viernes, 20 de noviembre de 2015

Franco, 40 años después de su muerte.

 Franco sigue vivo, según su Fundación.

Franco, bajo palio.
 Fotografía difundida por la Agencia EFE de la entrevista de Francisco Franco en Hendaya, con  Adlolf Hitler.

Cuarenta años después de la muerte de Franco, sigue provocando polémica. Ángel Viñas,  historiador, economista y diplomático, autor de “La otra cara del Caudillo” destruye la imagen de dirigente “austero y espartano” y demuestra con documentos oficiales que éste fue un corrupto que engordó su cuenta corriente y llegó a acumular la enorme cantidad de 32 millones de pesetas (alrededor de 400 de euros hoy). “Mientras sus soldados morían en las trincheras y padecían hambre y piojo –dice Viñas–, Franco se estaba haciendo millonario”. El historiador desvela la “operación café”: la venta, en 1939, de 600 toneladas de café enviadas por Brasil para financiar obras sociales cuyos beneficios fueron a la cuenta del dictador. “El franquismo ha sido uno de los regímenes más corruptos de la historia de España”, concluye Viñas. “No digo que Franco fuera un ladrón” porque en su dictadura él “era fuente de derecho, sus decisiones eran ley, no podía hacer nada ilegal”. Como si fuera un rey, Franco entraba en las iglesias bajo palio y miles de españoles se arrodillaban al paso de su vehículo, constató en 1939 un embajador estadounidense. “Tenía delirios de realeza: su orgullo exigía que solo le sucediese alguien de sangre real”, escribe Paul Preston, desmontando un último mito: “la idea de que había previsto y aprobado el papel que desempeñaría el rey Juan Carlos en la transición hacia la democracia”.

En sus escritos, el historiador británico, considerado como el gran especialista del franquismo, describe a Franco como un hombre “poco culto”, “mediocre”, con un “enorme egocentrismo” y “una calculadora crueldad”, animado por el odio feroz al separatismo, el comunismo y la masonería que quería erradicar del país. “Franco mintió sobre casi todo –asegura Preston–. Una de sus mayores mentiras es que salvó España de la Segunda Guerra Mundial, cuando estaba intentando constantemente meterse en la guerra”, añade el autor de la monumental biografía. Pero el militar manifestó también, “una notable astucia e intuición” para adaptarse a las circunstancias. Las leyendas sobre Franco se propagaron a través de la Iglesia católica y las informaciones oficiales que se difundían obligatoriamente en los cines: el “enviado de Dios” como “salvador de la tradición occidental cristiana”, “el primer estratega del siglo” que “no se equivocó jamás”, el “arquitecto del milagro económico”… Con un golpe de Estado, el general desencadenó una cruel guerra civil española (1936-1939), que terminó ganando con la ayuda decisiva de Hitler y Mussolini. “España era un país desangrado, abatido –explica el historiador Carlos Gil Andrés–. Era más un problema que una solución para Hitler que se irritó por lo que Franco pedía” para entrar en el conflicto mundial.

Y, durante cuarenta años, Franco tuvo seguidores y admiradores empedernidos, aglomerados en torno él que le sobrevivieron cuarenta años después. Prueba de ello es el homenaje convocado y preparado por la Fundación que lleva su nombre. Se trata de una cena de 40 euros, en el Hotel Meliá Castilla de Madrid, que conmemorará el “40º aniversario de la muerte del Caudillo”. Una convocatoria-homenaje inimaginable para otros dictadores como Hitler, en Alemania, o Mussolini, en Italia. “Con motivo de los 40 años de la muerte del dictador, la Fundación Nacional Francisco Franco organiza para el próximo 3 de diciembre un acto conmemorativo en el Meliá Castilla para celebrar su 123 aniversario del nacimiento, cuya muerte conmemora hoy con la celebración de varias misas. El argumento de la Fundación justifica el homenaje argumentando que “es el español más grande que ha habido nunca”. En la página web, la Fundación presenta el acto como un agradecimiento a quien “liberó a España del comunismo, que la salvó de entrar en la Segunda Guerra Mundial, que realizó la reconstrucción después de haber quedado asolada y que la impulsó económicamente a partir de los años 60”. La organización obvia la represión y persecución para señalar que “en general, consiguió para el pueblo español prosperidad. Ha contraído tantos méritos... que lo que deberíamos hacer es homenajearle todos los días del año”, sostiene Jaime Alonso, uno de los portavoces de la Fundación.

El franquismo construyó el mito de que Franco paró a Hitler. Un mito que sirvió para tratar de minimizar los lazos entre Franco y el nazismo. “En realidad, Franco tuvo mucha fortuna –explica el economista e historiador, Pierpaolo Babieri, autor de “La sombra de  Hitler: el imperio económico nazi y la Guerra Civil española”–: su gran acreedor fue destruido. Esa fue su suerte: que aquel que lo había llevado al poder y tenía una hegemonía absoluta en España fue destruido”.  Barbieri agrega un detalle adicional, en absoluto accesorio: “De cara a una guerra en la que construiría el imperio formal, Hitler tuvo que elegir entre una España pobre después de tres años de guerra y la Francia de Vichy. Entre ambas, eligió a Vichy”.  Babieri recuerda que Alemania buscó al nazismo como una respuesta nacionalista a la humillación del Tratado de Versalles. “España, en cambio, arrastra un conflicto interno que se dirime en una Guerra Civil… Lo más irónico es que, como decía Hugh Thomas, España era demasiada pobre incluso para pelear una Guerra Civil. Los españoles se matan entre primos con armas de extranjeros”. Los nazis aportaron a Franco el armamento, a cambio de controlar recursos “clave”, entre ellos, las materias primas, con las cuales alimentaron su industria y ensancharon su capacidad de crecimiento. “El pacto permitiría a los alemanes explotar estructuras de las que ya había comenzado a echar mano, muchas de ellas localizadas –paradójicamente– en Marruecos, la última colonia española. Al ser dueños de las empresas españolas, decidirían con qué países comerciar. Buscarían lo provechoso para Alemania... con empresas españolas”. 

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