esplendores de otros tiempos.


Varias personas trabajan con sus estatuas durante el primer día del Festival Europeo de Esculturas de Arena en Noordwijk, Holanda. (Foto de Koen Van Weel)


Un hombre camina por delante del 'Eh'haeusl', el hotel más pequeño del mundo en Amberg, Alemania. Desde hace casi tres siglos el 'Eh'haeusl' funciona como un mini hostal para recién casados. Tras una remodelación general, ha reabierto de nuevo sus puertas. Según la ciudad de Amberg, esta casa de 56 metros cuadrados es el hotel más pequeño del mundo. (Foto de Armin Weigel)


Biberones para cachorros. Tres cachorros de león blanco son presentados por sus cuidadores en el zoo "Safaripark" en Castle Holte-Stuckenbrock, Alemania. La noche del domingo dos leonas dieron a luz un total de siete cachorros. (Foto de Bern Thissen).


Buceadores de Greenpeace a bordo del buque de la organización ecologista 'Artic Sunrise' realizaron una protesta submarina en el pecio donde se halla el buque Don Pedro, hundido a 43 metros de profundidad tras colisionar con un islote bien señalizado, el pasado 11 de julio de 2007, en la bocana del Puerto de Ibiza. El buque iba cargado con 150 toneladas de gasóleo y varias toneladas de residuos de baterías de coche, consideradas peligrosas por la UE. Un año más tarde, todavía se encuentra hundido. Greenpeace reclama que no se trate al Mediterráneo como si fuera un basurero.


La vida en blanco y negro. Florence Addo-Gerth y Stephan Gerth presentan sus gemelos Ryan y Leo, en Berlín. Mientras que un bebe tiene el color de la piel negra, la del otro es caucásico. La madre es de Ghana y el padre, alemán.


En el momento en que Jaime Giménez Arbe, “El Solitario”, comparece ante el juez por el presunto asesinato de dos guardias civiles en Castejón (Navarra), en “Antena 3” se hace la presentación de una serie inspirada en el atracador de bancos más buscado en los últimos tiempos. Pero la realidad parece más rocambolesca que la ficción. Porque “El Solitario”, que se declara anarquista, atribuye a un terrorista corso, del que hereda una metralleta, el asesinato de los dos “números”. “El Solitario”, ahora sin barba postiza, salta, indignado, contesta al juez: “Yo no soy ningún atracador; soy un expropiador de bancos, y a mucha honra”. El acusado se reivindica como un hombre “antisistema” y “anarquista”, razón por la que "atracaba los bancos" con acciones contra el "capitalismo fascista que nos controla". Niega su participación en el asesinato de los dos guardias civiles en junio del 2004 y rehúsa pedir perdón “por algo que no he hecho”. “Yo no los he matado –exclama, impertérrito–. Nunca he sido un asesino”. “El Soliario” se atreve a corregir al fiscal cuando éste se queda atascado en una frase, imparte lecciones de automoción, imita una cojera y, ante las dudas del fiscal de que en esa época estuviese trabajando pese a la lesión, le indica que él puede “cocinar y cantar al mismo tiempo”. María Benítez, madre de uno de los guardia civiles asesinados, se lanza contra él y tiene que ser contenida por los policías forales. "No tengo nada que ver con la muerte de su hija, señora”, grita éste, mientras ella le replica a voces: “Mentira, mentira”.


Los dibujos de Pepe

Cada día, menos preparados.
Macroeconosuyas.
La ardilla futbolera. ¿Y quién le dice a usted que no se puede encontrar a jóvenes valores en cualquier parque? Hay jugadores que son de fuera de este planeta. Ahí va un ejemplo.

4 comentarios:

Antonio Tello dijo...

Hay fotografías, como esta del Rey con Adolfo Suárez, cuyo pie tiene dos historias. La de la imagen en sí misma -el instante captado- y la del recorrido de sus protagonistas hasta llegar a ese punto. Esto es lo que me dice tu post.

Anónimo dijo...

Todos los que en su día abandonaron a Suarez y a UCD, buscan hoy desesperadamente su fórmula (vease Rajoy, sin disimulos) En aquel tiempo el estatuto de los trabajadores eran las escrituras sagradas. Sólo Martin Villa con sus "grises" y Sancho Rof con el "bichito" (aceite de colza desnaturalizado) empañaron levemente aquel periodo brillante que demostró que la transición en equilibrio de centro y con continuidad conseguia el deseado punto de amalgama de la mahonesa. Siempre en transito. chiflos.

Anónimo dijo...

Este es, amigo antonio, , mi objetivo: conseguir que cualquier pasaje tenga más de una interpretación. Cuantas más, mejor. Aunque reconozco que, a veces, no sólo tiene una única conclusión, sino que carece de todo análisis.

Anónimo dijo...

A veces me pregunto, apreciado Chiflos, si la Transición ha terminado realmente o seguimos en ella.

Santiago Miró