miércoles, 11 de noviembre de 2015

Cuando los líderes políticos se encaran con el peligro.

 Caída de Soraya y Calleja en globo.
Albert Rivera da tres vueltas de campana. 
Pedro Sanchez y Jesús Calleja sobre el peñón de Ifach, en Calp.

Ocurrió el pasado 17 de octubre. El aventurero Jesús Calleja realizó un viaje en globo con Soraya Sáez de Santamaría para la grabación de uno de los programas de Planeta Calleja (Cuatro). El vuelo se inició en León y acabó repentinamente en Villabalter, a unos cuatro kilómetros de la capital leonesa, después de que el globo estuviera a punto de chocar contra una casa de esa localidad y la cesta topara con un pino cercano a una vivienda. El día era lluvioso, con bastante viento y el globo no había alcanzado la suficiente altura. Fue el propio Calleja el que, dándose cuenta de lo que pasaba, gritó “Hemos perdido el control. Vete llamando al 112”. Al final, el globo consiguió tomar tierra unos metros más allá sin mayores consecuencias. Calleja asegura que Sáez de Santamaría estaba más orientada que él. Bromearon con los vecinos que se acercaron a verles, preguntando si la localidad estaba gobernada o no por su partido. 

Otro accidente, esta vez en tierra, a bordo de un coche de carreras, fue protagonizado a principios de este mes por Albert Rivera, quien participó en un rally con Calleja. En el vídeo grabado se oye a éste, gritando: “Tenemos todos los problemas del mundo”, antes de que den tres vueltas de campana. Y, anteriormente, en otro programa, le vimos escalar una montaña junto con Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. Fueron viajes, según los directores respectivos de la campaña, necesarios para poder hacerse con suficientes votos en las elecciones. La Cuatro emitió estos programas en los que los líderes se enfrentaronn al peligro como parte de su campo de acción Una manera como otra de conseguir apoyo electoral, aunque no deja de ser arriesgado. Claro que nadie puede asegurar que la forma de solventar el peligro asegure, en todo caso, la victoria en las urnas. Porque, en todo caso, ¿quién puede asegurar que cualquier político que se lance a estos experimentos, cuente de antemano con el apoyo del votante y no con el rechazo del mismo por el populismo perseguido a ultranza?

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