jueves, 24 de julio de 2008

24 de junio. Alicante: ni una “mísera placa” que recuerde la represión franquista.

A mi paso por Alicante, ciudad cargada de tristes recuerdos, no he visto ni una mísera placa que recuerde la represión. Sin embargo viene a mi mente el recuerdo de Miguel Hernández poeta y dramaturgo que fue delatado, detenido, juzgado y condenado a muerte por los franquistas en marzo de 1940. Cossío y otros intelectuales amigos intercedieron por él, por lo que se le conmutó la pena de muerte por la de treinta años. Pasa a la prisión de Palencia y por el Penal de Ocaña (Toledo). En 1941, es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde enferma. Padece primero bronquitis y luego tifus, que se le complican con la tuberculosis. Fallece en la enfermería de la prisión alicantina a las 5.32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo treinta y un años de edad.


Miguel Hernández, leyendo un poema ante el pueblo.

Miguel Hernández fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante. Pero ¿qué ha sido de los miles de muertos desparecidos? Con razón, el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, criticaba estos días el "doble rasero" que algunas personas utilizan para valorar a las víctimas, al "apoyar a las del terrorismo" pero "no reconocer" a los represaliados de la Guerra Civil. Silva considera gravísimo que el puerto de Alicante no tenga "ni una mísera placa" que recuerde los hechos que allí sucedieron en marzo de 1939, cuando miles de republicanos fueron atrapados y conducidos a campos de concentración, mientras esperaban barcos para irse al exilio. “No se puede querer que se quiten calles con nombres de etarras en el País Vasco y al mismo tiempo mantener otras con nombres de algunos militares que fueron responsables de cientos de miles de asesinatos cometidos durante la guerra civil”.

Jerónima Blanco y su hijo, Fernando Cano, asesinados en el 36 pòr los falangistas.


Silva afirma que el escenario del puerto de Alicante, "en cualquier país europeo sería un lugar emblemático"; sin embargo, "hay un problema de identidad común” que todavía persiste y que es herencia de la "inercia que generó la dictadura franquista”. En España, se ha luchado para reconocer a las víctimas de dictaduras como la chilena o la argentina, pero no se profundiza en la propia "por miedo social, sobre todo en el ámbito rural; por acuerdos de la Transición entre la izquierda y la derecha, que creyeron que podría ser un obstáculo para la democracia, y por intereses, ya que hay sectores que se han enriquecido al abrigo de la dictadura”.

En Ponferrada, la ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) pide al Ayuntamiento que se dedique una calle de la ciudad a dos víctimas de la represión franquista exhumadas recientemente: a Jerónima Blanco y su hijo Fernando, cuyos restos fueron encontrados en una fosa de la Guerra Civil. Jerónima Blanco, embarazada y de 22 años, y su hijo Fernando Cabo, de 3, fueron asesinados en 1936 por un grupo de falangistas, en represalia por la huida hacia Asturias del marido y padre de ambos, Isaac Cabo. La ARMH recuperó los restos de madre e hijo durante la excavación llevada a cabo hace unos días en una finca particular del barrio de Flores de Sil.

"Es muy triste –declara Abel Arias, el sobrino-nieto de Jerónima, quien lamenta la escasez de fondos para proceder a la exhumación de fosas– que sea una asociación la que tome partido en esta situación y no el Gobierno, puesto que las víctimas deben estar en el cementerio y no en cunetas". La asociación ha pedido la instauración de un monumento en el Ponferrada que recuerde a los 500 bercianos que permanecen enterrados en el paraje conocido por Montearenas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Placas y monumentos de los vencedores
Versos y canciones de los vencidos
A los primeros lleven flores
El recuerdo para los mios.
chiflos.