sábado, 7 de noviembre de 2015

“Hay que quitarse el sombrero ante la Cup”.

 Antonio Baños, de la CUP.

El cabeza de lista de la CUP (Candidatura de Unidad Popular) en las elecciones catalanas, Antonio Baños, aseguraba el miércoles pasado que su grupo parlamentario no haría “descarrilar” el proceso soberanista, pero insistía en que Artur Mas no podría ser investido presidente con los votos de la CUP: “Nosotros no votaremos 'sí', no lo investiremos”. En declaraciones a TV3, Baños afirmaba que Mas es una figura “demasiado asociada a los recortes, al cierre de empresas y a las privatizaciones”. Y José Ignacio Torreblanca – profesor titular en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)–  escribía, en El País, que la CUP tiene dos cosas fascinantes: un posicionamiento radical a favor de la independencia y, a la vez, en contra del nacionalismo… y su posición respecto a la Unión Europea. “Hay que descubrirse ante la CUP, revelación en las elecciones catalanas. Mérito propio o demérito de Junts pel Sí, que un movimiento antisistema haya logrado convertirse en la bisagra política de una sociedad culta, rica, educada y exportadora situada en el corazón de Europa, no deja de ser reseñable”.

“La CUP –reconocía Torreblanca– tiene dos cosas fascinantes. La primera, un posicionamiento radical a favor de la independencia y, a la vez, en contra del nacionalismo. Su cabeza de lista, Antonio Baños, ha dicho que desprecia ‘a quien hace de las tradiciones catalanas el centro de la discusión política’. Fuera pues todos los totems sagrados de la construcción nacional catalana, desde Guifré el Pilós a 1714 pasando por la cultura o la lengua. El rollo étnico esencialista, vienen a decir, es de derechas y por tanto no nos interesa. Si la CUP es independentista es porque quiere romper con el Estado neoliberal y opresor español y crear una nación política republicana, una economía socialista y una sociedad igualitaria. Conseguir la independencia para luego recrear una sociedad burguesa y desigual, una democracia liberal y una economía de mercado anclada en la Unión Europa y la OTAN idéntica a la existente es un sinsentido, sostienen (no sin razón).

El segundo elemento rompedor es su posición respecto a la Unión Europea. “Mientras Más, Romeva y Junqueras se desgañitan, asegurando que una Cataluña independiente en modo alguno saldría de la Unión Europea, la CUP insiste, con toda coherencia, en la retirada voluntaria de una Cataluña independiente de la UE. Porque, ¿en qué cabeza cabe pensar que se puede hacer una república socialista y autogestionaria siendo miembros de la UE y compartiendo deuda y moneda con Merkel? Que no se preocupe pues nuestro Ministro de Exteriores. Con la CUP no hacen falta digresiones sobre los Tratados de la UE y las cláusulas de adhesión. Debate zanjado. Sí –concluye Torreblanca–, la Cataluña a la que aspira la CUP es un Objeto Político No-Identificado, algo tan radical como huérfano de modelo de referencia en el mundo occidental. Que en sus manos esté la llave de la Generalitat y de la independencia es para descubrirse”.

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